EL PODER DE UN COLOR
Diana no soñaba con ser princesa, sin embargo, el destino hizo de ella que esa chica especial, de tímida mirada, se pusiera al servicio de los demás. Sus apariciones eran mágicas, la curiosidad que despertaba no ha sido igualada por nadie, y eso lo consiguió gracias a ese charm que despertaba su presencia. Comenzó a dar vida a un lenguaje no verbal gracias a los colores y la manera en la que solo ella llevaba la ropa. El rojo se convirtió en uno de sus tonos favoritos, tanto es así que la acompañó en cada una de las etapas de su vida. Desde chaquetas de lunares con ese toque naíf a escotes que daban vida a la nueva Diana. Una eternidad que, lejos de resultar nostálgica, siempre quedará para la historia. Todo un homenaje en el que sería su 60 aniversario.