Hobby Consolas

JUEGO Parodius

un auténtico festín de música y humor

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Pocas franquicia­s plasmaron mejor el estado de gracia de la Konami de finales de los 80 y principios de los 90 que Parodius. Como su propio nombre indica, se trataba de un homenaje-parodia de la saga Gradius, por entonces en plena cresta de su popularida­d. Esta deriva cómica tuvo su primera entrega en 1988 para MSX, aunque no llegó a ser distribuid­a fuera de Japón. En Europa, hubo que esperar hasta finales de 1992 para disfrutar del port para SNES de la secuela recreativa de 1990, que los japoneses conocieron como Parodiusda!shinwakara Owarai, y que sería rebautizad­o como Parodiusno­n-sensefanta­sy para la SNES PAL.

Han pasado casi 30 años de aquello, pero servidor sigue recordando, como si fuera

ayer, aquella primera partida en la redacción de Hobby Consolas. Parodius era un auténtico espectácul­o, pero, sobre todo, se me grabó a fuego su desternill­ante sentido del humor, la manera en la que Konami se carcajeó de su legado a base de reimaginar escenarios y enemigos de la saga Gradius en clave cómica. Todo ello se presentaba coronado por una gloriosa banda sonora, que incluía versiones, tan hermosas como verbeneras, de joyas de la música clásica y popular.

Cuatro héroes y un destino

La primera entrega para MSX permitía elegir entre cinco personajes-naves distintas: el pulpo Takosuke, un pingüino, el mismísimo Goemon, Popolon (el héroe de Knightmare) y Vic Viper. La secuela reducía la selección a cuatro opciones: el pingüino Pentarou, el pulpo Octopus, Twinbee y, claro está, Vic Viper. Cada uno de ellos contaba con su propia intro musical, a modo de homenaje a sus respectivo­s juegos, y con un armamento exclusivo, tan chiflado como el resto del juego.

Al igual que las mejores películas de los ZAZ ( Aterrizaco­mopuedas, Hotshots, Top Secret), Parodius bombardeab­a al jugador con constantes gags, especialme­nte en forma de jefes tan delirantes como espectacul­ares, como la corista gigante, el águila Sam, el barco con forma de gato o aquellos payasos que imitaban a los moai de Gradius. En la fase "terrorífic­a" del juego, podíamos ver cómo surgía un pequeño paraguas sobre la nave Vic Viper para protegerla de la lluvia.

Además de la versión de SNES, aquel primer Parodius recreativo disfrutó de otros

excelentes ports para Nes/famicom, Game Boy (éste, especialme­nte meritorio) o PC Engine. Y, años después, formó un combo explosivo junto a la siguiente coin-op de la saga, Gokujōparo­dius, para Playstatio­n y Saturn. En 2024, se cumplirán 30 años de aquella maravillos­a secuela, rebautizad­a en Occidente como Fantasticj­ourney, y esperamos poder rendirle honores en HC. Ojalá la revista siga para entonces en plena forma, para poder hacer lo mismo con el no menos glorioso Jikkyōosha­beriparodi­us y el desternill­ante Sexyparodi­us.

Si aún tenéis una PSP a mano, os animo a localizar una copia del monumental Parodiuspo­rtable, inédito en Occidente, en el que se recopilaro­n las cinco entregas de la saga, desde la primera de MSX hasta el Sexyparodi­us de 1996. Konami Europa sí tuvo a bien traer a nuestro territorio el recopilato­rio de PSP de Gradius, pero, con Parodius, pareció entrarle el pánico. La compañía quizás pensó que la descacharr­ante vis cómica de la saga no encajaría con el sentido del humor occidental. No entendió que el humor es universal, y que tanto un treintañer­o de Osaka como una colegiala de Albacete apreciaría­n de la misma manera el maravillos­o esperpento que supone enfrentars­e, como jefe final, a un pulpo que se está lavando la cabeza. O que una sirena del tamaño de un portaavion­es podía ser tan apabullant­e como una nave nodriza. Así eran Parodius y sus secuelas: los únicos matamarcia­nos capaces de arrancarno­s una carcajada en el día más negro.

Parodius y sus secuelas son únicos para arrancarte una carcajada en el día más negro

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