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Hotel La Vella Farga / Exclusividad en plena naturaleza
Rodeada de prados y bosques, una antigua masía del siglo XI restaurada y decorada por los propietarios alberga este acogedor y exclusivo hotel de 13 habitaciones, un oasis de paz donde el silencio, la calma y el confort convierten la estancia en una exper
Ubicado en el Pre-Pirineo catalán, el Hotel La Vella Farga es un acogedor y exclusivo hotel de lujo fruto de la cuidadosa rehabilitación de una masía típica catalana del siglo XI ubicada en la comarca del Solsonés, en medio de un paraje natural espectacular.
El hotel se encuentra en Lladurs, un pueblecito de la provincia de Lérida de poco más de 200 habitantes situado a tan solo una hora y media de Barcelona, en la conocida como comarca de las mil masías. Emplazada en una gran explanada con vistas a los cuatro vientos, La Vella Farga destaca como una de las mejores muestras de la masía tradicional catalana.
Tras una cuidadosa reconstrucción que culminó en 2015, la antigua edificación de 1036, los establos y la bodega han dado paso a un hotel con encanto que conserva los elementos y estructuras originales, como la arquitectura de piedra, los contrafuertes que apoyan los gruesos muros y los suelos de madera.
De estilo sofisticado y contemporáneo, el proyecto de interiorismo es obra del matrimonio propietario -Martí Angrill y Gemma Ribera-, que ha decorado con sumo esmero y cuidado todas las estancias y espacios comunes del hotel a partir de muebles restaurados y piezas de anticuario. Destacan un antiguo armario de 1784, una bañera de mármol de 1900 o un retablo barroco que preside la cama en una de las habitaciones. Las habitaciones son todas muy luminosas, cómodas, tranquilas y con espectaculares vistas a la naturaleza. De entre 23 y 38 m2, algunas tienen terraza, porche o incluso jardín privado y están dotadas con todas las comodidades de un hotel de lujo. Llevan cada una el nombre de los antiguos moradores de la masía, habitada tradicionalmente por el matrimonio, los hijos y algún otro familiar, allegado o trabajador de la finca como podían ser la tía, el cura, el obispo, la profesora o el mozo que ayudaba en los trabajos de la casa. Cada una está decorada y amueblada de manera diferente y es el resultado de una perfecta armonía entre una arquitectura medieval, suelos de madera y amplios baños. El interior que se respira es, en definitiva, un aire con mucha personalidad, donde la calidez y la sofisticación son palpables en todos los detalles, adaptados al confort de un hotel de lujo. Por su parte, el exterior de La Vella Farga se distingue por sus elementos arquitectónicos propios de antaño, así como los contrafuertes que apoyan los gruesos muros originales de masía del año 1036. Con vistas al inmenso verde que rodea la finca, se encuentra la piscina desbordante climatizada; el jardín es un oasis de paz y belleza donde árboles agua, luz, madera, piedra y hierro se combinan en perfecto equilibrio para crear este espacio único, un lugar rodeado de campos y bosques milenarios, donde la historia y el diseño caminan de la mano.
En cuanto al restaurante de La Vella Farga, es un espacio muy singular que juega con una atrevida y armónica combinación de tonalidades donde la luz natural toma protagonismo durante el día y por la noche se crea un ambiente cálido muy cuidado.
Sus fogones proponen una propuesta gastronómica basada en una cocina de autor, atrevida y con productos de proximidad e ingredientes naturales. Entre semana, hay disponible un menú de mercado, y los viernes por la noche y los fines de semana, la propuesta es una carta de autor o los dos itinerarios que el chef recomienda basándose en los platos de la carta. Para los foodies que quieran degustar distintas creaciones, la opción más acertada es escoger el itinerario gastronómico, que se compone de un aperitivo y nueve platos.