LAS NOVEDADES EN LA CORTE DE LOS WINDSOR EN SU MOMENTO MÁS DIFÍCIL
EL tsunami que ha golpeado la corte de los Windsor no ha perdido fuerza. La situación no ha cambiado radicalmente, pero al primer impacto de la noticia sobre la salud de Carlos III, en medio de la preocupación por la operación de Kate, siguieron las medidas para hacer frente a la delicada situación familiar. Y aunque el príncipe Guillermo había pospuesto sus compromisos oficiales, para poder estar al lado de su mujer, el giro de los acontecimientos con el diagnóstico médico de su padre le obligó a reincorporarse a sus deberes, antes de tiempo, y asumir más responsabilidades. El heredero al trono, de 41 años, regresó a la luz pública el 7 de febrero, visiblemente más delgado, y el martes 20 visitó la sede de la Cruz Roja británica. Mientras, Kate prosigue la recuperación de su cirugía abdominal rodeada de secretismo, aunque los últimos acontecimientos apuntan a su mejoría. Además, hace unos días, «The Times» informaba del nombramiento de un nuevo secretario privado para la princesa de Gales. Se trata del teniente coronel Tom White, quien, a sus 36 años, está considerado un héroe de guerra.
Con Guillermo ya incorporado al trabajo, los compromisos recaen también en la princesa Ana, los duques de Edimburgo y la Reina Camilla que, a sus 76 años, ha asumido una agenda agotadora, al tiempo que cuida de su marido. Por su parte, Carlos III, que ha seguido atendiendo sus funciones específicas de Estado desde Sandringham, acudía esta pasada semana a su primera audiencia presencial en Buckingham con Rishi Sunak. «Me han hecho llorar, he recibido tantos mensajes y tarjetas maravillosos», aseguró Carlos III al primer ministro, destacando las palabras de ánimo que le han enviado los ciudadanos británicos. La propia Casa Real británica compartía un vídeo en el que mostraba al monarca con los miles de muestras de cariño, llegadas de todas partes del mundo, rubricado con sus propias palabras: «Todos aquellos que han sido afectados por el cáncer sabrán que esos pensamientos amables son el mayor consuelo y aliento».