Little Nightmares II
Una digna y aún más inquietante secuela
Tras conquistarnos con el primer Littlenightmares, Tarsier Studios vuelve a la carga con una secuela que apuesta por una fórmula muy similar: plataformas, puzles y una inquietante atmósfera. En esta ocasión, controlamos a Mono, un enigmático niño que oculta su rostro bajo una bolsa de papel. Six, la protagonista del primer juego, es ahora una acompañante. Como Six, Mono puede saltar, correr y agarrar o empujar objetos, pero, como novedad, también puede combatir, usando las herramientas que encuentre para acabar con criaturas pequeñas, lo que aporta variedad al desarrollo.
Una atmósfera que pone los pelos de punta
Los puzles consisten en descubrir cómo proseguir, prestando atención al escenario o en tensas secuencias de sigilo en las que debemos descubrir el truco para no ser detectados. Hay algunos realmente ingeniosos, pero se podrían haber explotado bastante más, por ejemplo, sacándole partido a las dos nuevas mecánicas que aporta Six (cogerla de la mano y llamar su atención), que apenas se usan. De lo que sí sacan partido los puzles es de la interacción con el escenario: da la sensación de que todo se puede tocar o mover, lo que contribuye a meternos en la experiencia. Y no faltan intensas persecuciones en las que debemos huir de enormes y monstruosos enemigos.
El apartado audiovisual es brillante, partiendo de lo original que es ver el mundo desde una perspectiva en miniatura. Pero el punto fuerte es la atmósfera terrorífica que lo preside, con personajes inquietantes y escenarios retorcidos. No da miedo, pero hay niveles tensos. Y atentos a la Edición TV en formato físico, que incluye una caja personalizada, un diorama, la BSO en CD y digital, un libro de arte de 56 páginas, una caja metálica y pegatinas.