Más es Más, Pero Puede también ser Menos
En este número, hablamos sobre los juegos como servicio, el último grito de la industria. Son muchas las bondades de esta moda ya asentada, que podéis leer en un reportaje unas páginas más adelante, pero yo no comulgo mucho con ella, así que permitidme sacar la vena de cascarrabias, porque, aunque sea con diferentes variantes, me acaba dando pereza jugar a lo mismo mes tras mes o, peor, año tras año.
Yo siempre fui de disfrutar a largo plazo juegos "infinitos" como los deportivos, pero, de un tiempo a esta parte, siento que esas experiencias no me enriquecen ni me cuentan nada que no sepa. Prefiero disfrutar de juegos con otras bondades, como las narrativas, y, en cuanto me los acabo, pasar inmediatamente a otros. Reconozco que le di bastante a Gtaonline en sus primeros meses, igual que a Monsterhunterworld, probaré a adentrarme en Reddead Online cuando ya esté habilitado, pero me dan miedo algunas de las derivaciones de este modelo de negocio.
Por encima de todo, esta política tiende a concentrar a mucho público en muy pocos juegos, enfocados muy a menudo al online competitivo, un ámbito que detesto. El caso más sangrante para mí es Fortnite, en la medida en que ha hecho que los amigos con los que suelo abordar los títulos cooperativos hayan dejado de estar prácticamente disponibles. Por otra parte, darle soporte prolongado a un
yúnico juego supone, obligatoriamente, dejar de destinar recursos a otros proyectos. El caso más significativo es el de Rockstar, que, en cinco años de PS4 y Xbox One, sólo ha sacado un juego nuevo, Reddeadredemptionii, cuando, en las anteriores generaciones, lanzó muchos más. Ahí también entran en juego los valores de producción actuales, que implican desarrollos más largos, claro, pero, en vez de haber tenido un lustro de constantes actualizaciones para GTA Online, habría preferido disfrutar de RDRII antes, de la historia de un hipotético GTAVI, del desaparecido Agent, de alguna IP nueva... La actual generación, ahora mismo en un punto muy maduro, está a salvo, como denota el frenético ritmo de lanzamientos —hasta el punto de que no me da tiempo a jugar a todo lo que sale—, pero temo una posible deceleración en la próxima generación, si los juegos como servicio siguen creciendo y perjudican a los desarrollos clásicos, que no tienen un potencial económico tan sostenido. Otro aspecto que me cansa de los juegos como servicio es cómo marean la perdiz. Me da pereza cuando cobran protagonismo mediático en conferencias como las del E3 o en las notas de prensa que llegan al correo. Cuando espero con ilusión juegos de nuevo cuño y me encuentro los detalles de la enésima versión de un juego preexistente, la modorra se apodera de mí. Por desgracia, es el futuro y toca hacerse a la idea cuanto antes.
La actual generación está a salvo, pero temo una deceleración del ritmo de lanzamientos si los juegos como servicio siguen creciendo