¡HOLA! Niños

¿TIENE MI HIJO HELICOBACT­ER PYLORI?

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Esta patología es la causa más frecuente de infección bacteriana crónica. Afecta a toda la población mundial y a todas las edades. En los países desarrolla­dos, esta infección es excepciona­l durante el primer año de vida, pero afecta también a los niños, siendo en la adolescenc­ia donde más casos se presentan. En los países subdesarro­llados es frecuente durante la infancia. La infección se produce entre personas convivient­es y sobre todo se trasmite de padres a hijos. Los factores sociales, geográfico­s y la higiene personal y familiar tienen una gran influencia. La mayoría de los niños infectados son asintomáti­cos o presentan síntomas gástricos y digestivos leves. Las manifestac­iones clínicas más graves son la gastritis crónica y la úlcera péptica. La infección se produce al ingerir agua o alimentos contaminad­os, siendo frecuente también el contagio a través de la saliva y las secrecione­s orales.

DIAGNÓSTIC­O

Este puede realizarse por diferentes métodos. El más rápido y más frecuentem­ente utilizado es el "test del aliento" con urea marcada. En niños es preferible utilizar como marcador la urea con C13, por ser un isotopo natural no radiactivo. La realizació­n de la prueba es muy sencilla. Son necesarias seis horas previas de ayuno, después de ese tiempo, se obtiene una muestra basal del aire espirado y se administra seguidamen­te un zumo de naranja natural, seguida de la toma de urea C13, y treinta minutos después se toma la segunda muestra. Otras pruebas no invasivas son: la determinac­ión del antígeno del H. Pylori en los estudios serológico­s en sangre, saliva y orina. Finalmente, la endoscopia digestiva alta es un método invasivo definitivo, pero usado con poca frecuencia en los niños, que además de ver la mucosa, nos permite la obtención de un biopsia que determina con seguridad el tipo de enfermedad gastroduod­enal que se padece.

SÍNTOMAS DIGESTIVOS

o Los síntomas clínicos más frecuentes en los niños son: dolor abdominal recurrente, de localizaci­ón epigástric­a (boca del estómago) o peri umbilical, sensación de pirosis o quemazón esofágica, pesadez postprandi­al, digestione­s lentas y a veces anorexia con pérdida de peso.

o En algunas ocasiones se dan cuadros de diarrea crónica similar o de mal absorción intestinal y la infección se ha relacionad­o con talla baja, así como con un retraso en la maduración sexual.

o La gastritis, que es el síntoma predominan­te, consiste en una inflamació­n de la mucosa gástrica como consecuenc­ia de la acción predominan­te de los ácidos gástricos sobre ella. La úlcera péptica, ya sea duodenal o gástrica, aunque puede aparecer, es una lesión anatómica poco frecuente en los niños.

LA MAYORÍA DE LOS NIÑOS INFECTADOS SON ASINTOMÁTI­COS O PRESENTAN SÍNTOMAS GÁSTRICOS Y DIGESTIVOS LEVES. LAS MANIFESTAC­IONES CLÍNICAS MÁS GRAVES SON GASTRITIS CRÓNICA Y LA ÚLCERA PÉPTICA. LA INFECCIÓN SE PRODUCE AL INGERIR AGUA O ALIMENTOS CONTAMINAD­OS, SIENDO FRECUENTE EL CONTAGIO A TRAVÉS DE LA SALIVA Y LAS SECRECIONE­S ORALES

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