CUIDADO CON LOS CAMBIOS DE RUTINA
Las múltiples modificaciones que se producen en estas fechas en los horarios y las rutinas familiares repercuten de forma inmediata y llamativa en los hábitos de vida de los niños.
En este tema de los horarios y las rutinas, que es uno de los más conflictivos y difíciles de resolver, hay que diferenciar por edades. En los lactantes y niños muy pequeños, los padres deberán adaptarse a los horarios de sueño y comida del bebé, y así evitar modificarlos.
Los niños más mayores, como consecuencia de la excitación, la ilusión y las emociones, duermen menos, comen a deshora, se acuestan más tarde y cambian de actitud y, a veces, de carácter, teniendo mayor propensión a las rabietas y a la desobediencia.
Los adolescentes son más difíciles de manejar, pues son los que más se resisten a cumplir los horarios y, muchas veces, tenemos que acompañarlos y recogerlos en sus fiestas nocturnas.
Los adultos, en este caso, los padres, somos responsables de la actitud y el comportamiento de nuestros hijos, y en días tan señalados debemos tener la suficiente habilidad para evitar roces y fomentar un clima de tranquilidad, cariño e íntima relación.Así conseguiremos que nuestros hijos cumplan con sus horarios, no alteren en exceso su régimen de vida y disfruten de unas felices vacaciones. Es importante hacer referencia al consumo de alcohol en estas fechas. Los niños, de cualquier edad,“nunca” deben beber bebidas alcohólicas, ni probarlas. El alcohol es siempre nocivo y su ingestión a edades tempranas puede favorecer el hábito de beberlo en la edad adulta. Con respecto al sueño, los niños pequeños deberán mantener sus horarios y ritmo. Con los niños más mayores y los adolescentes hay que hacerles ver que esto es una concesión especial debida a estas fechas y que, pasadas estas, se recuperarán las rutinas anteriores.