BLOODSTAINED
Konami tiene en ruinas Castlevania, pero Koji Igarashi, su máximo responsable durante muchos años, la resucitó chupándole la sangre por partida doble.
Los vampiros más famosos del videojuego llevan muertos de sed desde 2013-2014, cuando Konami nos brindó las dos últimas copas de sangre fresca de la saga Castlevania, con el bidimensional Mirror of Fate y el tridimensional Lords of Shadow 2, ambos del estudio español Mercury Steam. Desde entonces, ha habido que conformarse con meros recopilatorios parciales.
Sin embargo, Koji Igarashi, que fue el máximo responsable de la saga durante muchos años, no quiso resignarse y, tras su marcha de Konami, decidió que, si Mahoma no iba a la montaña, la montaña iría a Mahoma. Al frente de Inti Creates, su propio estudio de desarrollo, acudió a Kickstarter y logró recaudar 5,5 millones de dólares para crear un sucesor espiritual. Básicamente, Bloodstained sería un nuevo Castlevania 2D con una denominación distinta, pero, al mismo tiempo, muy similar. De hecho, en los años subsiguientes, acabarían saliendo dos juegos distintos cuyos títulos remitían inequívocamente a los de Circle of the Moon y Symphony of the Night.
Por un lado, como un pequeño aperitivo, se lanzó Bloodstained: Curse of the Moon, que tenía una estética pixelada que homenajeaba a la de las entregas de 8 y 16 bits de la saga de Konami. Por otro lado, y ya como plato fuerte, se estrenó nd Bloodstained: Ritual of the Night, cuya mayor escala retrotraía a los juegos posteriores de la serie para la primera Playstation y para portátiles como Game Boy Advance y DS. La diferencia es que la estética pixelada dejó paso a unos gráficos más modernos, pero que conservaron ese regusto añejo tan propio del ajo y los vampiros.