CABELLO: MÁS LIMPIO, MÁS TIEMPO
Una guía exprés de los trucos más eficaces y de los productos más top para espaciar los lavados.
EN TORNO AL LAVADO
Desenredar y cepillar a fondo el cabello antes de lavarlo hace que el champú actúe mejor. Es importante que el pelo esté empapado antes de repartir el champú: se emulsiona mejor y aumenta su eficacia. Excepto en caso de lavado diario, es importante hacer dos lavados. El primer champú arrastra la grasa y el segundo, toda la suciedad acumulada. La temperatura del agua cuenta, y mucho: no debe
estar muy caliente (estimula las glándulas sebáceas) ni fría (no retira la grasa). Mejor tibia, a temperatura corporal. Aclarar bien es esencial: hay que dedicarle al menos el doble de tiempo a este proceso que al lavado en sí, para asegurar que no quedan residuos.
Ni acondicionador ni mascarilla pintan nada cerca del cuero cabelludo: han de aplicarse de orejas para abajo, única y exclusivamente en medios y puntas, para no engrasar la raíz.
APOYO Y AUXILIO
Las mascarillas purificantes prechampú consiguen un pelo con más volumen, más suelto y limpio: se aplican en raíz y cuero cabelludo media hora antes del lavado para que absorban el sebo a fondo. Luego, se lava el pelo de la manera habitual. Son productos como Masque Purifiant Avant-Shampoing Hair Rituel by Sisley, la Mascarilla Absorbente Pre-Champú de Yves Rocher o Phyto Detox PreShampoo Mask de Phyto.
En ocasiones, el pelo se ensucia por acumulación de productos de styling o siliconas. Para un reseteado exprés, nada como usar cada dos semanas un champú purificante (el clásico de Pantene, 4C de Olaplex o Shift Treatment de I.C.O.N.) o un champú exfoliante, como los de Sephora o Aveda.
Elegir peinados que alejen el pelo de la cara ayuda a que nos llevemos menos las manos al cabello y así se ensucie menos.