GINA LOLLOBRIGIDA LA DESPEDIDA DE UNA DIVA «ALL’ITALIANA»
Roma se vuelca en el adiós a la mítica protagonista de «Pan, amor y fantasía»
Javier Rigau, con quien la estrella se casó por poderes, declaró en la capilla ardiente: «He llegado a tiempo para despedirme de Gina. Estaba consciente»
ENTRE fanfarrias y vítores llegaba su féretro a una de las dos iglesias gemelas de la Piazza del Popolo, la barroca Santa María del Montesanto. «¡Regina di Roma!», gritaban los fans arremolinados alrededor del coche fúnebre, mientras un cuerpo de Bersaglieri, la infantería del Ejército italiano, de la que ella fue soldado en la ficción, hacía sonar sus trompetas. Gina Lollobrigida hacía su último recorrido triunfal. Desde Il Campidoglio, sede del Ayuntamiento de la Ciudad Eterna, donde se había instalado la capilla ardiente, hasta el templo donde se rezaría por su alma y donde estaría acompañada por los hombres más importantes de su vida. Cuatro hombres no siempre bien avenidos. Ni entre ellos ni tampoco con la actriz de «Trapecio».
Su hijo, Milko, y su nieto, Dimitri, se sentarían junto al controvertido exmarido de la italiana, el empresario Javier Rigau, del que la de «Trapecio» habría renegado poco después de su matrimonio, en 2010. En la otra esquina de la iglesia, su desconsolado asistente personal, Andrea Piazzolla, señalado por la familia como origen de los problemas de la diva, acusado de haberse apropiado de su fortuna y el motivo por el que hijo y nieto mantenían un litigio con la matriarca, a la que querían incapacitar por demencia. «Solo pido una cosa: por hoy dejemos la polémica en paz, no es el momento», solicitaba Milko a la prensa ante la insólita imagen de ver a los cuatro hombres reunidos.
Gina recibió después sepultura —provisional— en Subiaco, el pueblo natal de la actriz, donde se restaura ahora un mausoleo monumental para su descanso eterno.