¡HOLA!

SAÚL CRAVIOTTO POSA PARA «¡HOLA!» POR PRIMERA VEZ CON SU FAMILIA NUMEROSA Y NOS PRESENTA A SU HIJA OLIVIA, DE DOS MESES

- Texto: MARTA GORDILLO Fotos: JAVIER SALAS Estilismo: BEATRIZ MORENO DE LA COVA Producción: MARÍA PARRA

EL año que acaba de comenzar viene con un reto bajo el brazo para Saúl Craviotto. Conseguir la clasificac­ión para París 2024. Serían los quintos Juego Olímpicos en los que participe el piragüista, que ha logrado cinco medallas en los últimos cuatro, grabados uno a uno en su piel: Pekín 2008, Londres 2012, Río,2016 y Tokio 2020 (celebrados en 2021 por la pandemia). En total, dos oros, dos platas y un bronce lo sitúan en lo más alto del olimpismo español. Solo David Cal, al que admira, le iguala en número de metales, aunque el gallego, otra leyenda de este deporte, atesora un oro y cuatro platas. Con Saúl nos reunimos hoy en su nueva casa de la costa asturiana, su «oasis de paz. Un lugar para venir a descansar y desconecta­r, rodeado de montañas y al lado del mar», donde el deportista, ganador de la segunda edición de «MasterChef Celebrity», posa con su mujer, la arquitecta de interiores y nutricioni­sta Celia García, que comparte sus recetas saludables en sus redes, y nos presentan a su familia numerosa, sus hijas, Valentina, de ocho años; Alejandra, de cinco, y la pequeña Olivia, que nació el pasado 7 de noviembre.

—Saúl, ¿cómo se os está dando esto de ser familia numerosa?

—Yo siempre decía: «El tercero se cría solo». Pues, la verdad…, no sé yo —-ríe—. La logística es complicada y más ahora, que me pilla en una etapa en la que estoy en Sevilla entrenando. Solemos ir diciembre, enero y febrero. La base del equipo nacional está en Asturias, pero en los meses de frío vamos al sur por la temperatur­a para sacar buenos entrenos. Y a mí me

El piragüista tiene cinco medallas olímpicas —dos oros, dos platas y un bronce—, conseguida­s en cuatro juegos consecutiv­os, algo que nadie más ha logrado en el deporte español

«Mi familia es mi mayor éxito, sin ninguna duda. Y lo más bonito del deporte también es, en parte, eso. Lo feliz que hago a mi familia, a mis padres… y verlos emocionado­s en la grada»

cuesta bastante hacer la maleta, no es como cuando tenía veinte años y viajaba encantado.

—¿Qué tal lleva Celia tus ausencias ahora con tres niñas?

—Pues tiene días de todo. Unos mejores y otros peores. Al final, yo estoy fuera y ella se ocupa de todo… y esos momentos de estrés de madre los pasa, pero lo comprende. Tengo la inmensa suerte de que entiende quién soy y cuál es mi vida.

—¿Qué te aporta ella? ¿Te pone los pies en el suelo?

—Sí, es mi hogar, mi tranquilid­ad, mi bienestar, la seguridad, el amor, por supuesto. Es todo. Es mi tándem, mi pareja, y entre los dos nos entendemos. Es el pilar más importante de todo.

—¿Cómo ha sido la llegada de Olivia a la familia?, ¿qué os ha traído?

—Felicidad, desde luego. El nacimiento de un bebé siempre es felicidad para cualquier familia. Aunque supongo que mis padres, que están en Lleida, no se terminan de acostumbra­r a tener a un hijo y tres nietas lejos. Digamos que el lado negativo de mi carrera deportiva es que me tuve que ir de Lleida.

—Para estar en la élite del deporte hay que ser muy exigente con uno mismo. ¿Sientes que te has dejado algo por el camino?

—No tengo la sensación de que me haya faltado algo. Evidenteme­nte, nosotros somos exigentes y siempre queremos mejorar la milésima. Yo sé que puedo mejorar en muchas parcelas, pero, al final, creo que el equilibrio es bueno. Me gusta también disfrutar del camino, no ser tampoco muy cuadricula­do ni demasiado obsesivo con nada, porque las veces que me he obsesionad­o ha sido cuando más he fallado. Eso también me lo ha demostrado la experienci­a.

—Te refieres a que no solo hay que estar físicament­e al nivel, sino también mentalment­e, claro.

—La salud mental es para mí algo básico y esencial. Tener equilibrio. Hoy en día está muy de moda hablar de ello y, bueno, lo que decía, las veces que no me salía de la raya marcada, pesaba la comida, no salía a tomar una cerveza… Cuando lo quería hacer perfecto ha sido cuando más he fallado. Al final es importante cuidar el pilar social, el entretenim­iento, disfrutar, la familia… Descansar la mente es importante.

—¿Tu mayor éxito es tu familia?

—Sí, sin ninguna duda. Y lo más bonito del deporte también es en parte eso. Lo feliz que

«El recuerdo más bonito que tengo de los Juegos de Londres es conseguir la medalla y al día siguiente pedirle matrimonio a Celia en Piccadilly Circus. Estaba más nervioso ahí que en la final olímpica… ¡y no es broma!

«Estoy todo el día jugando y trasteando con las niñas, nos lo pasamos muy bien. Intento ser el mejor padre posible, transmitié­ndoles los valores que tengo»

hago a mi familia, lo feliz que hago a mis padres, el verlos emocionado­s en la grada. Al final, es el objetivo de todo, el éxito, si no tienes con quien compartirl­o no tiene sentido...

—¿Y cómo eres en casa, en familia, como padre…?

—Estoy todo el día jugando y trasteando con las niñas, nos lo pasamos muy bien. Intento ser el mejor padre posible, transmitié­ndoles los valores que tengo y que sean buenas personas, que es lo más importante.

—¿A tus hijas les inculcas la pasión por el piragüismo?

—Me gusta que hagan deporte, no piragüismo en particular. Los niños deben hacer deporte por diversión, por los valores que inculca de disciplina, de compromiso y de compañeris­mo. Quiero, sobre todo, que se centren y estudien, pero me gusta que tengan una vida relacionad­a con el deporte, que prueben varios y elijan.

—¿Cuál es tu próximo reto? ¿París dos mil veinticuat­ro?

—Sí, clasificar­me para París. Este año tenemos el Mundial y tengo que clasificar­me para los que serían mis quintos Juegos Olímpicos y, con mucha probabilid­ad, los últimos. Pero bueno, ya veremos.

—¿Piensas en la retirada?

No es que lo piense, pero la Naturaleza hace su trabajo. Llegaré con treinta y nueve años a París, los jóvenes buscan su sito, ya me están empezando a dar guerra —ríe—, y también es bonito saber que todo tiene un principio y un final. Y, por tiempo, si no es París, intentaré, a lo mejor, alargarlo algún año, poco a poco, pero Los Ángeles lo veo muy lejos.

MIL INQUIETUDE­S —Mirando al futuro, cuando lo dejes de manera profesiona­l, ¿querrás seguir vinculado al deporte? ¿Tienes algo pensado?

—Hay que empezar a pensar en ese precipicio de la retirada, porque llevamos toda la vida dedicándon­os al deporte y a muchos nos cuesta volver al mundo no sé si llamarlo real o a la vida laboral. Yo soy policía y tengo mil inquietude­s. Tengo participac­iones en restaurant­es, temas inmobiliar­ios, empresas tecnológic­as, tengo muchos planes B, digamos, pero es verdad que mi pasión es el deporte, es lo que me gusta y me gustaría seguir siempre vinculado a él.

—¿Sigues trabajando como policía?

—Ahora mismo, no estoy ejerciendo. Lo hice durante una temporada larga, pero es complicado patrullar ocho horas de lunes a viernes y compaginar­lo con la preparació­n de unos Juegos Olímpicos. No estoy en la calle, además. Estoy en un grupo de participac­ión ciudadana, consiste en ir a dar charlas, por ejemplo, a colegios, hablar de «bullying», redes sociales, alcohol, drogas… Al final, es otra faceta dentro de la policía que me permite compaginar­lo mejor con el deporte.

—Antes sí patrullaba­s, ¿ese cambio se produce cuando ganas «MasterChef»?

—«MasterChef» ha sido un antes y un después en cuanto a exposición pública. Es como un trampolín mediático, digamos. Trabajar en la calle como policía puede crear situacione­s hasta simpáticas. Pero también es peligroso. Puedes detener a alguien y que sepa dónde entrenas, dónde vives, quién es tu familia…

—Esta edición del programa ha terminado con polémica. ¿Cómo fue tu experienci­a?

—Algo escuché de refilón, porque ahora estoy entrenando en Sevilla. Para mí ha sido una de las oportunida­des más importante­s de mi carrera profesiona­l. Me ha abierto muchas puertas, conocí un mundo distinto, he aprendido a cocinar, he hecho grandes amigos, la verdad es que me llevo una experienci­a del programa muy positiva y maravillos­a.

—Todo lo que te trajo la fama, como hacer campañas, posar como modelo..., ¿cómo lo vives?

—Con naturalida­d y los pies en el suelo, sobre todo; aprovechan­do un momento muy dulce, disfrutand­o experienci­as y no perdiendo el norte.

—¿Sigues cocinando o se te olvidó?

—No al ritmo y al nivel de «MasterChef», lo de las esferifica­ciones y todo eso ya no (ríe), pero sí hago cosillas. Sobre todo, los fines de semana, que es cuando tengo más tiempo libre.

—Cinco medallas olímpicas, otras tantas de campeonato­s del mundo, de Europa… ¿Te sientes una leyenda?

—¡Qué va! No pienso en eso, la verdad es que soy una persona normal y corriente que hago bien mi trabajo. Sería un falso humilde si no viese que lo hago bien. Cinco medallas olímpicas, evidenteme­nte, es tener éxito en el deporte, pero no lo veo como algo de leyenda y con todos esos titulares que a veces me dan hasta cierta vergüenza y todo —ríe—. Me siento privilegia­do, eso sí, de poder vivir de lo que me gusta y tener

«Mi próximo reto es ir a París. Este año hay Mundial y tengo que clasificar­me para los que serán mis quintos Juegos Olímpicos y, con mucha probabilid­ad, los últimos», dice el también ganador de «MasterChef Celebrity»

«La llegada de Olivia nos ha traído mucha felicidad, desde luego. Yo siempre decía: “El tercero se cría solo”. Pues, la verdad…, no sé yo», nos dice entre risas

experienci­as como ir a unos Juegos Olímpicos y representa­r a mi país.

—Has ido a los juegos, has ganado medallas, pero, además, también has sido abanderado.

—En un deporte como el mío, lo más importante es ir a unos juegos, conseguir una medalla olímpica y luego está ser abanderado. Es como tocar el techo del olimpismo. Era lo que me faltaba y lo he conseguido. Yo ya estoy cubierto. Vamos, que si me retiro ahora, ya puedo hacerlo tranquilo.

—A Celia le pediste matrimonio en Londres, el día después de ganar la medalla.

—Sí. El recuerdo más bonito que tengo es conseguir la medalla y, al día siguiente, pedirle matrimonio en Piccadilly Circus, estaba más nervioso ahí que en la final olímpica... y no es broma. Tengo seguridad en mí mismo dentro de la piragua, pero si pido matrimonio y me dicen que no, no veas tú la cara de tonto que se me hubiera quedado —ríe—.

«Admiro mucho de Saúl su tesón. Objetivo que tiene, objetivo que consigue. Es muy hogareño y le gusta cuidarnos, y ahora que tenemos esta casa, le encanta arreglar el jardín», nos dice Celia, que es nutricioni­sta

—Hablábamos antes de que el próximo reto será la sexta medalla… ¿y el cuarto hijo?

—Rotundamen­te, no —ríe—. Tendría ya que cambiar de coche, de casa… Yo creo que con tres ya hemos cumplido.

—Celia, ¿siempre habíais pensado en tener familia numerosa?

—Sí, Saúl viene de una familia donde son dos hermanas y él y yo tengo una hermana y un hermano. Siempre nos gustó mucho la familia de cinco. Muchos nos preguntan si lo que buscábamos ahora era un niño, pero en realidad no, era el bebé número tres.

—¿Cómo es tu marido en casa?

—Tiene que pasar mucho tiempo fuera, así que es muy hogareño, le gusta cuidar mucho de nosotras, hacer planes… Ahora que tenemos esta casa, le encanta arreglar el jardín, tenerlo todo bonito, y le gusta muchísimo jugar con las niñas. Es un padrazo.

—¿Cómo se vive en casa, en familia, que Saúl gane medallas cada vez que va a unos Juegos Olímpicos?

—Como nos tiene muy mal acostumbra­dos, ahora las expectativ­as siempre están altas, entonces, no es como que de repente gana y mira qué alegría. Sabes que es posible, entonces, es una tensión horrible.

—¿Qué es lo que más admiras de Saúl?

—Yo admiro mucho el tesón que tiene. Él quiere llegar a B y va a llegar a B, no va a pasar por el medio, no se va a entretener con una cosa, no. Él, objetivo que tiene, objetivo que consigue, y cuanto antes, mejor.

 ?? ?? Junto a estas líneas, la pequeña Olivia, que nació el pasado 7 de noviembre, plácidamen­te dormida. Al lado, la familia al completo en la playa, al lado de su nueva casa de la costa asturiana: Saúl con Alejandra, de cinco años, en sus hombros, y Valentina, de ocho, a su lado, y Celia con la bebé en brazos
Junto a estas líneas, la pequeña Olivia, que nació el pasado 7 de noviembre, plácidamen­te dormida. Al lado, la familia al completo en la playa, al lado de su nueva casa de la costa asturiana: Saúl con Alejandra, de cinco años, en sus hombros, y Valentina, de ocho, a su lado, y Celia con la bebé en brazos
 ?? ??
 ?? ?? «Celia es mi hogar, mi tranquilid­ad, mi bienestar, la seguridad, el amor, por supuesto. Es todo. Es mi tándem, mi pareja, y entre los dos nos entendemos», dice Saúl, Premio Nacional del Deporte 2016, que suma en su palmarés deportivo otras 11 medallas logradas en campeonato­s mundiales
«Celia es mi hogar, mi tranquilid­ad, mi bienestar, la seguridad, el amor, por supuesto. Es todo. Es mi tándem, mi pareja, y entre los dos nos entendemos», dice Saúl, Premio Nacional del Deporte 2016, que suma en su palmarés deportivo otras 11 medallas logradas en campeonato­s mundiales
 ?? ??
 ?? ??
 ?? ?? El piragüista lleva tatuados en ambos brazos las cuatro últimas citas olímpicas, en las que ha logrado cinco medallas, la última, una plata en Tokio, como puede verse mientras abraza a Olivia piel con piel. Izquierda, el ganador de la segunda edición de «MasterChef», en la cocina, con Valentina
y Alejandra
El piragüista lleva tatuados en ambos brazos las cuatro últimas citas olímpicas, en las que ha logrado cinco medallas, la última, una plata en Tokio, como puede verse mientras abraza a Olivia piel con piel. Izquierda, el ganador de la segunda edición de «MasterChef», en la cocina, con Valentina y Alejandra
 ?? ?? «Al final, es el objetivo de todo, el éxito, si no tienes con quien compartirl­o, no tiene sentido. Para mí, mi éxito es la familia que hemos formado, todo esto es lo más»
«Al final, es el objetivo de todo, el éxito, si no tienes con quien compartirl­o, no tiene sentido. Para mí, mi éxito es la familia que hemos formado, todo esto es lo más»

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain