¡HOLA!

TATIANA MUÑOZ VON FÜRSTENBER­G

NOS ABRE LAS PUERTAS DEL ESPECTACUL­AR CASTILLO DE SU FAMILIA EN ALEMANIA, UNA JOYA DEL ESTILO NEOGÓTICO Hija de la baronesa Gratia von Fürstenber­g y del banquero español Antonio Muñoz, se dedica al diseño de joyas y nos recibe con sus dos hijas Acaba de p

- Texto: CRISTINA OLIVAR Producción: INÉS DOMECQ Fotos: ESI SEILERN

DE padre español y madre alemana, Tatiana Muñoz von Fürstenber­g nació en Nueva York, la ciudad de los rascacielo­s, pero en Alemania se encuentran las raíces de su familia. Rodeado de un bosque que parece de cuento, situado en el municipio de Arnsberg, se encuentra el castillo Herdringen, una joya del estilo neogótico que pertenece a su familia y del que nos abre las puertas, acompañada por sus dos hijas, Alejandra y Daniela. Tras estos muros hay maravillos­as obras de arte, un legado cargado de historia que la familia cuida con cariño.

Tatiana, hija de la baronesa Gratia von Fürstenber­g y del banquero Antonio Muñoz, estudió Negocios e Historia del Arte, pero en el tiempo que vivió en México descubrió el poder de las piedras y comenzó sus pasos profesiona­les en el diseño de joyas. La vida la ha llevado también al mundo de las letras y ha lanzado un libro en memoria de su prometido, Mark Shand, hermano de la Reina Camilla, que falleció hace ahora diez años. Su título es «Travels with my Elephant» y en él cuenta su fascinante historia de amor, que no pudo tener su boda soñada, ya que el conservaci­onista y escritor falleció a causa de un accidente. Echando la vista atrás en su vida y mirando hacia el futuro con ilusión, Tatiana y sus hijas nos descubren en estas páginas los tesoros de este castillo de referencia en la arquitectu­ra de Alemania.

—¿Desde cuándo pertenece el castillo Herdringen a tu familia?

—Lleva más de 400 años en la familia, está en Arnsberg y es el castillo neogótico más importante de Alemania. La ampliación, realizada en 1844, fue construida al estilo Tudor inglés. En mi familia siempre se nos ha dicho que «es nuestra responsabi­lidad pasar a futuras generacion­es lo que se nos ha con–ado a nosotros».

«Lleva más de 400 años en la familia y es el castillo neogótico más importante de Alemania. La ampliación, realizada en 1844, fue construida al estilo Tudor inglés»

—¿Qué vivencias aquí recuerdas con más cariño?

—Mis más preciados recuerdos aquí son de cuando tenía doce años y vinimos a la ordenación sacerdotal de un primo de mi madre que realizó un tío abuelo, el cardenal Maximilian von Fürstenber­g. También en una ocasión que vine con mis hijas de pequeñas y mi primo Wennermar von Fürstenber­g tenía un venado bebé, que le seguía a todas partes como si fuese uno más de sus labradores, y ellas le dieron el biberón.

—¿Qué es lo que más te gusta de su decoración?

—Lo que más me gusta es el cordobán (tapiz de cuero) de 1676, que trajo mi antepasado el príncipe-obispo Ferdinand von Fürstenber­g, y las puertas con paneles dorados que trajeron del Salón de los

Caballeros de Adolphsbur­g, otro de los castillos de la familia.

—¿Y de sus obras de arte?

—Son una maravilla. Honrando la voluntad de mi primo, se ha hecho un museo con lo que es una de las mayores coleccione­s privadas de arte holandés y ‹amenco en Alemania, que abarca desde el Renacimien­to nórdico hasta el Barroco.

—Estudiaste Negocios e Historia del Arte, en Estados Unidos, y este castillo es un sueño para un apasionado del arte, ¿cuál es tu rincón favorito?

—Sí, estudié en Yale y en la Universida­d de Brown. Del castillo me encantan los jardines y el King’s Hall, que es el comedor, donde el techo de

«Decidí cambiar de rumbo cuando me fui a vivir a México y nacieron mis dos hijas. Allí encontré grandes maestros y me hice orfebre. El poder de las piedras, creación pura de Dios, siempre me ha fascinado»

«Lo que más me gusta de la decoración es el cordobán de 1676, que trajo mi antepasado el príncipe-obispo Ferdinand von Fürstenber­g, y las puertas, que vienen del Salón de los Caballeros de Adolphsbur­g, otro de los castillos de la familia»

madera es una verdadera obra de arte y en las paredes hay tapices amencos del siglo XVII.

—¿Cuándo decidiste cambiar de rumbo y dedicarte al diseño de joyas?

—Cuando me fui a vivir a México y nacieron mis dos hijas. Allí encontré grandes maestros y me hice orfebre. El poder de las piedras, creación pura de Dios, siempre me ha fascinado.

—Nos recibes con tus dos hijas, que se parecen mucho a ti. ¿También quieren seguir tus pasos?

—Mis hijas y yo somos un gran equipo. Alejandra tiene 21 años y estudia Derecho y Relaciones Internacio­nales y Daniela tiene 20 y estudia Marketing y Comunicaci­ón. Ambas han realizado voluntaria­dos en África. Como mi padre me dijo en su día a mí, siempre les he dicho que hagan lo que les apasiona.

—Tu madre, la baronesa Gratia von Fürstenber­g, siempre guró entre las mujeres más elegantes y no solo destacó en la moda, ¿qué resaltaría­s de ella?

—Sí, estaba en el jurado de La Aguja de Oro, el premio más reconocido al mejor diseñador en España. Los vestidos rojo y verde que llevo yo en este reportaje y el negro que lleva Daniela son de ella.

—Tu padre, que fue un reconocido banquero español, también tuvo una vida apasionant­e y fue condecorad­o con la Cruz al Mérito Civil. ¿Qué es lo que más admiras de él?

—Lo que más me gusta que se haya dicho de él es que era un hombre de palabra, de honor.

—Naciste en Nueva York, pero por tu padre has estado muy vinculada a España, ¿qué es lo que más te gusta de nuestro país?

—Desde pequeña tengo un amor especial por Andalucía, donde mi padre construyó nuestra casa familiar en Sotogrande, y es ahí donde he escrito el libro.

EL LIBRO DE UNA GRAN HISTORIA DE AMOR —Háblanos de ese libro, ¿cómo se titula y qué más proyectos profesiona­les tienes en marcha?

—Estoy centrada en mi colección de joyas de elefantes, que está en Instagram, @TMvonF, y en el libro que he escrito en honor a mi prometido, Mark Shand: el título es «Travels with my Elephant», en español, «Viajes con mi elefante». En junio imprimí una primera edición privada y ahora ya está a la venta, y también está el primero de la serie de libros para jóvenes guerreros y guardianes de la naturaleza. Es un viaje de descubrimi­ento fascinante.

«Desde pequeña tengo un amor especial por Andalucía, donde mi padre construyó nuestra casa familiar en Sotogrande, y es ahí donde he escrito el libro»

«Conocí a mi prometido en “Las Monjas”, el cortijo de Ira von Fürstenber­g en Ronda, en julio de 2013. Fue, como él puso por escrito días más tarde, “mágico” para ambos»

—¿Qué vamos a encontrar en el libro?

—Una historia real de amor verdadero, sin límites ni fronteras. Lo conocí, como se ha dicho, en «Las Monjas», el cortijo de Ira von Fürstenber­g en Ronda, en julio de 2013. Fue realmente, como él puso por escrito días más tarde, «mágico» para ambos. Mark era realmente una persona muy culta, le admiraba mucho. Era valiente, un verdadero guerrero de la naturaleza, tenía el corazón más grande, pero su sabiduría me fascinaba. Yo sabía que nunca dejaría de aprender de él. Le encantaba recordarme que «hemos estado muchas vidas juntos», insistía en que yo supiera que nuestro amor trascendía esta vida y yo jamás dudé de sus palabras.

—¿Qué teníais en común Mark y tú?

—Me encantaba su sentido del humor, era una persona realmente brillante y un gran escritor. Nos encantaba saber que nuestras vidas estaban llenas de paralelism­os fascinante­s, ambos habíamos navegado por el mundo del arte: su primer trabajo fue en Sotheby’s, el mío en Christie’s. Él trabajó para Cartier, yo he creado mis coleccione­s de joyas; ambos habíamos realizado grandes eventos, viajamos y vivimos en lugares remotos. Pero nuestra genuina pasión por la naturaleza nos unió aún más. Mark me dijo: «Te he estado esperando desde siempre». Estaba tan seguro de todo. Eso amaba de él. Un día, en Londres, me pidió muy seriamente: «¿Cuidarás de mi legado cuando yo muera?». Aunque sabía que naturalmen­te lo haría, esperó a que le diera mi palabra de que así sería. Es mi voto de vida a él. Habíamos planeado celebrar nuestra boda en Assam (India).

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 ?? ?? A la derecha de estas líneas, Tatiana Muñoz von Fürstenber­g con sus dos hijas, Alejandra y Daniela, a las puertas del castillo Herdringen, uno de los más destacados de Alemania. Arriba e izquierda, dos imágenes del castillo, que se encuentra en el municipio de Arnsberg
A la derecha de estas líneas, Tatiana Muñoz von Fürstenber­g con sus dos hijas, Alejandra y Daniela, a las puertas del castillo Herdringen, uno de los más destacados de Alemania. Arriba e izquierda, dos imágenes del castillo, que se encuentra en el municipio de Arnsberg
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«Mis hijas y yo somos un gran equipo. Alejandra tiene 21 años y estudia Derecho y Relaciones Internacio­nales y Daniela tiene 20 y estudia Marketing y Comunicaci­ón», cuenta Tatiana sobre sus hijas, con las que posa, sobre estas líneas, en uno de los salones. En la otra página, la fachada del castillo, y abajo, la sala de la biblioteca, en la que también tienen un piano
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«Me encantan los jardines y el King’s Hall, que es el comedor, donde el techo de madera es una verdadera obra de arte y en las paredes hay tapices flamencos del siglo XVII», explica Tatiana sobre el salón, en el que posa a la izquierda de estas líneas. Arriba, sus hijas junto a las puertas, traídas de otro castillo de los Von Fürstenber­g
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la capilla
«Mis más preciados recuerdos aquí son de cuando tenía doce años y vinimos a la ordenación sacerdotal de un primo de mi madre que realizó un tío abuelo, el cardenal Maximilian von Fürstenber­g», cuenta Tatiana, que, arriba, posa en uno de los salones, en detalle en la otra página. Abajo, otro de los salones y la capilla
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