SILVIA ABASCAL
NOS HABLA DEL AMOR INCONDICIONAL, SU VOLVER A EMPEZAR Y SU NUEVO RETO «Cuando intento definir a mi hija o el amor que siento por ella me siento una absurda. He amado y me han amado, pero nunca he sentido esta dimensión de amor»
«Dentro de lo que me puedo permitir, sea por motivos prácticos, económicos, sea por conciliación…, valoro y digo: “¡Este proyecto me reta!”» Interpreta a la Capitana en la serie «¡García!», camino de celebrar sus treinta años de carrera
«Fue un proceso muy complejo porque es reaprender desde cero, pero, afortunada y asombrosamente, pude vivirlo con muchísimo aprendizaje y humildad», dice del ictus que sufrió hace once años
RECIÉN terminado el rodaje de «Montecristo», con William Levy, y estrenada la película «Asombrosa Elisa», Silvia Abascal suma la llegada el día 28 de «¡García!», la nueva apuesta por la ficción española de HBO Max, que convierte el célebre cómic en una fantasía «pulp» de superhéroes salidos de la España franquista, con todas las papeletas para convertirse en el nuevo éxito de la temporada.
—¿Quién es la Capitana, Silvia?
—La Capitana es el principal exponente ahora mismo en el panorama actual. Es la candidata a la presidencia del Gobierno en un momento de mucho conflicto político… Es corrupta, que también esto es actual y muy vigente. La inspiración está, desafortunadamente, por todas partes.
—¿Qué tenía «¡García!» para que quisieras entrar en el proyecto?
—Me pareció algo muy diferente. Primero por venir del cómic, pero es verdad que, a medida que iba leyendo, me parecía una producción muy ambiciosa, un reto grande en cuanto a lo visual, a lo narrativo… Y luego está Eugenio, que es un director con quien no había trabajado, pero tenía muchas ganas.
—Eres un todoterreno en tu profesión, ¿también consideras que lo eres en la vida?
—No se vive para trabajar, yo por lo menos, y eso respetando muchísimo mi oficio. Sé de sobra que, si te vas mañana, no te llevas ni aplausos, ni premios, ni ninguna posesión. Lo que pasa por mi mente es el amor compartido con las personas en la forma que sea, de tus amigos, de familiares, de tus parejas, hijos…
—Hace poco decías que has aprendido que en esta vida has vuelto a la casilla de salida, de alguna manera, has vuelto a empezar, ¿te costó asumir ese proceso?
—Nunca lo he dicho así, pero bueno… No, fue un proceso muy complejo, porque es reaprender desde cero, pero, afortunada y asombrosamente, pude vivirlo desde un lugar muy sereno, muy positivo, con muchísimo aprendizaje, con humildad, y no ponerte a pensar en lo que antes podías o hacías, sino que toca empezar otra vez. Ya está.
—Han pasado once años desde que sufriste el ictus, ¿cómo te encuentras?
—No hay una recuperación completa, pero, bueno, pasó; siento, además, que el mayor trabajo de concienciación que pude hacer fue escribir un libro sobre ello.
—¿En qué te ha cambiado la maternidad?
—Cuando intento definir a mi hija o el amor que siento por ella me siento una absurda. Fíjate que he amado y me han amado durante el camino, pero nunca he sentido esta dimensión de amor ni de responsabilidad. Ahí me siento una infinita, por y para ella.