DESCUBRIMOS A LEONOR DE BORBÓN EN SU DIECISIETE CUMPLEAÑOS: LOS PLANES, ANÉCDOTAS Y CURIOSIDADES DE LA PRINCESA EN SU MOMENTO CLAVE
LEONOR de Borbón regresó a España levantando de nuevo una gran expectación. La princesa volvía a ser la estrella de la cita anual que no se perdería por nada. Si Asturias fue el marco de su gran presentación como princesa, Oviedo ha vuelto a ser el escenario que señala la cuenta atrás para el inicio de una nueva etapa de su vida. El tiempo vuela. Ahora sí, la heredera al trono se hace mayor.
A su lado, los Reyes, su hermana y la Reina doña Sofía. Por primera vez desde agosto, juntos para celebrar una nueva edición de los Premios Princesa de Asturias. Otro día grande para la Familia Real, con el sonido de las gaitas alegrando su estancia y la de los premiados en la ciudad, las banderas ondeando y miles de asturianos saludándolos a su paso camino del teatro que volvió a acoger una ceremonia en todo su esplendor.
Volvieron los apretones de manos y los abrazos, se liberaron las sonrisas y se recuperó el aforo con 1.307 invitados que, de nuevo, recibieron a la Familia Real de pie y con aplausos, mientras estos recorrían los casi ochenta metros de alfombra hasta el escenario.
La Reina, con su vestido joya y los diamantes de Catar, girando la cabeza al paso de las filas para buscar a su madre y demostrarle, con un nuevo gesto de cariño, lo importante que es para ella.
PALOMA VIAJA CON SU NOVIO A OVIEDO
Paloma Rocasolano es un pilar fundamental en la vida de la Familia Real y todos están contentos de verla viviendo una segunda juventud junto a Marcus Brandler, quien viajó con ella a Oviedo, aunque evitando sentarse juntos para no ser fotografiados. Otro paso en su relación oficial… También sus nietas, con brillantes vestidos de lentejuelas, «encuentran» a su abuela y tienen un gesto de cariño con ella —realmente, con las dos—, mientras que el Rey, cabeza en alto, buscaba en el palco a doña Sofía. Tenía trece años cuando entró por primera vez de su mano en ese mismo teatro: sus primeros premios, su primer discurso.
Sonó entonces el Himno Nacional y los compases de la obra «Two ayres for cornetts and sagbuts», de John Adson, y declaró Felipe VI abierto el acto de entrega de los premios. Momento en el que todos los galardonados desfilaron hacia el escenario del teatro Campoamor: Carmen Linares y María Pagés (Artes); Eduardo Matos Moctezuma (Ciencias Sociales); Adam Michnik (Comunicación y Humanidades); Shigeru Ban (Concordia); Ellen MacArthur (Cooperación Internacional); Fundación y Equipo Olímpico de Refugiados
(Deportes); Geoffrey Hinton, Yann Lecun, Yoshua Bengio y Demis Hassabis (Investigación Científica y Técnica), y Juan Mayorga (Letras).
PUESTA EN ESCENA
En una extraordinaria puesta en escena para el mundo, se sucedieron las intervenciones de los premiados. Y se volvió a reivindicar el talento, la ciencia, la cultura, la solidaridad, el humanismo, para llamar a un futuro en común con palabras como esperanza, valores, compromiso, excelencia, ilusión… paz. Todos discursos inspiradores y comprometidos, destacando el de Juan Mayorga, que siguió en el turno al periodista y editor polaco Adam Michnik, quien advirtió que «Putin no puede ganar la guerra, pues es una guerra contra todo el mundo democrático».
El académico de la RAE demostró que es único con las palabras, con las que dice tener una relación «íntima y apasionada». «No dejará de parecernos cosa de magia que las letras, esos pocos dibujos, esos pocos sonidos, puedan tanto. Que puedan darnos tanta felicidad y hacernos tanto daño. Que puedan amenazar a una persona o enamorarla. Declarar una guerra o detenerla». O también el de Ellen MacArthur, último premio, la exregatista que pasó de navegar el mundo en soledad al reto de evitar que se agoten los recursos del planeta: «Nuestro mundo es nuestro barco y tiene recursos finitos», dijo reivindicando su modelo de economía circular. «El daño nos rodea totalmente y ya no puede ser ignorado». Otro momento muy
emotivo en una larga lista de instantes para el recuerdo, destacando la celebración sorpresa de María Pagés y Carmen Linares. No estaba en el guion, pero, tras recibir su premio, expandieron su arte en el escenario como ellas saben, con flamenco. Linares, cantando versos de Juan Ramón Jiménez, y Pagés bailándolos envuelta en su mantón.
BRILLANTE DISCURSO
Tras la intervención de cuatro de los trece premiados, llegó el turno de la princesa, quien volvió a superar las expectativas con su dominio del escenario y un brillante discurso. Una intervención de cinco minutos —699 palabras frente a las 403 de 2021— más institucional y madura y acorde con su edad y formación, en la que por primera vez no hizo una mención especial a «mi hermana, Sofía», ni a los Reyes. Con un vestido estampado de palmeras bicolor firmado por Michael Kors, sofisticado moño y los pendientes de Chanel de su madre, la heredera mostró una calma admirable —la Reina es periodista y Leonor, una buena alumna—, mientras señalaba su compromiso, «que crece firme y sólido», con la institución y su reconocimiento a los premiados. La princesa, que se mostró «feliz» por regresar a Asturias, comenzó su intervención recordando su edad y dedicando palabras de admiración a cada uno de los galardonados. Asimismo, la heredera también puso en valor el papel de los premios, que «demuestran que el trabajo excelente, el esfuerzo constante y el sentido de la responsabilidad tienen grandes resultados». «Les aseguro que descubrir la obra de nuestros premiados me ayuda a entender mejor el mundo que nos rodea. Su labor me empuja, a todos en realidad, a seguir aprendiendo».
EL PAPEL SILENCIOSO DE LA REINA
«He leído sobre cada uno de ellos y me impresiona todo lo que han conseguido. Me importa y me interesa, porque sé que su trabajo, sus esfuerzos, miran al futuro e influyen en el presente»,
Leonor, una princesa de premio, canta «Asturias patria querida» y nos dice lo que le importa de verdad en otro brillante discurso Animó a «aprender de los que saben» y dijo que «descubrir la obra de nuestros premiados me ayuda a entender mejor el mundo que nos rodea»
añadía la princesa mientras su abuela Paloma Rocasolano se emocionaba hasta las lágrimas y sacaba su pañuelo y la Reina, con sonrisa complacida y sin perder el hilo de cada palabra, no le quitaba ojo.
El mensaje detrás de las palabras de la princesa es importantísimo. No solo es lo que dice, es también cómo lo dice. Y cada vez dice más, al tiempo que remarca el papel silencioso de la Reina. La madre que repasó con ella el discurso por última vez antes de salir del hotel Reconquista, la que le colocó los mechones de pelo segundos antes de entrar en escena, sin olvidar repetir el mismo gesto con Sofía —la melena hacia delante—, mientras adivinábamos sus palabras: «Tú y yo, siempre juntas, en nuestro sitio».
No son tantas las ocasiones que tenemos de verlos a lo largo del año y Oviedo, además del centro de todas las miradas de la cultura del mundo, también se convierte en ese escenario en el que, cada otoño, se ve la solidez de la Familia Real, la unión y el amor. Hay un hogar detrás y la Reina es el corazón.
ESTO ES LO QUE LE IMPORTA
La educación de la princesa es extraordinaria y la vimos sobresaliente remarcando el trabajo de los galardonados, con un hasta nueve veces enfático «me importa». «Me importa que dos artistas excepcionales (María Pagés y Carmen Linares) nos recuerden que el flamenco es un arte vivo, rico, poderoso, universal, nuestro. Me importa y me impacta que Adam Michnik no tenga miedo a hacer un periodismo responsable y riguroso… Me importa que Eduardo Matos Moctezuma nos descubra el pasado para comprender lo que somos… Que el dramaturgo y académico Juan Mayorga piense que el teatro es el arte del encuentro, y por tanto, de la relación actor-espectador, y que nos ayuda a examinar las vidas reales y las vidas posibles, me importa. Me importa que nuestros premiados en Ciencia (Hinton, Hassabis, Bengio y LeCun) investiguen sobre Inteligencia Artificial para que las máquinas sean aliadas de la humanidad. También me importa y me preocupa mucho que un deportista no pueda entrenar y progresar en su carrera porque se ha visto obligado a huir de su país... Y que pueda continuar
El momento viral de la princesa y el Rey: contagiada por las ovaciones del público, se puso también a aplaudir hasta que el Rey, entre risas, que acabaron en una carcajada, le dijo: «No te aplaudas»
Sobre estas líneas, Felipe VI durante su discurso. Debajo, Carmen Linares cantando versos de Juan Ramón Jiménez y Pagés «bailándolos» envuelta en su mantón, celebrando su premio (Artes). Al lado, Leonor entregando el galardón a Juan Mayorga (Letras). Arriba, la infanta, que recogió su melena en una coleta dejando dos mechones de pelo sueltos sobre la cara. La Reina se peinó con un moño bajo trenzado, llevó los pendientes de diamantes regalo del Emir de Catar e innovó con su maquillaje de ojos: un «eyeliner» de doble trazo bicolor, a juego con su traje joya gracias al Equipo Olímpico de Refugiados y a su fundación». «Y me importa que el arquitecto Shigeru Ban se preocupe por las personas que han perdido sus casas y les ofrezca soluciones». Y también le importa que Ellen MacArthur «haya conseguido que se utilicen mejor los recursos naturales».
COMPLICIDAD Y RISAS DE PADRE
La princesa añadió finalmente que «los jóvenes somos conscientes de que la situación actual no es fácil», pero con un mensaje positivo. La heredera mira al futuro con esperanza y anima a las nuevas generaciones a «mantener el entusiasmo», a esforzarse de manera constante y a «aprender de los que saben, de quienes hacen lo suyo de manera impecable, a menudo en silencio… Escuchar, admirar y reconocer la excelencia de nuestros premiados nos hace sentir que las cosas siempre pueden cambiar para bien», añadió antes de regresar a la silla presidencial junto a sus padres y hermana —todos mirándola con enorme cariño y orgullo—, en un escenario que fue capilla y sirvió de marco para el nacimiento de los premios hace cuarenta y dos años. Allí buscó la mirada de Felipe VI, quien la felicitó tres veces por su discurso, antes protagonizar los dos la anécdota de la ceremonia. En un descuido, contagiada por las ovaciones del público, Leonor se puso también a aplaudir, hasta que el Rey, entre risas, que acabaron en una carcajada, le dijo: «No te aplaudas». Entonces, con gesto de sorpresa y naturalidad, reaccionó con un «up» separando las manos y diciendo «perdón».
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«QUERIDAS LEONOR Y SOFÍA»
Segundos después, y mientras el inolvidable momento con su hija se abría camino para hacerse viral, Felipe VI tomaba la palabra en el gran escenario. El Rey manifestó su alegría al recuperar los premios la normalidad, recordó «a tantos que perdimos» y a quienes demostraron su entrega a la sociedad. Hizo una semblanza de todos los premiados, que son