TECNOLOGÍA EN CONTINUA EVOLUCIÓN
Los videojuegos son tecnología, un ámbito que cambia a la velocidad del rayo, y, en los últimos tiempos, se han visto vinculados, a menudo para mal, con conceptos como el streaming, la inteligencia artificial o los NFT.
Hace tiempo que los videojuegos dejaron de ser juguetes para ser tecnología y, como tal, eso ha traído muchas cosas buenas, como los sucesivos cambios generacionales, con sus progresivas mejoras gráficas, sus nuevos modos de control o el debut de periféricos como los visores de realidad virtual. Sin embargo, en los últimos años, las fusiones con otros ámbitos tecnológicos nos han dado más disgustos que alegrías, a menudo de la mano de nombres importantes.
Las emisiones en streaming han cambiado por completo la forma de consumir películas, series televisivas y música, y algunos pensaban que el modelo se podía extrapolar sin mayores complicaciones a los videojuegos. Google se las prometía muy felices con Stadia, una tecnología basada en la nube que iba a permitir disfrutar de este ocio interactivo sin necesidad de tener una consola tradicional. Bastaría con un televisor, un teléfono o una tableta, pero se llevó un baño de realidad tremendo y, tras iniciar su andadura en 2019, tuvo que desmantelar el chiringuito en 2022, con más pena que gloria. Eso sí, donde el creador del principal motor de búsqueda fracasó, quizá acabe triunfando Microsoft, que también está experimentando con la tecnología de la nube, aunque, en su caso, de forma más comedida, con una larga fase de pruebas y vinculándola a un servicio mayor como es Xbox Game Pass.
Otra asociación tecnológica que nos ha traído por la calle de la amargura en los últimos años es la de los NFT, es decir, "tokens no fungibles", una manera como cualquier otra de referirse a objetos digitales que, supuestamente, sólo puede poseer una persona, como si fueran obras de arte. Compañías como Square Enix, Ubisoft y Konami o viejas glorias como Yu Suzuki han tratado de vendernos esa moto, pero se han caído con todo el equipo en el intento. Ahora, es el turno de la inteligencia artificial, que, para bien o para mal, sí tiene pinta de poder modificar muchas cosas del sector.