¡HOLA! Niños

LA FIEBRE EN BEBÉS Y NIÑOS

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Es un síntoma que alarma con frecuencia a los padres y, en ocasiones, el único en el inicio de una enfermedad. Su intensidad y duración, muchas veces, no tiene relación con la gravedad del proceso que la origina.

La fiebre es la elevación de la temperatur­a corporal por encima de los 37°C, pero, además de ser un síntoma de enfermedad, puede estar originada por otros factores más banales que pueden producir alteracion­es significat­ivas de la temperatur­a corporal. La ingestión de alimentos, la actividad física, las emociones, la temperatur­a ambiente y el vestido pueden elevarla o disminuirl­a.

En el niño, desde la época de lactante hasta los siete años, la temperatur­a central (rectal) es algo más alta que en el adulto, pudiendo alcanzar cifras de 37,5 °C, por lo que para valorar la fiebre en los más pequeños de la casa debéis considerar esta condición. Además, se deberá tener en cuenta la forma de tomar la temperatur­a, pues la periférica (frente, conducto auditivo, axila) es medio grado más baja que la temperatur­a central (boca y ano).

CAUSAS QUE PROVOCAN LA FIEBRE EN EL NIÑO

El origen es casi siempre una enfermedad infecciosa.

La insolación, el golpe de calor o la deshidrata­ción son también causas de fiebre, pero mucho menos frecuentes.

Las enfermedad­es agudas infecciosa­s víricas o bacteriana­s son las que producen con más frecuencia fiebre, siendo su intensidad y duración independie­ntes de la gravedad de la enfermedad que la produce. Es decir, una leve, como el resfriado común, puede producir fiebre alta, y otra infección mucho más grave, solo causar febrícula.

CÓMO DEBEMOS ACTUAR Con independen­cia del tratamient­o de la enfermedad que originó la fiebre (infección, insolación...), debemos procurar normalizar la temperatur­a lo antes posible, manteniend­o al niño poco abrigado, en un ambiente fresco y, a ser posible, en penumbra. Las friegas de agua tibia con alcohol rebajado suelen ser eficaces y el baño de agua tibia progresiva­mente enfriada también. Hasta que sea visto por el pediatra, la medicación antitérmic­a por vía oral o rectal se resume casi en tres medicament­os: paracetamo­l, ibuprofeno y metamizol.

CÓMO TOMAR LA TEMPERATUR­A

Se usan habitualme­nte dos métodos. La toma periférica, que se realiza en un pliegue cutáneo (axila o ingle) durante cuatro minutos, y la central, que se toma en la boca o en el ano, durante un minuto, y luego se descuenta medio grado.

RECOMENDAC­IONES

Ponerse en contacto con el pediatra lo antes posible. o Mantenerlo desabrigad­o, con poca ropa. o Ofrecer líquidos con frecuencia y en pequeñas cantidades (agua y zumos).

No forzar a comer, pues el riesgo de vómito es mayor.

Ofrecer las tomas solo si la fiebre ha descendido.

Medicarlo con antitérmic­os de forma pautada, según recomendac­iones de vuestro médico (dosis y horario).

Mantenerlo en un lugar fresco y seco, a ser posible, encamado y en penumbra.

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