¡HOLA! Viajes

Rincones de otro tiempo CÁCERES Sierra de Gata

- Texto: Javier Prieto Gallego

Un recorrido por la intrincada orografía de la Sierra de Gata, en el norte de Cáceres, va descubrien­do paisajes de ensueño, bosques únicos, fortalezas enriscadas en lo más alto de la sierra y un largo reguero de poblacione­s que han sabido mantener unos rasgos de identidad propios. Tanto que en algunos de ellos, como San Martín de Trevejo, se habla su propia lengua.

Para abordar la sierra de gata como se merece será necesario dedicar un mínimo de tres días. Es lo que pasa con los territorio­s que, como este, han sabido conservar tanto y tan bueno. De hecho, cada uno de sus pueblos –y son 19–, por lo que posee y lo que podemos ver a su alrededor, da para una parada tan larga que casi siempre dejará corta cualquier previsión. Este territorio norteño es el final del Sistema Central, que va diluyéndos­e a medida que se acerca a tierras portuguesa­s por el oeste. Por esa esquina, limítrofe con el país vecino, comienza este viaje que nos va a deparar un descubrimi­ento sorprenden­te: a fala, la manera particular de comunicars­e que comparten, con sus propias diferencia­s, las localidade­s de Valverde del Fresno, Eljas y San Martín de Trevejo. Un dialecto que guarda grandes similitude­s con el gallego y el asturiano y está considerad­o bien de interés cultural.

DE LOS TRES, SAN MARTÍN DE TREVEJO es el pueblu que presume del cascu urbanu con mayor personalid­ad serrana. Y eso se traduce en calles estrechas, empinadas y empedradas, con regueras por las que corre el agua que baja de la sierra, y casas con entramados de adobe y madera, balconadas y grandes escalones de granito. Desde esta localidad parte el sendero señalizado, conocido como A Fala (PR-CC 184), que discurre por la falda de la sierra enlazando las tres localidade­s y por el que se llega también al castañar de Ojesto o de O Soitu, al que muchos señalan como el más extenso de Extremadur­a.

Uno de los lugares de la sierra donde todavía se palpan aquellos tiempos de la Reconquist­a y repoblació­n es Trevejo, minúscula alquería ubicada a los pies de los restos de un castillo medieval, desde el que se contempla la extensa llanada extremeña salpicada por toda su extensión de encinares, carreteras y pueblecito­s.

En el viaje hacia el este, otros lugares de parada imprescind­ible son Acebo, famoso por la labor artesanal de sus encajeras de bolillos y

sus piscinas naturales; Torre de Don Miguel, donde se localiza el Centro de Interpreta­ción de la sierra, con muchas de las claves que nos ayudarán a desentraña­r los secretos del paisaje y los usos ancestrale­s de la comarca; o Santibáñez el Alto, con las espectacul­ares panorámica­s de las montañas y la llanura extremeña que brindan las ruinas de su castillo.

Ya en el extremo occidental de la sierra, dos localidade­s destacan por la belleza y personalid­ad de sus cascos urbanos: Gata y Robledillo de Gata. El de la primera, con la categoría de conjunto histórico, impacta por la mezcla de arquitectu­ra tradiciona­l y algunas construcci­ones de cierta alcurnia. Robledillo de Gata, por su parte, es la población que mejor ha conservado la tipología constructi­va de la sierra. Trazadas siguiendo las curvas de nivel de la montaña, sus calles son de piedra, pizarra y barro y forman un laberinto de callejones empinados y sinuosos en los que llama la atención el uso abundante de pasadizos.

YA SEA COMO PUNTO DE INICIO o como remate final de este itinerario, Coria, en la antesala de la sierra que articula la vega del río Alagón, posee uno de los conjuntos monumental­es más destacados de Extremadur­a. De él sobresale el emblemátic­o edificio de su catedral, con un magnífico museo repleto de obras de arte y la peculiarid­ad de albergar la reliquia del mantel utilizado en la Última Cena.

Otros rincones que debemos buscar en esta ciudad son el castillo, las murallas, que conservan aún muchos restos romanos, con estupendas vistas de la ciudad y las vegas del Alagón; el palacio Episcopal y el de los duques de Alba, el puente medieval, la plaza de España o la cárcel Real. La visita a la antigua prisión de Coria es especialme­nte recomendab­le y muy ilustrativ­a, pues las paredes de la celda de castigo aún conservan anotacione­s anónimas realizadas por los prisionero­s que durante siglos pasaron por ella.

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 ??  ?? Los restos del castillo de Trevejo, que tiene su origen en una fortaleza musulmana y cuya torre del homenaje aún resiste el paso del tiempo, son una de las mejores atalayas para contemplar la Sierra de Gata.
Los restos del castillo de Trevejo, que tiene su origen en una fortaleza musulmana y cuya torre del homenaje aún resiste el paso del tiempo, son una de las mejores atalayas para contemplar la Sierra de Gata.

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