¡HOLA!

NORMA DUVAL Y MATTHIAS KÜHN LAS IMÁGENES DE SU BODA EN SECRETO Y POR SORPRESA EN SUIZA

Después de trece años de relación, la actriz y el empresario alemán se han dado el «sí, quiero», en una ceremonia civil y muy íntima en Gstaad La pareja solo estuvo acompañada por sus dos testigos: la magistrada Concha Azuara, por parte de Norma, y el ab

- Texto: SILVIA CASTILLO Fotos: PABLO ROBLES Maquillaje y peluquería: JAVIER REYES © ¡HOLA! Prohibida la reproducci­ón total o parcial de este reportaje, aun citando su procedenci­a

NORMA Duval y Matthias Kühn se han casado. En secreto y por sorpresa, después de trece años de relación, la actriz y el magnate de los negocios alemán se han dado el «sí, quiero» en una ceremonia civil y muy íntima en Gstaad, Suiza. A lo largo de su historia de amor han tenido que sortear algunos obstáculos e incluso han superado dos rupturas, la más reciente, la pasada primavera, pero han sido separacion­es cortas, porque siempre se daban cuenta de que no pueden vivir el uno sin el otro. Estaban destinados a vivir juntos y finalmente han hecho realidad su sueño de casarse, sin grandes fastos y con dos íntimos amigos como únicos testigos.

Norma, que a sus sesenta y seis años sigue siendo una mujer escultural, se convirtió en una novia deslumbran­te con un vestido de alta costura de Carla Ruiz. De color blanco, con escote barco, manga larga y el largo de la falda por debajo de la rodilla; el traje, con detalle de pedrería en el hombro y la cintura le sentaba como un guante. Para hacer frente al frío de los Alpes, la artista completó su «look» nupcial con una elegante chaqueta de visón rasado con detalles de «renard», también en blanco, y un gorro de «renard» a juego, ambos de Lina Lavin.

Para Matthias esta es su segunda boda y para Norma, que anteriorme­nte estuvo casada con Marc

«No todos nuestros hijos podían viajar a Suiza, por eso hemos decidido casarnos así; más adelante haremos una gran celebració­n con nuestra familia y amigos»

«Definitiva­mente, Matthias es el hombre de mi vida. Ya estoy tramitando la residencia en Suiza para poder vivir con él, porque, lógicament­e, mi sitio está al lado de mi marido»

Ostarcevic —el padre de sus tres hijos— y el productor cinematogr­áfico José Frade, del que se divorció en 2009, la tercera «y la definitiva», nos dice con humor.

La artista, ilusionada ante esta nueva etapa de su vida, no puede ocultar su felicidad.

—¡Menuda sorpresa, Norma!

—Sí, bueno, la verdad es que llevábamos preparando la boda mucho tiempo. Hemos tardado más en poder celebrarla por el tema de la documentac­ión, de los papeles sobre todo, porque yo ya estoy tramitando la residencia en Suiza para poder vivir allí con mi marido, claro.

—¿Por qué os habéis casado en Gstaad?

—Porque nos encanta y allí tenemos una casa muy bonita, vivimos en el mismo pueblo de Gstaad y tenemos unas vistas a las montañas que son un espectácul­o.

—¿Quiénes han sido vuestros padrinos o testigos de boda?

—Mi madrina ha sido la magistrada Concha Azuara, que, curiosamen­te, cosas del destino, fue la que ofició mi boda con José Frade hace dieciocho años, casi diecinueve. Somos íntimas amigas y he querido que fuera ella. Por parte de Matthias, ha sido su abogado de confianza y mano derecha, Jorge Sainz de Baranda, que es descendien­te del que fue el primer alcalde de Madrid, en el siglo XIX.

«MI SOBRINA PAULA SE VA A VIVIR A DUBÁI» —¿Y vuestras familias?

—No pudieron asistir. Algunos podían y otros no… Al hijo mayor de Matthias, que está trabajando en Londres, le era imposible venir; mi hijo mayor, Marc, tampoco podía; una de mis sobrinas, Paula, que es azafata, bueno, las dos son azafatas, pero ella se va a vivir a Dubái y está

Norma, que a sus sesenta y seis años sigue siendo una mujer escultural, se convirtió en una novia deslumbran­te con un vestido de alta costura de Carla Ruiz, con cuello barco y detalles de pedrería, y una chaqueta de visón rasado y «renard», también en blanco, de Lina Lavin. A la izquierda, los novios, con sus testigos, la magistrada Concha Azuara y el abogado

Jorge Sainz de Baranda

«Curiosamen­te, cosas del destino, Concha Azuara fue quien ofició mi boda con José Frade hace dieciocho años. Ahora he querido que fuera mi madrina porque somos íntimas amigas»

con todos los preparativ­os, porque va a empezar a trabajar en una de las mejores compañías del mundo, en Emirates… Entonces, era un lío: unos podían venir; otros, no, así que decidimos hacerlo así, de una manera muy íntima. Más adelante, haremos una celebració­n con toda nuestra familia y nuestros amigos. Preferimos organizar una fiesta bonita a la que puedan venir todos.

«Después de nuestra última separación, en verano nos reconcilia­mos y, tras hablar mucho, finalmente todo está solucionad­o, perfectame­nte encajado como un puzle y ahora ya todo es tranquilid­ad para los dos, para nuestro futuro juntos»

—¿Cómo se lo han tomado tus hijos?

—Están encantados porque quieren mucho a Matthias. Y después de trece años, ya nos tocaba…

—Desde luego, Norma, porque la de vueltas que ha dado vuestra relación, incluso habéis vivido dos rupturas, la última, la pasada primavera.

—Sí, después de nuestra última separación, en verano nos reconcilia­mos y, después de hablar mucho, finalmente todo está solucionad­o, todo está arreglado, perfectame­nte encajado como un puzle y ahora ya todo es tranquilid­ad para los dos, para nuestro futuro juntos. Por eso me voy a vivir con mi marido a Suiza, aunque voy a estar mucho en España. No me voy a escaquear de Hacienda porque voy a hacer mis declaracio­nes como no residente y pagaré aquí para no tener problema, pero, lógicament­e, mi sitio está en Suiza con mi marido.

—Ya te había pedido matrimonio hace tiempo, ¿te lo volvió a pedir ahora, después de vuestra reconcilia­ción?

—Sí, es verdad que hubo una primera vez, nos íbamos a casar en dos mil quince, pero mi madre empeoró muchísimo de su enfermedad, su madre también se puso muy delicada, hasta el punto de que hemos perdido los dos a nuestras madres el año pasado, con muy poca diferencia de tiempo, solo dos meses. En aquel momento, hace siete años, al meditar fríamente dónde íbamos a vivir, después de tener todo muy avanzado, nos echamos para atrás. Yo no me podía ir a vivir a

Palma ni a Suiza, tenía que estar en Madrid con mi madre. Cada uno en una ciudad, iba a ser un matrimonio un poco extraño y yo tenía que estar con mi madre. Ahora, ya no tengo esa obligación, mis hijos son mayores, las niñas (Paula y Andrea) ya son mayores también y yo me siento más libre para poder compartir mi vida con Matthias… Entonces, cuando volvimos a retomar nuestra relación este verano, me volvió a pedir que me casara con él y nos comprometi­mos.

«He firmado un contrato prematrimo­nial, por supuesto. Todo es correcto. Cada uno tiene su patrimonio, sus respectivo­s hijos… Somos personas maduras ya»

«YA TENÍA EL ANILLO» —¿Y fue una proposició­n formal: hincó rodilla y te dio el anillo de compromiso?

—(Ríe) Bueno, lo hablamos… y el anillo ya lo tenía de la vez anterior que me pidió matrimonio. Ahora tengo mi alianza de casada, que es preciosa, un anillo de oro blanco y brillantes talla «baguette».

—¿Y la de Matthias cómo es?

—La suya es una alianza de oro clásica, pero fíjate qué gracia, solo se la ha puesto el día de la boda… Al día siguiente se la quitó.

—¿Y eso?

—A él no le gustan los anillos, bueno, no le gusta llevar nada de nada, ninguna joya, porque es muy deportivo. Lo único que se pone es el reloj, pero jamás le verás con una cadena, un anillo, ni nada. Así que hemos llegado al acuerdo de que no se la ponga (ríe de nuevo).

«No me voy a escaquear de Hacienda porque voy a hacer mis declaracio­nes como no residente y pagaré en España para no tener problemas»

—¿Están grabadas con alguna inscripció­n especial?

—Sí, la mía lleva su nombre y la fecha de nuestra boda, y la suya, mi nombre con la fecha. ¡Muy bonito!

«Matthias se puso la alianza el día de la boda y al día siguiente se la quitó. Él es muy deportivo y no le gusta llevar nada, salvo el reloj. Hemos acordado que no se la ponga»

—Esta es la boda que todos estábamos esperando y que demuestra que segundas oportunida­des, como ha sido vuestro caso, sí que son buenas…

—Sí, porque, como decía, si nos hubiéramos casado antes, cuando vivía mi madre, habría sido muy complicado para mí. Yo tenía que estar con ella… Creo que ahora ha sido perfecto. Además, ya no tenemos por qué tener ninguna diferencia porque hemos solucionad­o todos los asuntos que teníamos que arreglar, así que todo está en orden y hemos llegado a una serie de acuerdos y todo es correcto.

—¿Te refieres a que has firmado un contrato prematrimo­nial?

—Sí, por supuesto, claro. Cada uno tiene su patrimonio, sus respectivo­s hijos… Somos personas maduras ya y tanto Matthias como yo hemos trabajado mucho en la vida y hemos luchado mucho…

—¿Te vas a retirar, vas a dejar de trabajar?

—No, yo voy a seguir trabajando en mis campañas de publicidad, ahora en enero voy a lanzar algo muy bonito, ya os lo contaré, y haré los programas de televisión que me interesen… Por supuesto, no voy a volver a trabajar en el teatro ni voy a aceptar proyectos que impliquen una dedicación de demasiado tiempo.

—Háblanos de tu vestido de novia.

—¡Es tan bonito! Me lo ha hecho Carla Ruiz y, como no podía venir desde Málaga, donde tiene su «atelier», en la distancia y con mis medidas, me lo ha clavado.

—¿Os vais a ir de luna de miel?

—Sí, nos vamos a ir en unos días y vamos a hacer un superviaje por Asia. Estamos superfelic­es los dos.

—Definitiva­mente, Matthias es el hombre de tu vida.

—Pues sí, pues sí…

—¿Qué te aporta Matthias?

—Compartimo­s muchas cosas, tenemos mucho en común, muchos gustos y aficiones, a los dos nos encanta viajar y ahora tenemos pensado viajar muchísimo. A él le gusta mucho el mar y yo por él me he hecho marinera también, porque él es un lobo de mar. Matthias es de Hamburgo y allí ya tenía barcos su familia. Y a mí me gustaba también, pero ahora me he hecho marinera. A los dos nos encanta Mallorca, Matthias iba desde pequeño y yo también. Lo curioso

es que nos conocimos después de tantos años de ir a Mallorca los dos y nunca habíamos coincidido… Vamos a viajar mucho y vamos a disfrutar de todos los años buenos que nos esperan.

—Ahora que vas a vivir en Suiza, ¿qué va a pasar con tus casas?

«Estoy ilusionada, feliz, relajada, tranquila, con una gran estabilida­d... Empieza una etapa distinta para mí, he estado muchos años dedicada a mis hijos, a mis sobrinas, a mi madre... Ahora me voy a dedicar a mi marido y a mí»

—Mantengo mi casa de Segovia, mi casa de Mallorca también y la de Madrid… ya veremos.

—¿Tú esquías?

—¡Nooo! Yo no esquío, no quiero romperme una pierna o un brazo a estas alturas… Matthias sí, porque él es un deportista total. Yo siempre he montado mucho a caballo y sigo montando, pero el esquí no es lo mío.

«CONOCÍ A MATTHIAS GRACIAS A “¡HOLA!”» —Norma, quién te iba a decir a ti que en Tagomago, donde fuiste para hacer una sesión de fotos, te esperaba el amor de tu vida…

—Así es el destino y tengo que decir que yo conocí a Matthias gracias a ¡HOLA! Cuando me divorcié de José Frade, decidimos hacer un reportaje sobre mi nueva vida de soltera y Eduardo Sánchez Junco, que yo le adoraba, me sugirió hacer las fotos en Tagomago, porque le parecía un sitio muy bonito, y allí conocí a Matthias. La verdad es que ¡HOLA! es una gran parte de mi vida.

—Comienza una nueva etapa de tu vida y se te ve muy ilusionada.

—Ilusionada, feliz, relajada, tranquila, con una gran estabilida­d… Empieza una etapa distinta para mí, porque yo he estado dedicada a mis hijos, a mis sobrinas y a mi madre muchos años y ahora me voy a dedicar a mi marido y a mí. Por supuesto, mis hijos y mis nietos son sagrados, por eso voy a seguir volviendo a España, claro. Estamos todos muy contentos.

«Mi marido y yo tenemos mucho en común. Matthias es un lobo de mar y yo por él me he hecho marinera. El esquí, en cambio, no es lo mío, no me voy a romper una pierna a estas alturas»

—¿Tus hijos y los de Matthias siempre han apostado por vuestra relación?

—Sí, y eso es muy importante: la buena armonía que tenemos con nuestras respectiva­s familias. Eso es fundamenta­l para que todo funcione bien en una pareja. Yo tengo una relación estupenda con su exmujer, Andrea; con sus hijos me llevo divinament­e, los quiero muchísimo y ellos también a mí; al igual que Matthias quiere mucho a mis hijos y a las niñas, porque yo le conocí en dos mil nueve y mi hermana, Carla, ya estaba muy mal y yo ya tenía prácticame­nte a mis sobrinas conmigo, así que las conoce desde que eran pequeñas.

—Norma, esta es tu tercera boda. Como se suele decir, ¿a la tercera va la vencida?

—¡Claro! Se acabaron las bodas (ríe abiertamen­te).

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Tras contraer matrimonio ante notario, los recién casados se fotografia­ron ante una de las iglesias de Gstaad. Para Matthias esta es su segunda boda y para Norma, que anteriorme­nte estuvo casada con Marc Ostarcevic —el padre de sus tres hijos— y el productor cinematogr­áfico José Frade, del que se divorció en 2009, la tercera «y la definitiva», nos dice con humor
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Una vez convertido­s en marido y mujer, Norma y Matthias, acompañado­s de Concha y de Jorge, dieron un paseo en un carruaje de caballos, una de las atraccione­s turísticas de la glamurosa estación de esquí alpina. A la derecha, una romántica imagen de los recién casados, en la que se puede ver la alianza de Norma, de oro blanco y brillantes
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los negocios Matthias Kühn
«Tenemos muy buena armonía con nuestras respectiva­s familias, eso es fundamenta­l para que todo funcione bien en una pareja. Me llevo de maravilla con su exmujer, adoro a sus hijos y ellos a mí, al igual que Matthias quiere mucho a mis hijos y a mis sobrinas», nos desvela Norma, a la que vemos radiante en las imágenes junto a su marido, el magnate de los negocios Matthias Kühn
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En la página anterior, Norma y Matthias brindan con sus testigos, Concha Azuara y Jorge Sainz de Baranda, en la terraza de su casa de Gstaad. Junto a estas líneas, la pareja, ante uno de los espectacul­ares lagos de la glamurosa localidad alpina
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