Famicom Detective C.
Con el anuncio del cierre de las tiendas de PS3, PSP y PS Vita, y su posterior rectificación, se ha abierto, una vez más, el debate sobre la preservación del contenido digital. Una gran mayoría de los juegos disponibles en esas tiendas ya tienen vida más allá de ellas, bien por tiradas limitadas en formato físico, bien porque han sido portados a otras plataformas. Pero un estudio calculó que, cuando las tres tiendas cierren definitivamente, unos 2.200 juegos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia, que diría el replicante de Bladerunner. Y eso sin contar con algún que otro título cuyo lanzamiento para Vita estaba previsto para este verano y, tras la noticia, se había cancelado. Es una situación que refuerza aún más mi postura sobre el tema: el formato físico no puede ni debe desaparecer, porque sigue siendo el garante de que algo perdure o, al menos, pueda ser conservado. Si hubiera un plan "general" de conservación digital, su papel no sería tan necesario, pero es algo que, hoy por hoy, no existe. Y ojo, que tengo claro que lo físico se ha desvirtuado y no tiene el valor de hace veinte años (juegos incompletos en disco, DLC, actualizaciones...). Pero, aun con todos esos males, si algún día quiero volver a algún juego (que no sea una experiencia 100% online), ahí estará esperándome. Con más o menos taras, pero no dependo de nadie: ni de un servidor, ni de una nube o un servicio que puede, o no, estar operativo en un tiempo, cuando a mí me apetezca volver a ese juego en cuestión. Y es algo que me apena, porque, hoy por hoy, con el crecimiento del mercado digital, todo apunta a que cada vez menos juegos tendrán edición física, como el reciente Crash Bandicoot4 en Switch, y que los que la tengan será en tiradas más reducidas. El problema de fondo es que, aunque incluso haya compañías que apuestan por la conservación digital, por ejemplo, en forma de retrocompatibilidad, como es el caso de Microsoft, no se trabaja para que sea un objetivo global, un estándar de la industria, y cada una hace la guerra por su lado, usando algo que debería ser vital para el sector como factor distintivo. Me encantaría ver que se trabaja para crear el equivalente a una "Biblioteca de Alejandría" donde se conservaran todos y cada uno de los juegos paridos en más de 40 años de historia, y que, así, virtualmente, fuese viable que cualquier título pudiera ser recuperado. Porque, más allá de propuestas privadas o de asociaciones y similares, no hay mecanismos para que exista un fondo o archivo con la historia del videojuego. Y sería interesante, porque no sabemos qué pasará dentro de 40 años en el mundo. Pongámonos en lo peor y que el mundo deje de existir como lo conocemos: sería una pena que una de las manifestaciones culturales más importantes del siglo XX y el XXI desapareciera de un plumazo.
Más allá de propuestas privadas, no hay mecanismos para que exista un fondo o archivo para preservar la historia del videojuego