CÓMO AFECTAN A LOS NIÑOS
Se conocen como bebidas energéticas aquellas que están envasadas, contienen diversas sustancias estimulantes, energizantes y ‘antifatiga’, y tienen como fin aportar lo necesario para disminuir la sensación de agotamiento y de cansancio, aumentar la vitalidad y la capacidad mental, combatir el sueño y mantener el estado de alerta. Es muy importante saber que estas bebidas no son refrescantes ni rehidratantes; aunque a nivel comercial se encuentran en los mismos compartimentos, las energéticas no se deben utilizar como las isotónicas para rehidratarse, ni como un refresco normal para refrescarse.
La oferta actual es elevadísima y existen múltiples marcas, pero su presencia en el mercado occidental es muy reciente, a partir de los años 90.
FUNDAMENTOS Estas bebidas, con más tradición en otras culturas, se comenzaron a fabricar para un determinado grupo de consumidores que necesitaban, en determinadas circunstancias, mantener un nivel elevado de vigilia, así como disminuir la sensación de cansancio. Profesiones como conductores, vigilantes... en fin, aquellas actividades que necesitan, en algún momento, un suplemento de sobreesfuerzo se vieron beneficiadas por su consumo. Sin embargo, con el tiempo, su ingesta se ha generalizado en la juventud para el disfrute nocturno, aumentar la resistencia ante el cansancio, combatir el sueño y prolongar el tiempo de actividad.
CÓMO AFECTAN A LOS NIÑOS Los pediatras, los expertos en toxicología y todos los comités científicos en salud infantil recomiendan evitar, totalmente, el consumo de bebidas energéticas en niños, en adolescentes y en mujeres embarazadas. La Asociación Española de Pediatría insta a las autoridades sanitarias a que aseguren la existencia de un adecuado etiquetado nutricional, para que las familias conozcan su composición y eviten la administración a sus hijos. El consumo de estas bebidas en adultos debe ser prudente, pues el abuso puede ser malo para la salud. Las cantidades excesivas se deben cuantificar en relación a la cafeína. Una dosis de cafeína superior a los 300 mgs puede dar lugar a intoxicación aguda, produciendo arritmias, irritabilidad, agitación psicomotriz, nerviosismo e insomnio. Estas bebidas deben ser tomadas con precaución por personas que tengan alteraciones de salud, tales como hipertensión, problemas cardíacos o diabetes. Pueden elevar la tensión arterial, aumentar la excitabilidad y también, de forma rápida, las cifras de glucosa en la sangre. Los padres debemos tener suficiente información para tomar este tipo de bebidas energéticas y fijarnos en la información nutricional que debe tener el envase, y así evitar su administración a los niños.