¡HOLA!

SONIA FERRER Y SERGIO FONTECHA

NOS INVITAN A SU ROMÁNTICA Y DIVERTIDA BODA CAMPESTRE, REPLETA DE SORPRESAS

- Texto: CRISTINA OLIVAR Fotos: PATRICIA SALINERO/FERNANDO JUNCO © ¡HOLA! Prohibida la reproducci­ón total o parcial de este reportaje, aun citando su procedenci­a

TODOS LOS DETALLES Y FOTOGRAFÍA­S DE LA EMOTIVA CEREMONIA, EN LA QUE NO FALTARON SUS DOS PERROS, SU PONI Y LA LLUVIA, COMO INVITADA INESPERADA

NUNCA pensó que fuera posible vivir una historia de amor así. No es que hubiese renunciado a enamorarse ni que fuera infeliz, al contrario, Sonia Ferrer es una mujer muy positiva que siempre ha mirado al futuro con ilusión, pero nunca imaginó que pudiera ser real el tipo de relación que tanto anheló, y menos aún que volvería a casarse…, pero un inspector de la Policía Nacional llamado Sergio Fontecha se cruzó en su vida para «trastocarl­a» para siempre, como ella nos dice. Y todo comenzó por casualidad. Los presentó un amigo en común, surgió el flechazo y, sin prisa, pero sin pausa, no pudieron evitar enamorarse. Poco más de un año y medio después de aquel primer encuentro, han llegado a este momento: a cumplir su sueño de convertirs­e en marido y mujer.

El pasado sábado 30 de julio, la presentado­ra y el inspector se dieron el «sí, quiero» en una ceremonia civil celebrada en El Patio de Ángela, una finca de la sierra madrileña situada en Valdemoril­lo, cerca de donde vive Sonia desde hace años, rodeada de encinares y con unas espectacul­ares vistas de la Sierra de Guadarrama. Allí, tras una inesperada tormenta de verano y rodeados de su familia y amigos, han emprendido un nuevo camino juntos, pero un camino de tres, ya que Laura —la hija de doce años que Sonia tiene de su anterior matrimonio con Marco Vricella— es su apéndice y su motor de vida, porque, como ellas dicen, son «como un “pack” de yogures, indivisibl­es».

La lluvia, que fue la invitada de última hora e hizo que se tuviera que retrasar la ceremonia, no consiguió empañar la ceremonia ni la ilusión de los novios y los invitados. Todos deseaban ser testigos de este día y, cuando el cielo dio una tregua, minutos después de las nueve menos cuarto de la noche, Sergio hizo su entrada luciendo el uniforme de gran gala de la Policía Nacional, al ritmo de «All of Me», de John Legend, acompañado por su hermano, Jonathan Díaz, y por «Parche», uno de los perros adoptados que tiene Sonia, que se ha convertido en el fiel escudero del inspector, licenciado en Derecho y Ciencias Policiales.

Minutos después, llegaba Sonia del brazo de su padre, Josep Ferrer, acompañada por un cortejo nupcial formado por su hija, Laura; sus sobrinos; su poni, «Toffee», y su perra «Duna», al ritmo de «Can’t help falling in love», interpreta­da por Ed Sheeran. Y por fin se desvelaba su vestido de novia.

EL GRAN SECRETO DE LA BODA

El pasado mes de abril, ya adelantaba en páginas de ¡HOLA! que había confiado en Aire Atelier, línea de alta costura de Aire Barcelona y que su vestido sería un reflejo de su personalid­ad. Se trata de un exclusivo diseño que combina «un sugerente y delicado corpiño de encaje de “chantilly” con aplicacion­es de guipur colocadas a mano, escote pronunciad­o y fantasía en los brazos con las mismas aplicacion­es. Para la falda se han utilizado setenta metros de tul, con las mismas aplicacion­es de guipur de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba», nos detallan desde la firma. Sonia completó su «look» con unos pendientes que pertenecen a su familia y unos zapatos con tacón ancho de Rosa Clará.

Laura también llevó un diseño de la misma firma que su madre, inspirado en el de ella, pero en versión infantil, ya que ella también era una de las protagonis­tas de esta unión.

Para su peinado y maquillaje se ha puesto en manos del profesiona­l Eduardo Arocha, con quien ha trabajado varios años en Telemadrid. Ha apostado por un semirrecog­ido con dos trenzas y una corona de paniculata —hecha a mano por él— y un maquillaje fresco y natural, resaltando sus ojos rasgados.

Laura, la hija de Sonia, tuvo un papel muy importante en la ceremonia y les dedicó unas bonitas palabras

Sonia llevó un vestido con corpiño de encaje y una vaporosa falda para la que emplearon setenta metros de tul, de Aire Atelier, la línea de alta costura de Aire Barcelona

El maquillado­r y peluquero también se ha encargado de su ramo, compuesto por paniculata, lavanda y olivo, en honor a la tierra natal de Sergio, Jaén.

EMOTIVO «SÍ» BAJO LA LLUVIA Y UN PASILLO DE SABLES

Nada más verse, sus miradas lo decían todo, se dieron un beso y entrelazar­on sus manos y la de Laura, quien estuvo a su lado con su poni. La ceremonia fue oficiada por el alcalde de Valdemoril­lo, Santiago Villena, y estuvo cargada de emociones. Salieron a dedicarles unas palabras Gema Redondo y el periodista Antonio Rossi, grandes amigos de Sonia, y también la hermana de Sergio, Carmen, cuyo discurso fue una gran sorpresa para el novio, ya que no lo esperaba y no pudo evitar que se le saltaran las lágrimas. Él está muy unido a sus dos hermanos, quienes han estado arropándol­o en su gran día, ya que su padre murió hace unos años y su madre, que vive en Jaén, ya sabían que no podría asistir por cuestiones de salud.

En el momento en el que el alcalde les preguntó si querían unirse en matrimonio, unas gotas de lluvia volvieron a aparecer y con firmeza y sentido del humor no solo dieron el «sí» más importante de sus vidas, sino que también leyeron sus votos. «Vivo cada día como un sueño hecho realidad, con vosotras y nuestros animales. Habéis llenado mi vida de felicidad y amor, nunca antes había sentido algo tan bonito, tan puro, tan claro sabiendo que sois mi prioridad, sois mi vida. Me siento amado, querido, protegido por mis niñas», fue parte del discurso que Sergio dedicó a Sonia y también a Laura.

La novia no se quedó atrás y, a corazón abierto, le hizo una bonita promesa: «Ojalá consiga estar a la altura de lo que mereces. Prometo no acostumbra­rme y seguir admirando tu buen corazón, tu sensibilid­ad, tu inteligenc­ia, tu nobleza, tu lealtad, tu disciplina y tus chistes malos».

Por último, Laura también quiso decir unas palabras: «Mamá y yo nos lo pasamos bien siempre juntas y solas. Entonces, conocí a Sergio y, además de hacerme reír mucho, hacía muy feliz a mamá. Nunca la había visto tan feliz, así que me alegraba de que hubiese aparecido. Ahora Sergio es mi amigo que me cuida, la persona a la que le confieso todo, que sabe guardar mis secretos y debo admitir que esto pone bastante celosa a mamá

Sergio, que emocionó a Sonia con sus votos, llevó el uniforme de gran gala de la Policía Nacional y sus compañeros les hicieron el tradiciona­l pasillo de sables

Izquierda, el beso de los novios. Abajo, algunos momentos de la ceremonia, como la lectura de los votos y el cariñoso saludo del periodista Antonio Rossi, que fue uno de los testigos, a Sonia. En la otra página, el beso en el pasillo de sables y el tierno abrazo a su hija

—decía con humor—, pero en el fondo sé que le encanta que nos llevemos tan bien».

Al finalizar la ceremonia, los compañeros del Cuerpo de la Policía Nacional de Sergio hicieron el tradiciona­l pasillo de sables, donde, antes de salir, les dijeron: «Si este arco quieres pasar, a la novia has de besar». Y protagoniz­aron un beso de película.

Los recién casados y sus invitados disfrutaro­n después de un cóctel y una cena servidos por el grupo Inbodas, quienes se han encargado de la organizaci­ón de la boda, como la finca, la decoración y los detalles que los novios querían para su gran día. En el cóctel no faltaron las croquetas, algo que quería Laura porque «le gustan a todo el mundo», y el menú estuvo compuesto por rodaballo con salsa de azafrán, berberecho­s y zamburiñas, sorbete de mango, meloso de rabo de toro con salsa «gravy» al chocolate belga y salteado de verduras y de postre, milhojas con nata y crema pastelera. Aunque, como a Sergio le gusta mucho el chocolate, sus amigos le trajeron como sorpresa una tarta.

Durante la cena, la novia hizo entrega de su ramo a su amiga y testigo de la

«Por fin soy lo feliz que siempre había querido ser, me ha llegado pasados los cuarenta, pero podría no haberme llegado nunca, así que quería vivirlo como soy yo, como una niña soñadora, optimista y romántica»

boda Gema Redondo, que se casa en septiembre, y Laura y sus primos salieron a bailar «La Macarena».

UN BAILE DE PELÍCULA

Aunque el plato fuerte de baile aún estaba por llegar. Tras los postres, Sonia sorprendía con un segundo vestido, también de Aire Atelier, inspirado en el primero, con cuerpo de «chantilly» y aplicacion­es colocadas a mano, mayor escote en la espalda, tirantes bordados y falda «midi» también en tul. Sergio también cambió su uniforme por pantalón y camisa negro, para abrir el baile con una coreografí­a de cine: la de la película «Dirty Dancing».

Llevaban dos meses ensayando con una pareja de bailarines, Juan Brenes y Laura Holt, y reconocen que estaban nerviosos por si no salía el famoso «porté», pero lo clavaron. Y así, recreando una de las escenas más míticas del cine, empezó el baile y disfrutaro­n de una divertida fiesta con sus invitados, dejando atrás los nervios y preocupaci­ones por el inesperado comienzo de la boda, porque, como en todo en la vida, después de la tormenta siempre llega la calma.

HABLA SONIA —¿Es esta la boda con la que soñabas?

—Totalmente. Hay muchas bodas espectacul­ares, pero esta tiene los ingredient­es que para mí son importante­s. Me gusta poder tener a la gente a la que quiero, a mis animales, que sea una ceremonia íntima… Nunca he sido una persona que necesite grandes lujos. Pudiendo haberlos tenido, nunca elegí tenerlos y ahora tampoco. Soy más campestre que urbanita y eso significa muchas cosas más allá del verde y los animales, esta boda es para hacernos felices a nosotros y a nuestro núcleo familiar. No he pensado en la imagen que pueda dar, he querido hacerla a mi manera y yo soy así: cercana, amorosa, campestre… y una romántica empedernid­a.

—Contasteis con la lluvia como invitado sorpresa, pero os lo tomasteis muy bien.

—Estaba planteándo­me retrasar la boda media hora por el calor y, de repente, empieza a chispear y acabamos con un tormentón de verano. Más que nervios, sentí tristeza y preocupa

ción, pero, bueno, siempre he tenido bastante buena actitud ante la vida y eso se demuestra en las situacione­s complicada­s. Reaccioné bastante bien, había que resolver y lo primero era desmontar todo rápido… y la única opción era esperar. Dentro de todo lo que ocurrió creo que he tenido mucha suerte, sobre todo después de ver cómo mi hija se libró por los pelos de que se le cayese medio árbol encima porque ese temporal vino con lluvia y con viento fuerte.

—¿Qué sentiste al ver a Sergio esperándot­e?

—Sentí tantos nervios, tanta emoción. Estar caminando con mi padre, Laura, mis sobrinos, «Toffee», Duna… Eran mil cosas. Solo tenía ganas de ir y darle un abrazo y un beso, lo vi tan guapo, además. Estaba muy emocionada y haciendo muchos esfuerzos porque sabía que como me soltase un poco, iba a empezar a llorar como una niña pequeña y no habría parado, pero conseguí contenerme.

—¿El momento más emotivo?

—Los votos de Sergio, lo que me dijo y lo que yo entendí con lo que me estaba diciendo.

—¿Cómo fue la elección del vestido?

—En un principio, al ser el segundo matrimonio, tenía la sensación de que debía hacerlo todo discreto, hasta que llegó un momento en que pensé que

«Sergio es noble, es generoso, es una persona a la que intelectua­lmente admiro muchísimo y tengo la suerte de que va y se enamora de mí. Fue muy bonito descubrirn­os»

no. No se puede ir acomplejad­a por la vida, es el segundo matrimonio, ¿y qué?, como si fuese el primero, porque así lo estoy viviendo y así lo siento y lo disfruto. Por fin soy lo feliz que siempre había querido ser, me ha llegado pasados los cuarenta, pero podría no haberme llegado nunca, así que quería vivirlo como soy yo, como una niña soñadora, optimista y romántica. Realmente, el vestido transmite lo que siento por esta relación, por esta celebració­n, ese optimismo, ese romanticis­mo, esa alegría, ese yo.

—Si te dicen hace unos años que volverías a casarte, ¿te lo habrías creído?

—Yo siempre he sido tremendame­nte optimista, soy agradecida y muy consciente de la suerte que he tenido en mi vida. Me han pasado cosas feas, es cierto, pero luego la vida me ha regalado cosas que podría no haber tenido, aunque nunca había encontrado una relación de pareja como la que había soñado. Con el tiempo y varios intentos de relaciones, que me han hecho muy feliz también —recalca—, llegó un momento en el que no estaba cerrada al amor, ni a sentirme querida, pero tenía claro que esa idea que yo tenía a lo mejor era una meta inalcanzab­le, un espejismo, pero por el camino sé ser feliz de muchas maneras. Cuando ya asumí eso, de repente conozco a Sergio y, entonces, él trastoca todo.

—¿Qué te enamoró de él?

—Vi en él a un hombre extremadam­ente sensible, cariñoso, bueno, porque es bueno a rabiar, no solo conmigo. Sergio es noble, es generoso, es una persona a la que intelectua­lmente admiro muchísimo y tengo la suerte de que va y se enamora de mí. Fue muy bonito descubrirn­os y ver que por fin podía tener el tipo de relación que siempre había querido. Siendo consciente, evidenteme­nte, de que las cosas no llegan y ya las tienes, que las cosas hay que cuidarlas, hay que mimarlas y hay que alimentarl­as y yo estoy dispuesta a hacerlo.

—Además, se lleva muy bien con tu hija, que eso para una madre es lo más importante.

—Lo más bonito de la relación de Sergio con mi hija es que siempre se han llevado muy bien y que Laura le ha cogido como confesor. Sergio ha sabido entender muy bien que Laura tiene una madre y un padre y que no necesita otro padre, que lo que necesita es un adulto con el que tenga mucha confianza y que la quiera mucho.

—¿Qué esperáis de esta nueva etapa?

—Continuar el camino que ya hemos iniciado juntos, seguir viviendo como lo hacíamos antes de casarnos, haciéndono­s felices y superando juntos lo bueno y lo malo que nos venga, y espero que haya de todo porque estemos toda la vida juntos.

Sergio y Sonia sorprendie­ron a todos sus invitados abriendo el baile con la coreografí­a de «Dirty Dancing»

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 ?? ?? La presentado­ra y el inspector de la Policía Nacional se han dado el «sí, quiero» en El Patio de Ángela, una finca situada en Valdemoril­lo, después de casi un año y medio de relación. En la otra página, Sonia, preparándo­se junto a su perra «Duna». Abajo, detalles de la decoración, los pendientes de la novia, que pertenecen a su familia, y sus zapatos de tacón
La presentado­ra y el inspector de la Policía Nacional se han dado el «sí, quiero» en El Patio de Ángela, una finca situada en Valdemoril­lo, después de casi un año y medio de relación. En la otra página, Sonia, preparándo­se junto a su perra «Duna». Abajo, detalles de la decoración, los pendientes de la novia, que pertenecen a su familia, y sus zapatos de tacón
 ?? ?? Arriba, Laura, de doce años, salió a leer «sus votos», emocionand­o a todos. Izquierda, Sergio llegó acompañado por su hermano y por el perro «Parche». Abajo, la presentado­ra, con su padre, Josep Ferrer. En la otra página, el intercambi­o de anillos en la ceremonia civil, donde sus perros y su poni, «Toffee», estuvieron en primera fila
Arriba, Laura, de doce años, salió a leer «sus votos», emocionand­o a todos. Izquierda, Sergio llegó acompañado por su hermano y por el perro «Parche». Abajo, la presentado­ra, con su padre, Josep Ferrer. En la otra página, el intercambi­o de anillos en la ceremonia civil, donde sus perros y su poni, «Toffee», estuvieron en primera fila
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Arriba, los recién casados, con los compañeros de la Policía Nacional de Sergio. Izquierda, con el padre de Sonia, Josep; la mujer de este, Gloria, y su hija. Abajo, junto a sus amigos Rafael Murillo, Otti Lorenzo, María Pulido, Antonio Rossi, Hugo Fuerte, Esteban Carles e Ignacio Cabra. En la otra página, Sonia, feliz, bajo la lluvia, con paraguas y botas. Abajo, con su poni
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falda «midi» de tul
Arriba, los novios llegaron bailando a la cena, felices tras haber cumplido su sueño de casarse, un sueño que no pudo empañar ni la lluvia. Abajo, Sonia, hablando con un grupo de amigas. Derecha, la presentado­ra sorprendió con un segundo vestido, también de Aire Atelier, con cuerpo de «chantilly», aplicacion­es colocadas a mano, tirantes bordados y falda «midi» de tul
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Arriba, los recién casados, emulando la famosa escena de la película. Estuvieron dos meses ensayando y les salió a la perfección, incluso el casi imposible «porté». Derecha, Sonia y Sergio, en la «kiss zone», que pusieron en la pista de baile

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