Hosteleria Design Equipment Foodservice y Beverage
Labráss Restaurante
Geometría polifuncional
La interiorista madrileña Laura García-Soto, acostumbrada a los retos de hostelería, es la artífice del desarrollo y la ejecución del interiorismo del nuevo restaurante Labráss en Madrid, un nombre que ofrece pistas sobre su concepto principal: comida de calidad a la brasa. Una buena materia prima para disfrutar, compartiendo o no, con una presentación que hace guiños a lo tradicional en un espacio que emana personalidad propia.
Líneas limpias, sencillez, calidez y un punto de color son las características básicas del restaurante Labráss, un espacio con personalidad propia en el que imperan las formas geométricas y la funcionalidad. La importancia de la recta, como elemento con relevancia en sí mismo, recorre los canales que conforman el techo y que bañan de color azul, como identidad de marca, todo el recinto.
Se trata de un local de esquina, donde la fachada principal está compuesta, únicamente, por los ventanales a cota cero. La necesidad absoluta de no interrumpir la visibilidad total del espacio da lugar a la inexistencia de divisiones no permeables. Por este hecho, se mezclan los ambientes de comedor y barra, unificando los usos. Los techos ayudan a sustentar con fuerza este criterio. Su disposición longitudinal proporcionan una sensación de amplitud y profundidad que conduce la mirada a la gráfica que identifica el lugar donde se está, compuesta por las rectas del techo, que se disponen diagonalmente y se entrelazan.
Esta disposición mixta de los espacios, la mezcolanza de mesas altas y para comer eliminan la estratificación del uso y aúnan las zonas más rápidas con las que no lo son, aunque manteniendo la uniformidad del conjunto. Por su parte, la presencia de la madera natural, materiales textiles y el color de la iluminación hacen tangible un espacio acogedor y confortable, con mobiliario de diseño y realizado a medida que le da un toque exclusivo y especial.
Los revestimientos verticales están compuestos principalmente por madera y papel textil vinílico, que proporciona un acabado de calidad y sofisticación, con una durabilidad mucho mayor. Los materiales nobles, como los zócalos de madera de roble o los escalones de madera alistonada de roble, se extienden hasta la barra, coronada con una encimera de granito negro.
El mueble expositor es en realidad un mueble separador, que pretende aligerar un tabique contenedor de la estructura del edificio, inundando de iluminación indirecta ese paño. Y volviendo al concepto geométrico principal, el suelo porcelánico se extiende conformando un damero, como una combinación de octógonos y cuadrados que juegan en positivo y negativo a lo largo de todo el espacio.
El mobiliario, fresco y cómodo, pretende no frenar la visión completa del recinto, con respaldos bajos que no supongan ningún obstáculo. Sillas de madera y piel, sillas tapizadas con una pincelada de color y taburetes componen la totalidad de las piezas comerciales. Por su parte, los corpóreos, ya sean tablas de cortar o fichas de scrabble fabricadas a medida, pretenden dotar de un detalle desenfadado al entorno.
Una vez que el cliente pasa a formar parte de la experiencia en el interior, la atmósfera que percibe, determinada en gran medida por la calidad lumínica y acústica, transmite una sensación “de hogar”. El techo, compuesto por paneles de conglomerado de partículas, trata y consigue mejorar la acústica del local y mantiene el equilibrio con el resto de maderas utilizadas. Se trata de una composición única con perfilería fabricada exclusivamente para esta disposición. Y en cuanto al proyecto de iluminación, realizado por la diseñadora Alexandra Martínez Lemos del estudio Chulavista, cuida y realza las texturas. La disposición del mobiliario se encuentra, asimismo, vinculada a las lámparas suspendidas, marcado también por la iluminación de acento con diferentes aperturas. Luminarias LED, con una temperatura de color cálida, y una iluminación indirecta, bañan los paramentos verticales con un degradación suave y continua en el mueble expositor y en barra y contrabarra.
Debido al amplio horario del restaurante, toda la iluminación p ermite su regulación para manipular la intensidad lumínica según las necesidades del momento, adaptándose a todas las ocasiones. Las ventanas de fachada prin cipal eliminan la frontera entre el exterior y el interior. El alféizar proporciona asiento, como banco corrido, cuando están cerradas y se transforma en una barra int ermitente a dos ambientes cuando las abrimos.
Ya sea para tomar una copa, un vino, picar o comer, la experiencia será completa.