El show debe continuar... si es que hay quien lo dé
La industria de los videojuegos se halla ahora mismo en un momento francamente desconcertante y contradictorio. Viendo lo que ha pasado en los últimos meses, uno no sabe si reír de alegría, si llorar de pena o si hacer las dos cosas a la vez. Lo lógico sería que estuviéramos dando palmas con las orejas debido a la gran cantidad de obras maestras que se han lanzado últimamente, pero, si tenemos en cuenta los innumerables despidos que se han producido al unísono, casi podría parecer una frivolidad.
Ésta ha sido siempre una revista caracterizada por centrarse en el lado positivo y lúdico de esta industria tan maravillosa, y así queremos que siga siendo, pero uno no puede taparse los ojos y los oídos cuando a su alrededor hay un cataclismo como el actual. A veces, sobre todo si suceden a nivel global y no nacional, no damos la suficiente importancia a las cosas. Cuando una determinada compañía, sea la que sea, despide a una buena parte de su plantilla, no son simples números. Son personas con nombres y apellidos. Y, por desgracia, a lo largo del último año, lo hemos visto en España con infinidad de compañías. No nombraré a los últimos que han perdido su empleo, por si no quieren que sea público, pero, desde aquí, les damos nuestro agradecimiento por lo que han hecho por la industria española en general y por revistas como ésta en particular. Y un recuerdo también para la gente de Micromanía, que ha tenido que cerrar.
Podría decir lo entusiasmado que estoy con lanzamientos como los de Rise of the Ronin o Dragon's Dogma II, pero lo cierto es que estoy preocupado con lo que pueda deparar el nuevo año fiscal. En abril y mayo, aún habrá algún gran lanzamiento, como Stellar Blade y Senua's Saga: Hellblade II, pero, tras ellos, no hay apenas certezas.
Podría dejarme llevar por aquel verso de Queen de que "el espectáculo debe continuar", pero, a cada nueva noticia que sale de que otra compañía más ha prescindido de cientos de trabajadores, lo que noto por dentro es cómo "se me rompe el corazón". Porque, a este preocupante paso, no habrá más Freddie Mercury que den el show, sino más y más gente mordiendo el polvo.