BENEDICTO XVI
UNA DESPEDIDA MULTITUDINARIA PARA UN PAPA QUE HIZO HISTORIA
El Papa Francisco fue el primero en velarlo y presidirá la Misa exequial, a la que asistirá la Reina doña Sofía, en la basílica de San Pedro
TREINTA y uno de diciembre, fin de año y final de la vida de Joseph Aloisius Ratzinger, el doscientos sesenta y cinco Papa de la Iglesia católica, a causa de «su avanzada edad». «Con pesar doy a conocer que el Papa emérito Benedicto XVI ha fallecido a las 9:34 horas en el monasterio Mater Ecclesiae del Vaticano», rezaba el mensaje que fue publicado en seis idiomas, casi al tiempo que empezaban a sonar las campanas de la basílica de San Pedro y de toda Roma.
Tenía noventa y cinco años. En febrero se habría cumplido una década desde su histórica renuncia —fue el primer papa que dejó voluntariamente su cargo desde Celestino V, en 1294— tras ocho años de pontificado. No habrá cónclave, no hay sede vacante… Por primera vez, un papa, Francisco, va a «enterrar» a otro papa, Benedicto XVI. Así lo anunció el portavoz del Vaticano, Matteo Bruni: «El Papa Francisco presidirá el 5 de enero el funeral de su predecesor, Benedicto XVI».
Por su expreso deseo, su despedida debería ser «solemne pero sobria», y siguiendo sus instrucciones, hubo un primer velatorio en la capilla de su residencia, y, después (el lunes) fue llevado a la basílica de San Pedro. Allí, en la sala Clementina fueron expuestos sus restos hasta el miércoles, dando la oportunidad de despedirse a decenas de miles de fieles. El cuerpo del Pontífice descansó sobre un catafalco con las vestiduras rojas pontificias, una mitra con bordes dorados y un rosario entrelazado en sus manos. En consecuencia, con su renuncia, no llevó el palio papal, ni la «cruz pastoral».
Nació en Baviera, el 16 de abril de 1927; fue elegido Pontífice de la Iglesia católica, el 19 de abril de 2005 y está considerado uno de los más grandes teólogos de la historia. Fiel a su defensa de la Iglesia, dejó escrito un breve testamento espiritual donde resume su trayectoria y agradece a sus padres —era hijo de una cocinera y un oficial de policía— haberle dado la vida y el apoyo para su carrera. En la misiva, pide perdón «de corazón» a todos aquellos a los que pudo perjudicar con sus decisiones. Según «Vatican News», sus últimas palabras antes de morir fueron: «¡Señor, te amo!».