SONSOLES ÓNEGA
Habla con ¡HOLA! tras su esperado estreno «NO HE TRAICIONADO A NADIE» Su fichaje suscitó la polémica el pasado verano
Para la periodista gallega, además de lo apasionante de su nuevo reto profesional, «Y ahora Sonsoles», supone «estabilidad», uno de los principales motivos por los que decidió dar el salto de un grupo audiovisual a otro. Sonsoles es madre de dos hijos y mantiene una relación con el arquitecto César Vidal
SE hablaba de ella como la heredera natural de Ana Rosa Quintana. De hecho, parecía que todos los movimientos de Mediaset iban encaminados a aprovechar su carisma, su entrega, su potencial y ese amor de la cámara que recibe de manera incondicional para convertirla en una todoterreno capaz de superar con nota todos los exámenes de audiencia que le ponían por delante. En los informativos, en el entretenimiento en «prime time» o en el magacín de mañana y tarde. Por eso, su salida de la cadena y su fichaje por Atresmedia fue, primero, una sorpresa para el sector, porque nadie esperaba ese fichaje, y, después, un «culebrón de verano», que se avivaba con noticias sobre los posibles movimientos de ajedrez y contraprogramación de las cadenas enemigas, cuando no del «ruido de sables». Pero la protagonista de toda esta historia siempre se ha mantenido en los arcenes de la polémica, no fuera que esta la arrollara consigo a su paso.
Porque lo suyo era una cuestión de seguridad. De seguridad laboral y personal en el sentido más estricto, pero también más común de la palabra. Por eso, ni en su cabeza ni en su conversación hay palabras como «traición» o «vendetta», sino más bien «agradecimiento», «aprendizaje» y «desarrollo profesional». También «vértigo», «estrés» y «autoxigencia». «He perdido dos kilos desde que empezamos solo a preparar el programa», cuenta a ¡HOLA! la periodista, que recalca que nunca ha traicionado a nadie y que ha recibido el más amplio respaldo para hacer el programa —que estrenó este lunes— a su imagen y semejanza. No en vano, lleva su nombre. Y lo hace, por primera vez, con público. «Y he descubierto que me gusta mucho. Tiene magia y cobra sentido».
Es consciente de la expectación que ha causado su cambio de cadena, de la confianza que depositaron en ella, del órdago que supone su apuesta y del morbo que despierta que ahora se enfrente a los que, hasta hace dos meses, eran sus compañeros. Y ni más ni menos que a un transatlántico como «Sálvame». «No me voy a engañar. Tantas expectativas, tantos focos puestos en mí... me ponen nerviosa. Quieres estar a la altura de las expectativas y no quieres defraudar. No puede haber decepción». Pero asegura que no va a permitir que el estrés la empequeñezca. «Tengo enfrente a grandísimos competidores. Lo sé. Pero siempre hay hueco para todos». Eso, por un lado. Por otro, que «en las cadenas rivales tengo grandes amigos. Eso no se perderá nunca. No vamos a dejar de serlo solamente porque ahora compitamos. Vamos a hacer productos distintos». Y que la vida es muy larga «y esta profesión, muy pequeña. Esto tiene que ser un cosa de convivencia», explica la periodista, a quien su padre, la leyenda el periodismo Fernando Ónega, le dio un consejo que no ha olvidado nunca: «Que me guíe por el corazón, pero que mantenga la cabeza en su sitio», porque «en la televisión no hay reglas» que valgan.