ARCILLAS: BELLEZA NATURAL
Tan antiguas como el planeta -¡y más de moda que nunca!-. ¿Qué las hace tan apreciadas en belleza?
ORIGEN MILENARIO
Barros procedentes de la tierra, del mar o de la lava volcánica: la arcilla se forma en todo tipo de paisajes y su origen es lo que determina su composición mineral y, con ello, sus diferentes colores.Todas ellas son ricas en minerales y oligoelementos –sobre todo, hierro, silicio, zinc y magnesio– y comparten su capacidad de absorción: su carga negativa atrapa sebo
e impurezas para retirarlas de la piel.
PARA TODAS LAS PIELES
La bentonita es una de las más populares, pero no solo en cosmética: ¡la encontramos, por ejemplo, en la arena para gatos! Tiene una enorme capacidad de absorción, lo que la convierte en una de las favoritas como poderosa arma de control de la grasa.A menudo se mezcla con caolín para modular la fórmula.
El caolín, que suele ser blanco, es una de las arcillas más finas que existen.Tanto ¡que hasta se usa en cocina! Es más suave y la más adecuada para los cutis secos o sensibles.
La arcilla rosa es también fina y suave, rica en silicio, siendo perfecta para las pieles más delicadas y secas.
La arcilla verde, a veces llamada arcilla francesa, es rica en extractos vegetales y minerales.Tiene un gran poder de absorción, por lo que se recomienda para cutis grasos o áreas de impurezas o granitos. La arcilla negra o rhassoul se encuentra en las montañas del Atlas marroquí y es esencial en los rituales de los hammams, en los que también se usa sobre cuerpo y cabello. Rica en magnesio, sílice y potasio, es, además, hidratante.