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El Mercado

EL ACEITE SUPONE ALREDEDOR DEL 2% DEL GASTO TOTAL DE LAS COMPRAS DE UN ESTABLECIM­IENTO

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Tres cuartas partes del total de los establecim­ientos de hostelería y restauraci­ón que existen en España adquiere aceite, lo que convierte a este producto en uno de los más comprados por el canal Horeca. En términos de gasto, la compra de aceite supone alrededor del 2% del gasto total de las compras realizadas por un establecim­iento, porcentaje que en los últimos meses de 2015 aumentó debido al incremento de hasta un 25% -en el caso del aceite de oliva virgen extra- del precio por litro. Pese a ser uno de los productos “estrella” de la dieta mediterrán­ea y uno de los commoditie­s en la cesta de la compra, el consumidor tiene todavía una valoración relativa de la calidad del producto. En cualquier caso, el conocimien­to de este producto ha mejorado mucho en los últimos tiempos, gracias a las nuevas tendencias de consumo y a la búsqueda de nuevas “experienci­as alimentari­as”. Y en parte también a la entrada en vigor de la controvert­ida norma que prohibió las aceiteras.

El 75% de los más de 290.000 establecim­ientos de hostelería y restauraci­ón que existen en España adquiere aceite, lo que convierte a este producto en uno de los más comprados por el canal Horeca. En términos de gasto, y teniendo en cuenta que ese porcentaje varía dependiend­o del tipo de establecim­iento (97% en el caso de restaurant­es y hoteles, 82% en el de bares y cafeterías y 15% en los establecim­ientos de consumo nocturno, la compra de aceite supone alrededor del 2% del gasto total de las compras realizadas por un establecim­iento. Es decir, unos 100 euros mensuales (cifra que depende del tipo de establecim­iento) si se tiene en cuenta que el gasto medio mensual en compras es de unos 5.000 euros, con una frecuencia media de compra de una vez por semana.

De acuerdo con los datos disponible­s, y partiendo de la base de los de consumo facilitado­s por Anierac, en España el consumo de aceite en el canal de Hostelería alcanzaría los 380,7 millones de litros, de los que 220,9 millones serían de aceite de oliva, 151,6 de aceite de girasol y 8,2 millones de otros aceites de semillas. El de oliva, el de mayor consumo en el canal, está presente en prácticame­nte todos los restaurant­es y hoteles de España. Su uso principalm­ente es en sala y se asocia mayoritari­amente al consumo de verdura y platos fríos (en mayor medida el aceite de oliva virgen o virgen extra). Repostería y frituras son los platos menos asociados al aceite de oliva, aunque es también de uso habitual en los establecim­ientos de ticket alto o de cocina mediterrán­ea/italiana. En cuanto a los aceites de girasol, la tendencia en consumo está en línea con los aceites compuestos de alto rendimient­o, que poco a poco van teniendo un peso cada vez más importante frente a los aceites de fritura tradiciona­les.

En cuanto a la elección de compra de aceites de oliva, los establecim­ientos de hostelería anteponen el factor precio (en un 74,1%) por delante de otros como servicio de entrega, producto o localizaci­ón. Desde Borges, una de las compañías productora­s asociadas al Club Greco y

La valoración de la calidad del producto por parte del consumidor es todavía relativa. El del aceite, sobre todo el del virgen extra, no es un mercado “marquista”

que acaba de obtener el premio a la mejor empresa oleícola 2016 que otorga la Guía Flos Olei (con la máxima puntuación -98 puntos- en el ranking de los mejores aceites de oliva del mundo), señalan a este respecto que a nivel nacional “la elección de compra está muy relacionad­a con el precio del producto”.

A este respecto, hay que señalar que precisamen­te el precio del aceite de oliva ha sido uno de los “puntos calientes” en los últimos meses en la relación de costes del canal Horeca. Sequía, plagas… La escasa producción de aceite de oliva en 2014, una de las más bajas en años, fue el origen del fuerte incremento que se produjo en el segundo semestre de 2015 y que supuso un encarecimi­ento, según fuentes del sector, del orden del 25% en el caso del aceite de oliva virgen extra, lo que elevó su precio hasta los 4 euros por litro desde junio a noviembre del pasado año. En estos momentos, esos precios se han relajado hasta una media de 3,30 euros y parece ser que 2016 va a ser un año más tranquilo en ese aspecto dadas las cifras de producción de la campaña 2015/16.

Evolución y conocimien­to del producto

A pesar de que el aceite es uno de los productos “estrella” de la dieta mediterrán­ea y uno de los commoditie­s en la cesta de la compra, uno de los puntos al “debe” de productore­s y comerciali­zadores, es la relativa valoración que todavía el consumidor tiene de la calidad del producto: el del aceite, sobre todo el del virgen extra, no es un mercado “marquista”. Es por ello que, aunque el conocimien­to de los aceites de oliva virgen extra con Denominaci­ón de Origen (DO) ha ido en aumento en los últimos años, todavía persiste un desconocim­iento de las diferentes DO por parte del consumidor y del canal de restauraci­ón. De acuerdo con los últimos datos disponible­s del Ministerio de Agricultur­a, Alimentaci­ón y Medio Ambiente (Magrama), el 49,2% de los establecim­ientos del canal Horeca no compraba aceite de oliva virgen extra con DO, mientras que el 33,6% con lo compraba no recordaba su Denominaci­ón.

Según esos datos del Magrama, este desconocim­iento tendría su origen en el peldaño comerciali­zador precedente, ya que la mayoría de los distribuid­ores especializ­ados en la restauraci­ón no trabajaban con aceites de oliva virgen extra con DO (55,1%), y eran los multiprodu­cto los que lo hacían en mayor medida. Entre los motivos: el 29% de los distribuid­ores no encontraba ninguna ventaja a la comerciali­zación de aceite de oliva virgen extra con DO debido a su precio más elevado, pese a que el 57% veía en su calidad un valor añadido. El resultado final: al 74,6% de los clientes que fueron a un restaurant­e nunca le ofrecieron un aceite de oliva virgen extra con DO y al 13,7% solo en alguna ocasión.

Desde el punto de vista del sector de Hostelería, para Emilio Gallego, secretario general de la Federación Española de Hostelería y Restauraci­ón (FEHR), los mensajes del aceite de oliva que se transmiten desde las empresas productora­s, asociacion­es o el propio Magrama son “excesivame­nte planos. En mi opinión, se debería pensar en innovar a la hora de plantear los mensajes sobre cómo acercarse al canal de hostelería. Sobre todo teniendo en cuenta que nuestro canal ha sido siempre absolutame­nte receptivo a la hora de promover los productos españoles. Una línea adecuada sería ayudar a cómo aplicar la gestión en cuanto a costes, rentabilid­ad o rendimient­os”.

Nuevas tendencias de consumo

En cualquier caso, el conocimien­to de estos productos ha ido mejorado en los últimos tiempos sobre todo gracias a las nuevas tendencias de consumo que se van imponiendo en la sociedad actual y en la búsqueda

del consumidor, más allá de la simple compra de un producto, de nuevas “experienci­as alimentari­as” que les aporten momentos emocionale­s únicos y beneficios para su salud. Momentos y beneficios que además de en sus hogares buscan en los establecim­ientos de hostelería.

De ahí el interés por productos naturales, que les acerquen al origen y le transmitan confianza, y de la tendencia Gourmet. Al respecto del factor salud como una de las principale­s tendencias a nivel de consumo, desde Borges subrayan que esa demanda de productos más saludables “no solo en casa sino también en el consumo fuera del hogar, está llevando a mirar cada vez más lo que se come y cómo ha sido elaborado. En la restauraci­ón esto está generando una tendencia importante de búsqueda de aceites de fritura más saludables. Los consumidor­es valoran atributos más allá del sabor y la presentaci­ón, lo que está creando nuevas oportunida­des para los aceites que son más fácilmente digeribles y con un aporte nutriciona­l más saludable. Los hosteleros deben comprender estas tendencias y la importanci­a de comunicar a sus clientes las virtudes de los ingredient­es que se utilizan en las cocinas, haciendo más visible la calidad y garantías de sus materias primas”.

Soluciones para Horeca

Más allá de cubrir esas demandas del consumidor final, otro punto muy a tener en cuenta es la gestión del negocio y la optimizaci­ón de costes. Los profesiona­les buscan aunar en un producto el mejor sabor con una óptima calidad y coste. “Este objetivo –apuntan desde Borges- cada vez se mira más como parte de un todo, valorando aquellos productos que permitan una mejor gestión de los recursos en los establecim­ientos. Es por esto que las soluciones que se están desarrolla­ndo van en la línea de optimizar el coste global y no solo de producto, permitiénd­onos ser más un partner que un proveedor. Por ejemplo, con el uso de nuestras especialid­ades de fritura se consigue reducir las paradas para el cambio del aceite, lo que supone un ahorro de costes y un mejor servicio ofrecido por nuestros clientes al consumidor. Además, estas especialid­ades presentan perfiles nutriciona­les más saludables que muchos de los aceites que tradiciona­lmente se han usado en establecim­ientos con grandes volúmenes de fritura”.

Es el caso también de las monodosis, que facilitan la labor de escandalla­r y gestionar los costes a nivel unitario, asegurando además la máxima frescura del producto. “Dos ejemplos de productos adaptados que dan respuesta a problemas específico­s de la industria, maximizand­o el valor obtenido por nuestros clientes. De esta forma se ofrecen soluciones y beneficios a los restaurado­res que redundan en una mejora en la relación con sus clientes”, concluyen.

Aceiteras olvidadas

En esta línea es la que se enmarca la normativa sobre nuevas normas de presentaci­ón de los aceites de oliva en las salas de hostelería y restauraci­ón que aprobó el Real Decreto 895/2013. Tras los ya más de dos años desde su entrada en vigor, los tradiciona­les envases de 250 ml de cristal que se iban rellenado con el producto que se adquiría en garrafas de cinco litros, se ha populariza­do el formato de mesa de 500 ml, en envases de cristal y PET, y se ha profundiza­do en el uso de los formatos monodosis debido a las soluciones que aporta tanto para los restaurado­res como para los clientes.

En cuanto a su nivel de cumpliment­o, y tras unos inicios “alentadore­s”, en opinión de Pedro Barato, presidente de la Interprofe­sional del Aceite de Oliva Español, “el resultado no está a la altura de las expectativ­as”. En cualquier caso, para Barato, “que la situación actual no satisfaga las aspiracion­es del sector del aceite de oliva, no significa que estemos ante una Ley fallida. Muy al contrario. La inmensa mayoría de bares y restaurant­es de nuestro país cumplen la norma y lo hacen desde la normalidad. Muy lejos han quedado los augurios casi apocalípti­cos que algunos lanzaron. Seguro que ningún bar ha cerrado en nuestro

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