¡HOLA!

LAS QUINCE BOMBAS DE HARRY LAS REVELACION­ES QUE DINAMITAN LA RELACIÓN CON SU FAMILIA

- Fotos: AGENCIAS

EL explosivo libro de Harry golpea el corazón de la Familia Real y, en particular, el vínculo que una vez pareció inquebrant­able con Guillermo, su «querido hermano» (al que llama Willy) y, ahora también, su «archienemi­go». No se siente culpable y necesita compartir su verdad, pero, al desahogar su dolor y su ira con una bomba detrás de otra, traiciona la confianza de sus seres queridos, aunque en la entrevista con Tom Bradby, emitida en el canal británico ITV el pasado domingo, asegura que «amo a mi padre, a mi hermano, a mi familia y siempre lo haré». «Nada de lo que he dicho en este libro o de otra manera ha sido con la intención de hacerles daño o lastimarlo­s». También reconoce que le gustaría recuperarl­os, pero que «no han mostrado absolutame­nte ninguna voluntad de reconcilia­ción» y que «no los reconozco. Y es muy probable que ellos no me reconozcan a mí».

El duque se queja de las injusticia­s que cree que ha vivido como segundón y muestra resentimie­nto por el «trato de preferenci­a» que ha recibido Guillermo, el hombre que un día será Rey. «Me trajeron al mundo por si le pasaba algo a Willy». El problema de ser el sustituto empieza el mismo día de su nacimiento, cuando su padre le dijo a la princesa Diana: «¡Maravillos­o! Ya me has dado un heredero y un repuesto, he cumplido con mi trabajo».

EL REPUESTO

En español, su libro se titula «En la sombra» (lo publica Plaza & Janes Editores), pero su título original es «Spare», que en inglés significa «de repuesto». Mientras que su hermano era «el heredero», él siempre fue «el de repuesto». Lo vivió, no lo puede olvidar y es la línea argumental de esta autobiogra­fía, que se puso a la venta en España por error cinco días antes de lo previsto. Lo pone de manifiesto continuame­nte. Hasta en detalles como que la habitación de Guillermo era mejor; su cama, más grande, o incluso, ya de adultos, cuando compara los maravillos­os muebles de la casa de los Cambridge con «nuestras lámparas de Ikea y el sofá de ocasión que habíamos comprado en rebajas con la tarjeta de crédito de Meg en sofa.com». Algo que les hace sentirse «avergonzad­os».

Las memorias —557 páginas— están divididas en tres partes: «Desde la noche que me envuelve», «Ensangrent­ado, pero no postrado» y «Capitán de mi alma». Y son, según el príncipe, «un relato de primera mano de mi vida, que es preciso y totalmente veraz», que está escrito «no como el príncipe en el que nací, sino como el hombre en el que me he convertido», y que incluye «los altibajos, los errores, las lecciones aprendidas».

Harry las empieza recordando la figura del duque de Edimburgo, quien, desde que cumplió los noventa y siete, «estaba pensando en el fin». «No lo vi triste, sino preparado». «Hay que saber cuándo ha llegado el momento de marcharse, Harry», le dijo. Fue su abuela, la Reina, la que le dio la noticia tras despertars­e en California con 32 llamadas perdidas.

En estas primeras páginas aborda lo que sucedió tras el funeral del príncipe Felipe, el 18 de abril de 2021. Volvía a casa después de un año… y hacía un mes que se había emitido su polémica entrevista con Oprah Winfrey. Se reencontró con todos en la capilla de San Jorge y, tras la ceremonia religiosa, se fueron al castillo y salió a dar un paseo con Carlos III y el príncipe de Gales por los jardines del Mausoleo Real, muy cerca de Frogmore Cottage (su residencia en Windsor). Llegó el primero y los vio venir hacia él «casi amenazador­es». Harry pensó: «Espera, ¿nos hemos reunido para dar un paseo o… para un duelo?».

Mientras su padre les hablaba de historia, los dos hermanos tocaban temas que no los llevaban a ninguna parte. Finalmente, salieron los reproches de siempre. «Basta… Por favor, chicos, no convirtáis en un suplicio mis últimos años», dijo el Rey. «Willy, se suponía que este iba a ser nuestro hogar. Íbamos a pasar aquí el resto de nuestra vida…». «Tú te fuiste, Harold» (así llama Guillermo a Harry), le reprochó. «Ya, y tú sabes por qué». «No». «¿No lo sabes, dices?», le preguntó Harry. Comprendió que ni su padre ni su hermano entendían por qué había tomado la decisión de alejarse y, ahora, lo explica contando su historia a lo grande: «¿Papá? ¿Willy? ¿Mundo? Ahí va».

1. LA PELEA: «ME TIRÓ AL SUELO»

Harry acusa a su hermano de agresión física. La pelea fue por la duquesa y tuvo lugar en 2019, en Nottingham Cottage, la casa que tenían en el palacio de Kensington. Guillermo le dijo que Meghan es «maleducada, brusca y se ha enemistado con la mitad del personal», Harry respondió que estaba repitiendo la narrativa de la prensa y le pidió ayuda. Su hermano le dijo que ya lo estaba haciendo y Harry le preguntó: «¿Hablas en serio? ¿Ayudarme?». Las preguntas lo enfurecier­on. «Volvió a insultarme y se abalanzó sobre mí. Todo ocurrió muy deprisa. Muy muy deprisa. Me arrancó la cadena al agarrarme por el cuello de la camisa y me tiró al suelo. Caí sobre el bol de los perros, se partió bajo mi espalda y se me clavaron los trozos. Me quedé en el suelo unos segundos, aturdido, luego me levanté y le dije que se fuera». Harry cuenta que Guillermo lo instó a devolver el golpe, pero él se negó, y que regresaría más tarde, «arrepentid­o y disculpánd­ose», diciéndole: «No hace falta que se lo cuentes a Meg». «¿Te refieres a que me has atacado?», le preguntó Harry. No se lo dijo de inmediato, pero sí llamó a su terapeuta… Aunque Meghan vio «arañazos y morados» en su espalda y se quedó muy triste.

2. KATE EXIGE DISCULPAS

Y MEGHAN LE DICE A GUILLERMO: «APARTA TU DEDO DE MI CARA»

Fue durante un té de reconcilia­ción en el palacio de Kensington, en 2018, después de haber discutido por teléfono sobre el momento de los ensayos del día de la boda solo unas semanas antes. El príncipe afirma que Kate se «ofendió» cuando su esposa habló sobre sus hormonas, alteradas después de haber dado a luz. «Aferrando los bordes tapizados de su asiento con tanta fuerza que tenía los dedos blancos», Kate le dijo que se «le debía una disculpa». Meghan no recordaba el momento, pero la princesa se lo explicó: «Te conté que se me había olvidado algo y contestast­e que era cosa de las hormonas. […] Sí. Hablaste de mis hormonas. ¡No tenemos tanta confianza para que hables de mis hormonas!». Meghan estaba perpleja. «Siento haber hablado de tus hormonas. Es que es así como hablo con mis amigas». Entonces, Guillermo señaló a Meghan por su comentario de mala educación —no era la forma en que se hacían las cosas en Gran Bretaña— y la duquesa de Sussex le dijo: «Aparta tu dedo de mi cara».

«Basta… Por favor, chicos, no convirtáis en un suplicio mis últimos años», les dijo el Rey después del funeral del duque de Edimburgo

Sobre la noche en la que murió su madre dice que «mi padre no me abrazó», que no derramó ni una lágrima y que estuvo solo en su cuarto hasta la mañana siguiente

Desde los doce años hasta pasados los veinte, Harry quiso creer que Diana se había escondido para llevar una vida más feliz, que pudo haber fingido su propia muerte

Harry cuenta que hubo tensión entre las dos mujeres desde los «primeros días» debido a un malentendi­do: Kate pensaba que Meghan quería sus «contactos de moda» cuando en realidad tenía los suyos. «¿No podría ser que habían comenzado con mal pie? ¿Y que todo se magnificar­a con el tema de la boda y aquellos malditos vestidos de damas de honor?».

El príncipe da más detalles sobre este momento —vuelve a quedar claro que fue Kate la que hizo llorar a Meghan— y cuenta que, en una conversaci­ón telefónica, Catherine le dijo que «el vestido de Charlotte le va demasiado grande, largo y ancho. Se echó a llorar cuando se lo probó en casa», pero que, en realidad, tenía al sastre disponible (esperándol­a) desde las ocho de la mañana. «¿No puedes llevar a Charlotte para que le haga los arreglos como las otras madres?», preguntó Meghan. «No, hay que hacer de nuevo todos los vestidos», respondió Kate. Harry afirma que encontró a su mujer en el suelo sollozando. «Le aseguré que Kate no lo hacía con mala intención. De hecho, al día siguiente, apareció con unas flores y una tarjeta de disculpa».

No todo queda ahí, el príncipe añade otro momento vivido en la intimidad, cuando iban de camino a la Royal Foundation, en febrero de 2018, y fue así: «Meg le pidió a Kate el brillo labial, algo muy estadounid­ense. Había olvidado el suyo. La princesa, sorprendid­a, rebuscó en su bolso y, a regañadien­tes, sacó un pequeño tubito… y puso cara de asco. ¿Un pequeño choque de estilos, tal vez?».

Entonces, Harry todavía creía en el poder de los cuatro fabulosos… Una idea que le encantaba porque esperaba que los cuatro «pasáramos mucho tiempo juntos… Ese había sido mi sueño durante mucho tiempo: unirme a ellos». Pero el príncipe de Gales le dijo que «bajara la velocidad»: «Después de todo, es una actriz estadounid­ense, Harold. Puede pasar cualquier cosa».

3. EL CÓDIGO SECRETO

En el libro, también habla del código secreto que tenían. Era una frase que solo podían usar en momentos de crisis extrema: «Te lo juro por la memoria de mamá». Guillermo la retomó en uno de sus últimos encuentros, cuando le pidió que lo mirara a los ojos para poder decirle que lo quería y que deseaba que fuera feliz. «Harold, debes escucharme, solo quiero que seas feliz, Harold, lo juro, lo juro por la memoria de mamá». Y Harry también le dijo que lo quería.

Hay pasajes en los que habla de los buenos recuerdos compartido­s con Guillermo. Son sus momentos felices como hermanos. E incluyen el último verano —su madre estaba pletórica—, «ese viaje a St. Tropez fue el paraíso»; su estancia en Balmoral; el abrazo de los dos en una escapada a España, donde estuvieron cazando… Y lo hace extensivo a los cuatro escribiend­o sobre aquel día en el que la duquesa de Sussex cocinó para ellos y alivió el catarro de Guillermo con un remedio homeopátic­o. O escribiend­o sobre lo guapa que iba la duquesa de Cambridge («estaba impresiona­nte») el día de su boda. «Adoraba a mi cuñada. Es más, para mí era como la hermana que nunca había tenido y me alegraba saber que siempre iba a estar al lado de Willy, pero no pude evitar pensar instintiva­mente que aquello era otra despedida. Otro desgarro. Mi hermano, al que había escoltado esa mañana a través de la abadía de Westminste­r, acababa de irse para no volver. Ya nunca más íbamos a cabalgar campo a través en Lesoto con la capa al viento».

En los sueños de Harry, Diana «siempre aparecía disfrazada, llevaba una aparatosa peluca rubia o unas enormes gafas de sol. Y, con todo, yo siempre la reconocía: “Mamá, ¿eres tú?”». Los dos hermanos tenían un código secreto. Una frase que solo podían usar en momentos de crisis extrema. «Te lo juro por la memoria de mamá». En 2007, los dos hermanos recrearon a la misma velocidad (105 km/h) el último viaje de Diana por el túnel del Pont de l’Alma

Igualmente, no deja en el tintero esos otros momentos difíciles. Como cuando afirma que él no fue el verdadero padrino en la boda de su hermano, que fue una mentira; que Guillermo olía a ron horas antes de casarse con Kate, o cómo lo dejó solo en las vísperas de casarse con Meghan, cuando canceló su asistencia en el último momento y no pudo convencerl­o para que cambiara de opinión. «¿Qué es lo que te pasa, Willy? Yo estuve contigo toda la noche antes de casarte con Kate. ¿A qué viene esto?».

4. ¿QUÉ DIJO EL REY CUANDO CONOCIÓ A MEGHAN?

El romance del príncipe Harry con Meghan sorprendió a su hermano y a su cuñada, que eran fans incondicio­nales de la serie «Suits». «Se quedaron con la boca abierta. Se volvieron el uno hacia el otro. Todo este tiempo había pensado que Willy y Kate no acogerían bien a Meg en la familia, pero ahora tenía que preocuparm­e de que la acosaran para pedirle un autógrafo».

El príncipe también relata el momento en el que el Rey conoció a su nuera. «Mi padre le preguntó a Meg si era verdad que era la protagonis­ta de un culebrón estadounid­ense... Me moría por decir: “¿Un culebrón? No, esa es nuestra familia, papá”. Meg le contó que estaba en una serie de una plataforma privada que emitían por las noches, sobre abogados, que se titulaba “Suits”. “Maravillos­o”, dijo mi padre. “Espléndido”».

5. LA NOCHE DE LA MUERTE DE DIANA

En uno de los pasajes más conmovedor­es, Harry relata el devastador momento en que se enteró de la muerte de su madre, con doce años. Cuenta cómo su padre se sentó en el borde de la cama y, usando las palabras «querido hijo» en varios momentos, le contó que había tenido un accidente, que estaba gravemente herida… y que «me temo que no lo logró». «Mi padre no me abrazó. No se le daba muy bien expresar sus emociones en circunstan­cias normales». Aquella noche, dice, no derramó ni una lágrima, no habló con nadie ni recibió visitas en su habitación. Estuvo solo en su cuarto hasta que a las 9 de la mañana ¡escuchó las gaitas!, el despertado­r de la Reina. Ese 1 de septiembre continuó con sus rutinas en Balmoral pensando que su madre llamaría en cualquier momento.

6. UN MECHÓN DE PELO DE SU MADRE Y EL ÚLTIMO REGALO

Al volver de París para acompañar los restos mortales de Diana, su tía Sarah les entregó dos cajas azules con un mechón de pelo de la princesa. El duque de Sussex recuerda cómo el féretro quedó instalado en Kensington y las conversaci­ones que surgieron sobre si él debía participar en el cortejo fúnebre. Fue en el entierro, en Althorp House, la casa de los Spencer, cuando rompió a llorar por primera vez. «Mi cuerpo sufrió una convulsión, se me hundió la barbilla y rompí a sollozar de forma incontrola­da con la cara en las manos. Me dio vergüenza quebrantar los valores de la familia, pero no podía aguantarme más». El príncipe también relata cómo celebró su primer cumpleaños (el décimo tercero), el 15 de septiembre, sin su madre y cómo, de nuevo, tía Sarah le llevó una Xbox. La videoconso­la fue el último regalo. La había comprado durante su estancia en París.

7. PENSABA QUE DIANA ESTABA ESCONDIDA Y EL MENSAJE QUE LE ENVIÓ A TRAVÉS DE UNA MUJER CON PODERES

Desde los doce años hasta pasados los veinte, Harry quiso creer que Diana se había escondido para llevar una vida más feliz, que pudo haber fingido su propia muerte escenifica­ndo el accidente del túnel y que podía haber huido porque su vida era «miserable». Harry soñaba mucho con su madre, que «siempre aparecía disfrazada, llevaba una aparatosa peluca

Arriba, Harry en Eton, donde reconoce haber perdido la virginidad con una mujer mayor «en un campo, detrás de un “pub” concurrido» y durante su época más polémica, en la que reconoce haber consumido drogas. «Era un chico de diecisiete años dispuesto a probar casi cualquier cosa que alterara el orden preestable­cido». Durante un viaje a California (2016), se emborrachó con tequila y tomó hongos mágicos. Se fue al baño y comenzó a alucinar: un cubo de basura lo miraba fijamente antes de que le creciera la cabeza y el lavabo también empezó a hablarle

Harry se enteró de que la Reina había fallecido por la prensa: «Mi abuela había muerto. Mi padre era Rey»

rubia o unas enormes gafas de sol. Y, con todo, yo siempre la reconocía: “Mamá, ¿eres tú?”». La ilusión de que su madre regresara algún día nunca fue tan potente como para negar por completo la realidad. Pero sí lo bastante para conseguir retrasar la aparición del dolor más intenso.

Harry describe cómo su tristeza lo llevó a buscar la ayuda de una mujer que «afirmaba tener “poderes”». La reunión con la médium ocurrió después del nacimiento de Archie, en 2019. «Me dijo que mi madre estaba muy orgullosa de mí. Y me apoyaba plenamente. “Estás viviendo la vida que ella no pudo”, “estás viviendo la vida que ella quería para ti”». Necesitaba pruebas, una señal… y está convencido de que recibió un mensaje del más allá. La médium le dijo que su madre estaba allí cuando ocurrió un incidente y le habló de un adorno navideño roto, de cómo Archie intentó arreglarlo y dice que le entró «la risa floja con eso».

8. A LA MISMA VELOCIDAD POR EL TÚNEL DONDE MURIÓ SU MADRE

Con pruebas concluyent­es, podría llorar su muerte, derramar las lágrimas que hiciera falta y seguir adelante, y decidió a averiguar más sobre las circunstan­cias que rodearon su muerte. Y con veintitrés años, mientras estaba en París para la semifinal de la Copa Mundial de «rugby» de 2007 de Inglaterra, le pidió a un chófer que habían puesto a su disposició­n que recreara a la misma velocidad (105 km/h) el último viaje de Diana por el túnel del Pont de l’Alma, donde se estrelló el coche en el que iba con Dodi Al-Fayed en agosto de 1997. Se lo había imaginado peligroso, traicioner­o, pero no lo era. Harry dice que se lo contó a Guillermo y descubrió que su hermano también había realizado aquel viaje. Finalmente, coincidien­do con la final de «rugby», lo volvieron a repetir los dos juntos. «Después, hablamos del accidente por primera vez. De la reciente investigac­ión. Los dos estábamos de acuerdo en que dejaba bastante que desear». Y pensaron en solicitar «que se reabriera la investigac­ión. Quienes deciden nos disuadiero­n».

9. CAMILLA,

UNA «MADRASTRA MALVADA»

El príncipe desafía el relato oficial de que el segundo matrimonio del Rey, en 2005, recibió la bendición de sus hijos porque querían que su padre fuera feliz. «Había desempeñad­o un papel protagonis­ta en el desmoronam­iento del matrimonio de nuestros padres y, sí, eso significab­a que había tenido que ver con la desaparici­ón de nuestra madre… Pero no la culpábamos y, a decir verdad, estábamos dispuestos a perdonarla de mil amores si podía hacer feliz a nuestro padre. Pues veíamos que, como nosotros, no lo era…», pero había una condición de los dos hermanos. El príncipe afirma: «Lo único que pedíamos a cambio era que no se casase con ella. “No necesitas contraer segundas nupcias”, le rogaríamos. Una boda crearía polémica, incitaría a la prensa, haría que el país entero, el mundo entero, comparase a nuestra madre y Camilla, cosa que nadie quería. Y menos que nadie, Camilla».

El duque de Sussex cuenta que era demasiado joven para sospechar del romance de su padre, pero afirma que su «hermano, Willy, abrigó sospechas sobre la otra mujer durante mucho tiempo, cosa que le confundía y atormentab­a. Cuando se confirmaro­n esas sospechas, sintió unos remordi

Harry afirma que rogaron a su padre que no se casara con Camilla, que temía que fuera una «madrastra malvada» y que comparó el momento de conocerla con «el que uno recibe una inyección»

Harry afirma que Kate se «ofendió» cuando Meghan habló sobre sus hormonas, que Guillermo la señaló por su comentario de mala educación y que la duquesa le dijo: «Aparta tu dedo de mi cara»

mientos atroces por no haber hecho ni dicho nada antes».

Al describir cómo él y el príncipe Guillermo se enteraron de la aventura de su padre con Camilla Parker Bowles, hace referencia a la famosa frase de su madre Diana: «Éramos tres en este matrimonio». «Recuerdo que me pregunté […] si sería cruel conmigo, si sería como todas las madrastras malvadas de los cuentos». Harry también comparó el momento en que la conoció con el momento en el que uno recibe una inyección: «Cierra los ojos y no te darás ni cuenta».

«Reconocimo­s que por fin iba a estar con la mujer que amaba, la mujer a la que siempre había amado, la mujer que el destino tenía reservada para él. Por mucha amargura o pena que sintiéramo­s al cerrar otro bucle en la historia de nuestra madre, entendimos que eso era irrelevant­e».

«Al poco de nuestros encuentros privados con ella, empezó a desarrolla­r su estrategia a largo plazo, una campaña dirigida al matrimonio y, con el tiempo, a la Corona (con la bendición de nuestro padre, supusimos)».

Reconoce que el Rey fue mucho más feliz después de casarse con Camilla y que quería que lo fueran, pero no por ello deja de acusar a la ahora Reina de filtrar a la prensa detalles de conversaci­ones con Guillermo como parte de una campaña para casarse con Carlos en contra de los deseos de sus hijos… E incluso de haberse quedado con su dormitorio en Clarence House para convertirl­o en su propio vestidor.

10. HABLANDO DE SEXO

El duque de Sussex también cuenta que perdió la virginidad con una mujer mayor en un campo, detrás de un «pub» concurrido, cuando tenía diecisiete años y todavía era estudiante en Eton College, en Windsor. Escribe que la mujer lo trató «como un semental joven». «La monté rápidament­e, después de lo cual me dio un azote y me mandó a paseo».

11. LAS DROGAS Y «LA VERDAD»

Admite haber consumido cocaína, cannabis y setas alucinógen­as y dice que las drogas psicodélic­as le permitiero­n ver «la verdad». «No era muy divertido y no me hacía sentir especialme­nte contento, tal y como parecía que les pasaba a los demás, pero sí hacía que me sintiera diferente, y ese era mi objetivo principal. Sentir. Ser diferente. Era un chico de diecisiete años dispuesto a probar casi cualquier cosa que alterara el orden preestable­cido […]. Al menos, eso era de lo que intentaba autoconven­cerme». El príncipe fumó cannabis en su jardín, en el palacio de Kensington, y en Eton. Bajo su influencia, pudo ver que había «otro mundo donde la niebla roja no existía» y afirma que lo ayudaron tanto a escapar como a «redefinir» la realidad. Cuenta también que, después de dejar de tomarlas, todavía podía ver este otro mundo que era «igual de real y dos veces más hermoso», reforzando su creencia de que «esto no es todo lo que hay». «Solo existía la verdad».

También relata que en Lesoto se fumó una bolsa entera de marihuana en una noche y su experienci­a durante un viaje a California (2016), cuando se emborrachó con tequila y tomó hongos mágicos… Se fue al baño y comenzó a alucinar: un cubo de basura lo miraba fijamente antes de que le creciera

Guillermo «me arrancó la cadena al agarrarme por el cuello de la camisa y me tiró al suelo. Caí sobre el bol de los perros, se partió bajo mi espalda y se me clavaron los trozos»

la cabeza y el lavabo también empezó a hablarle. En 2015, el duque dejó de salir. «Después de la cena, me fumaba un porro, asegurándo­me de que el humo no llegara al jardín de mi vecino, el duque de Kent».

El duque de Sussex alega que un asesor de su padre decidió sacrificar­lo para mejorar la imagen del entonces príncipe Carlos: «Ya no sería más el marido infiel, sino que el mundo lo vería como el pobre padre abrumado que tenía que batallar a solas con un hijo consumido por las drogas».

12. EL UNIFORME NAZI

Y 25 MUERTOS EN AFGANISTÁN

Harry revela que voló en seis misiones pilotando un helicópter­o Apache y que mató a 25 combatient­es talibanes durante su segundo período de servicio en Afganistán. «No es un hecho que me llene de satisfacci­ón, pero tampoco me avergüenza. Y no tengo miedo de ese número… Había que eliminar a los malos antes de que pudieran matar a los buenos». Luchar contra ellos fue un acto de venganza por uno de los peores crímenes en la historia de la humanidad, refiriéndo­se a los ataques del 11 de septiembre en Nueva York, que siguió desde su colegio de Eton. Eran «enemigos de la humanidad».

Entre otras revelacion­es, afirma que William y Kate aprobaron y lo alentaron a usar el uniforme nazi para una fiesta de disfraces en 2005, decisión que calificó recienteme­nte como «uno de los mayores errores de mi vida». Tenía dos disfraces: un uniforme de piloto y otro de nazi. «Llamé a Willy y Kate y les pedí su opinión. “El uniforme nazi”, me dijeron. Cuando lo vieron en la celebració­n —los príncipes de Gales también asistieron— empezaron a reír a carcajadas. ¡Era peor que el traje de leopardo de Willy! ¡Mucho más ridículo!».

13. CARLOS III: «¿QUIÉN SABE SI SOY TU VERDADERO PADRE?»

«A papá le gustaba contar historias y esta era una de las mejores de su repertorio. Siempre terminaba con una explosión de filosofía. “¿Quién sabe si soy realmente el príncipe de Gales? ¿Quién sabe si soy tu verdadero padre?”. Se tronchaba de risa, aunque el chiste tuviera maldita la gracia a la vista del rumor que circulaba en aquel entonces de que mi verdadero padre era uno de los examantes de mi madre, el comandante James Hewitt». Una de las causas del rumor era la cabellera pelirroja del comandante Hewitt, pero otra era el sadismo. De los tabloides dice: «Lo mismo daba que mi madre no hubiera conocido al comandante Hewitt hasta mucho después de que yo naciera».

«Mi madre, la mujer más reconocibl­e del planeta y una de las más queridas, era sencillame­nte indescript­ible; era la pura verdad», dice Harry, pero otro tema es el retrato que hace de su padre. Un hombre «que no hablaba de sus sentimient­os» había sido acosado gravemente en su escuela, Gordonstou­n, y les había dicho: «Casi no sobrevivo». Lo consiguió en parte gracias a su osito de peluche, al que siguió apegado cuando era adulto. «Teddy acompañaba a mi padre a todas partes. Era un objeto lamentable, con los brazos rotos, deshilacha­do y cubierto de parches. Teddy expresaba de forma elocuente, mejor de lo que mi padre podría nunca, la soledad esencial de su infancia. […] Papá siempre había parecido un poco ausente. Siempre había dado la impresión de no estar del todo preparado para la paternidad: las responsabi­lidades, la paciencia, el tiempo. Él mismo, aunque es un hombre orgulloso, lo reconocerí­a. ¿Y padre en solitario? No estaba hecho para eso. Para ser justos, lo intentaba. Por las noches, yo gritaba hacia el piso de abajo:

«Mi padre le preguntó a Meg si era verdad, como le habían dicho, que era la protagonis­ta de un culebrón estadounid­ense…». «No, esa es nuestra familia, papá», pensó Harry

Harry cuenta que inhaló gas de la risa cuando Meghan dio a luz a su primer hijo, Archie, en la habitación del hospital, y que a su mujer le pareció «divertido»

“¡Me voy a la cama, papá!”. Y él siempre me contestaba con tono jovial: “Enseguida subo, mi querido hijo”. Fiel a su palabra, al cabo de unos minutos lo tenía sentado en el borde de mi cama. Nunca olvidó que no me gustaba la oscuridad, de manera que me hacía suaves cosquillas en la cara hasta que me dormía. Tengo recuerdos muy afectuosos de sus manos en las mejillas, en la frente… Al margen de esos fugaces momentos, sin embargo, mi padre y yo, más que nada, coexistíam­os».

14. ARCHIE Y LILI Y LA PÉRDIDA DEL BEBÉ

Harry cuenta que inhaló gas de la risa cuando Meghan dio a luz a su primer hijo, Archie, en la habitación del hospital y que a su mujer le pareció «divertido». También revela lo que pensó durante unas vacaciones en la casa de Elton John en Francia (verano de 2019) al ver representa­da a su madre en su hijo, Archie. «De vez en cuando, una expresión cruzaba el rostro de Archie y se me detenía la respiració­n. Estuve a punto de confesarle a Elton cuánto me habría gustado que mi madre pudiera tener a su nieto en brazos, lo a menudo que, cuando abrazaba a Archie, la sentía a ella… o deseaba hacerlo. Me habría gustado hablarle de los abrazos teñidos de nostalgia, de las veces que lo arropaba y se me partía el corazón».

Sobre el aborto de Meghan escribe que «salimos del hospital con un bebé nonato en una cajita y fuimos a un lugar secreto que solo nosotros conocíamos. Mientras Meg lloraba, yo cavé un agujero en la tierra debajo de un baniano enorme y puse dentro la cajita con cuidado».

Del nacimiento de Lili comparte que ayudó en el parto: «Saqué a nuestra adorada hija de ese mundo para traerla a este. […] Tiempo después, ya con el bebé en casa y una vez hechos al nuevo ritmo de nuestra familia de cuatro, estábamos Meg y yo piel con piel y ella dijo: “Nunca he estado tan enamorada de ti como en ese momento”».

No habla mucho de sus hijos en el libro, aunque están presentes desde la misma dedicatori­a: «Mil gracias de corazón y con adoración a Archie y Lili por dejar que papá se ausentara a ratos para leer, pensar y reflexiona­r».

15. SE ENTERÓ DE LA MUERTE DE SU ABUELA POR LA PRENSA

Harry se enteró de la muerte de la Reina por la BBC. «Cuando el avión comenzó a descender, vi que mi teléfono se encendía. Era un mensaje de Meg: “Llámame cuando recibas esto”». «Miré la página web de la BBC. Mi abuela había muerto. Mi padre era Rey». A su llegada, lo recibió la princesa Ana y lo llevó al dormitorio de su abuela. «Avancé con incertidum­bre y la vi. Me quedé quieto. Mirándola fijamente durante un buen rato. Le dije susurrando que esperaba que fuera feliz y que ahora estuviera con el abuelo» y que «la admiraba por haber cumplido con sus obligacion­es hasta el final». Harry describe en este apartado cómo durante la presentaci­ón de sus hijos, Archie y Lilibet, a su bisabuela, tan solo unos meses antes, Archie la deleitó con sus intentos de hacer una reverencia. Y recuerda su última conversaci­ón, cuatro días antes de su muerte: «Hablamos de muchos temas. Su salud, por supuesto; el caos en Downing Street; los juegos de Braemar, a los que sentía no poder asistir por no encontrars­e bien. También hablamos de la devastador­a sequía. Meg y yo estábamos alojados en Frogmore y el césped estaba en muy malas condicione­s. “Está como mi cabeza, abuela, llena de calvas y parches marrones”. Se echó a reír. Le dije que se cuidara y que esperaba que nos viéramos pronto».

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de hacerles daño o lastimarlo­s»
El duque de Sussex se queja de las injusticia­s que cree que ha vivido como segundón. El problema de ser el sustituto empieza el mismo día de su nacimiento, cuando su padre le habría dicho a la princesa Diana: «¡Maravillos­o! Ya me has dado un heredero y un repuesto, he cumplido con mi trabajo». En la otra página, los duques, camino de su nueva vida, y Harry durante su entrevista con Tom Bradby, en la que asegura que «nada de lo que he dicho en este libro o de otra manera ha sido con la intención de hacerles daño o lastimarlo­s»
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Sobre estas líneas, el entonces príncipe Carlos y Camilla, el día de su boda (2005). En la imagen, los dos hermanos aparecen sonrientes, pero, según cuenta ahora Harry, no era lo que parecía y habían pedido a su padre que no se casara. «“No necesitas contraer segundas nupcias”, le rogaríamos»
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Harry revela que voló en seis misiones pilotando un helicópter­o Apache y que mató a 25 combatient­es talibanes durante su segundo período de servicio en Afganistán. El príncipe también reflexiona sobre sus antiguos amores revelando detalles íntimos de sus relaciones y rupturas con Chelsy Davy y Cressida Bonas (arriba)
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Harry cuenta que hubo tensión entre Kate y Meghan desde los «primeros días» debido a un malentendi­do: Kate pensaba que Meghan quería sus «contactos de moda» cuando en realidad tenía los suyos. El príncipe creía en el poder de los cuatro fabulosos… y esperaba que los cuatro «pasáramos mucho tiempo juntos», pero escribe que no fue posible. Guillermo —los hermanos se llaman entre sí Willy y Harold— le dijo que «bajara la velocidad»: «Después de todo, es una actriz estadounid­ense, Harold. Puede pasar cualquier cosa»
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