DE EVE A ABBY, NOS LO TOMAMOS MUY A PECHO
Una de las últimas polémicas del sector ha sido la de las posaderas y el pechamen de EVE, la protagonista de Stellar Blade. El responsable del proyecto comentó que se han esforzado especialmente en diseñar un aspecto trasero atractivo, ya que el jugador lo va a estar viendo todo el tiempo. En general, mencionaba toda su parte posterior, pero todos sabemos que hablaba del culete. Debido a que la chica tiene un cuerpo escultural (basado en el de una actriz coreana real, eso sí), a que la física de sus pechos es “rebotona” y a que sus movimientos parecen diseñados para enfatizar la forma de su trasero, mucha gente se ha quejado de su exagerada hipersexualización, en unos tiempos en los que se debería buscar más reflejar a la mujer “real”.
Pero, claro, en el otro lado, tenemos a los usuarios que dicen lo contrario: “¿Qué es eso de una mujer real? ¡Si el cuerpo se basa en una chica real! ¿No hay bastante ya con tener machirulas como Abby en The Last of Us: Parte II?”. No voy a ser yo el que diga que no le agrada ver una “tía buena”. Pero eso no quita que aseveraciones como las de Abby sean una catetada.
El problema está en el equilibrio y la empatía. Por supuesto que es necesario que cada vez se representen más perfiles físicos, emocionales o sexuales en cualquier arte. Eso nos ayuda a ser más conscientes del mundo tan ecléctico en que vivimos. Cerrar los ojos sólo nos vuelve más ignorantes. Y sí, querer que sólo exista el arquetipo de chica con 110 de pecho, culo de granito y escote hasta el ombligo es egoísta y perezoso. Es quererse aferrar a la inercia de los últimos siglos, en la que todo estaba diseñado para agradar al hombre heterosexual. En este punto, siempre salta la respuesta de “pues venga, a partir de ahora, que todas estén gordas”. Primero, el canon de belleza no es inmutable, sino que ha cambiado con los siglos (¿habéis visto un Rubens alguna vez?); segundo, no todo tiene que estar diseñado para gustarte a ti o para ponerte palote. Un personaje puede ser atractivo sin que ello implique nada sexual.
Ahora bien, eso no significa que se deba censurar al creador que busque eso. Del mismo modo que se puede abogar por una mayor variedad de representación, también defenderé el derecho de crear algo erótico si al responsable le da la gana. Como sociedad en conjunto, tenemos que pelear por representar sin miedo lo que queramos: desde una heroína trans hasta, sí, amigos, una Sirenita negra.
Pero, igualmente, como sociedad, no podemos censurar al que no piense o cree lo que nosotros esperamos (en este caso, al que crea a una tía de tetas y culo firmes y grandes), porque corremos el riesgo de convertirnos en aquello que intentamos eliminar: ese pensamiento de “a mi manera o carretera”. No somos unos contra otros: hay que coexistir y respetarse. Sí, hoy me he levantado hippy...
Del mismo modo que se puede abogar por una mayor variedad de representación, también defenderé el derecho de crear algo erótico