LOS ESCENARIOS REALES DE...
FEUD: CAPOTE VS. THE SWANS
Nueva York es una ciudad inagotable. Cada película o serie que se rueda en ella muestra, además de los iconos de la ciudad, como el Empire State Building o la Estatua de la Libertad, una visión distinta de sus calles, de sus comercios, de sus parques, de sus museos... La nueva serie producida por Ryan Murphy sobre el mediático caso que enemistó al escritor Truman Capote con las que hasta entonces habían sido sus amigas y musas, las damas de la alta sociedad, conocidas como los Cisnes de la Quinta Avenida, se desarrolla en el Nueva York del Upper East Side, una ciudad de grandes fortunas, relaciones secretas y salones donde se practicaba el deporte favorito de los ociosos: el cotilleo. Además del MET, uno de los lugares de reunión del escritor James Baldwin y Capote en el último capítulo de la serie, y Central Park, cuya ubicación lo hace omnipresente (incluida la estatua de Alicia en el País de las Maravillas), estos son algunos de los lugares que sirven de escenario a Feud: Capote vs. The Swans. La Côte Basque, situado en la calle 55 Este, enfrente del hotel St. Regis, era el punto de reunión de las famosas socialites y el «place-to-be» donde lo que menos importaba era la comida. Cerrado desde 2004, el local ahora lo ocupa The Polo Bar, lugar indispensable para la clase alta de Manhattan. Kenneth Salon era el salón de belleza al que acudían todas estas amigas. Su decoración y su aspecto de salón de baile lo hizo aparecer en muchos reportajes fotográficos. Estaba en el número 49 de la calle 54 y su primer peluquero, Kenneth Battelle, peinó a Jackie Kennedy y Babe Paley. Los conocidos grandes almacenes Saks y Bergdorf Goodman proveían a los Cisnes de sus exclusivos atuendos. También acudían a Bonwit Teller, ya desaparecidos, que para la serie se recrearon en el local de Brooks Brothers en Madison Avenue. El hotel Plaza y su impresionante salón de baile acogió el archiconocido Baile Black&White, la mascarada que organizó Capote con su amiga Babe Paley en 1966. Su decoración palaciega permanece intacta.