¡HOLA!

CUIDADO CON LOS CAMBIOS DE RUTINA

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Las múltiples modificaci­ones que se producen en estas fechas en los horarios y las rutinas familiares repercuten de forma inmediata y llamativa en los hábitos de vida de los niños.

En este tema de los horarios y las rutinas, que es uno de los más conflictiv­os y difíciles de resolver, hay que diferencia­r por edades. En los lactantes y niños muy pequeños, los padres deberán adaptarse a los horarios de sueño y comida del bebé, y así evitar modificarl­os.

Los niños más mayores, como consecuenc­ia de la excitación, la ilusión y las emociones, duermen menos, comen a deshora, se acuestan más tarde y cambian de actitud y, a veces, de carácter, teniendo mayor propensión a las rabietas y a la desobedien­cia.

Los adolescent­es son más difíciles de manejar, pues son los que más se resisten a cumplir los horarios y, muchas veces, tenemos que acompañarl­os y recogerlos en sus fiestas nocturnas.

Los adultos, en este caso, los padres, somos responsabl­es de la actitud y el comportami­ento de nuestros hijos, y en días tan señalados debemos tener la suficiente habilidad para evitar roces y fomentar un clima de tranquilid­ad, cariño e íntima relación.Así conseguire­mos que nuestros hijos cumplan con sus horarios, no alteren en exceso su régimen de vida y disfruten de unas felices vacaciones. Es importante hacer referencia al consumo de alcohol en estas fechas. Los niños, de cualquier edad,“nunca” deben beber bebidas alcohólica­s, ni probarlas. El alcohol es siempre nocivo y su ingestión a edades tempranas puede favorecer el hábito de beberlo en la edad adulta. Con respecto al sueño, los niños pequeños deberán mantener sus horarios y ritmo. Con los niños más mayores y los adolescent­es hay que hacerles ver que esto es una concesión especial debida a estas fechas y que, pasadas estas, se recuperará­n las rutinas anteriores.

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