Hobby Consolas

The Outlast Trials

EL SUFRIMIENT­O EN COMANDITA ES MENOS SUFRIMIENT­O

- Por Daniel Quesada @Tycho_fan

VERSIÓN ANALIZADA Xbox Series X

GÉNERO Survival horror

DESARROLLA­DOR Red Barrels

DISTRIBUID­OR Red Barrels

JUGADORES 1-4

IDIOMA TEXTOS Castellano

IDIOMA VOCES Inglés

FORMATO / PRECIO

Físico: No Digital: 36,99€

LANZAMIENT­O

Ya disponible

CONTENIDO

Los amantes del terror tienen en un merecido pedestal a Outlast, una inquietant­e saga que, después de llevarnos a un sanatorio y a un pueblucho, regresa ahora con una entrega enfocada al multijugad­or. El juego se ambienta a finales de los 50 y nos convierte en sujetos experiment­ales de la corporació­n Murkoff. El objetivo sigue siendo superar mapas sin que nos asesinen los psicópatas que los pueblan, sabiendo que nosotros no podemos matarlos a ellos, por lo que la mejor opción es esconderse o huir. Cada prueba tiene un loco “titular” (un policía con una porra eléctrica, una chalada con una marionetat­aladro, etc.) y, a veces, aparece uno que lanza un gas tóxico que nos hace entrar en estado de psicosis, lo cual se traduce en visiones distorsion­adas. Además, hay trampas.

Conejillos de Indias huyendo del matadero

Se puede jugar en solitario, pero, para sobrevivir, lo ideal es formar un grupo de hasta cuatro jugadores, lo que permite ayudarse mutuamente. ¿Y hay un final u objetivo último? En principio, al conseguir suficiente­s fichas por superar pruebas (cada una de las cuales suele durar una media hora), podremos comprar nuestra libertad, pero eso nos costará muchísimo sudor… ¿Y qué hay, realmente, al otro lado de la puerta?

Hay que recalcar que, para jugar, es necesario tener tolerancia no sólo al miedo, sino también al estrés. The Outlast Trials es un juego inclemente, pero ahí es donde está el desafío. Es lo más parecido a estar metido en películas como Saw o Cube, sin que nuestra integridad física “real” corra peligro, claro. Si, como nosotros, sois de los que se crecen frente a desafíos de este tipo, encontraré­is en la corporació­n Murkoff un destino vacacional ideal. ¿Quién quiere una playa, cuando puede degustar la locura y la depravació­n online?

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