MIS PORTADAS FAVORITAS
La aventura de mi vida
Todos los que hemos pasado por las páginas de Hobby Consolas tenemos más de una, y más de dos, portadas favoritas. Así, a bote pronto, me viene la sugerente luchadora de Fightersmegamix del número 69 (pillines que eran), no sé si por la pose, por el color rosado... o porque no se había hecho nada así antes en la revista.
Pero, aunque esa portada me gusta, si me tuviera que llevar una a la tumba, sería la del número 87. Fue la primera portada que tuvo un artículo mío en mi primera etapa en Hobby Consolas, apenas nueve meses después de haber empezado a trabajar en la revista. Ya no sólo porque la composición tiene fuerza (la ilustración de Link, el halo anaranjado...), sino porque, cada vez que la veo, me teletransporta a 1998, y a unos recuerdos realmente inolvidables.
Era el número de diciembre de 1998, a la venta a finales de noviembre (y confeccionado entre octubre y noviembre). En su interior, llevábamos el análisis del ansiado Ocarinaoftime. ¿El problema? Que hubo que viajar a las oficinas centrales de Nintendo en Alemania, porque no iban a soltar los cartuchos. Sólo fuimos tres medios de España y, de los tres, fui el único que se llevó una capturadora externa y un portátil, lo que me permitió sacar mis propias imágenes.
Salimos de viaje hacia Frankfurt el 9 de noviembre, día festivo en Madrid, con la perspectiva de tres jornadas intensivas por delante con el juego (intensivas porque eran de 9.30 de la mañana a 22.00 de la noche, parando media hora para comer). Tres maratones en los que los tres periodistas que partimos de Madrid buceamos en el juego con total libertad, compartiendo descubrimientos y gozando de aquella obra maestra en sesiones que sabían a poco. Terminábamos a las 22.00, pero seguíamos hablando del juego. Llegué hasta el Templo del Agua, y no logré superarlo, pero fui de los que más lejos llegaron, como me dijo el germano de Nintendo que estaba para ayudarnos. Después, quedaba regresar y la presión de escribir el artículo de uno de los mejores juegos de la historia en apenas dos días. Cómo extraño aquellos tiempos tan maravillosos...