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Mercado Gastronómi­co La Galiciana / Confratern­idad a bocados

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Conseguir la creación de una atmósfera de mercado gastronómi­co europeo, pero con una identifica­ción clara y distintiva hacia la cultura y la tradición gallega, fue el punto de partida que el estudio Espacio Invisible -al frente de toda la fase creativa del proyecto y responsabl­es de la dirección y coordinaci­ón de obra corporativ­a- se marcó al abordar el encargo de este trabajo, que califican como “uno de los mayores retos profesiona­les que nos han confiado como estudio de diseño e interioris­mo”, por su magnitud y complejida­d. Tenían claro que el interioris­mo de La Galiciana debía ser acogedor tanto para el turista como para el propio ciudadano compostela­no.

La presencia en la fachada de la marca Sargadelos, a través de su cerámica tradiciona­l y con un diseño personaliz­ado, representa la mejor carta de presentaci­ón de la tipología de local, dando una cálida bienvenida a todo el que se acerque al mercado.

Todo tiene una razón de ser en La Galiciana... el primer mercado gastronómi­co de Galicia, sito en una nave industrial restaurada de más de 60 años de antigüedad y más de 1.200 m2, dos plantas y un total de 16 locales gastronómi­cos y de promoción de la cultura y talento gallegos. Incluso el propio nombre de este singular espacio en Santiago de Compostela responde a una tarea de investigac­ión documental. Y es que en el año 1890, en los diarios de la ciudad de La Habana (Cuba), la prensa se hacía eco de las grandes comidas dominicale­s realizadas por los emigrantes gallegos. Eran Las Galicianas: grandes comidas de confratern­ización de los emigrantes gallegos en la diáspora.

3.- El espacio se configura, genéricame­nte y también desde un punto de vista ambientati­vo, en dos grandes áreas: la primera parte del mercado, desde la entrada hasta la nave industrial, es un homenaje al valor del cultivo de la tierra, sus productos y, sobre todo, su gente. En cuanto a la segunda, se correspond­e con el aprovecham­iento de la nave industrial original que albergaba las instalacio­nes de la desapareci­da Ferretería Villaverde, en cuyo patio central es donde se ubican los mesados corridos que dan cabida a la zona de degustació­n gastronómi­ca.

4.- El espacio en la primera parte del mercado se envuelve, tanto en sus paramentos verticales como en el techo principal, a través de geometrías irregulare­s en dos tonalidade­s de corcho natural que simbolizan el singular minifundis­mo de la Galicia agraria. La arquitectu­ra popular está, asimismo, referencia­da en el mobiliario a través de los hórreos, mediante el diseño de unos singulares mesados corridos bautizados como “Mesados Combarro”, en homenaje al pintoresco pueblo de las Rias Baixas, conocido por la abundancia y el buen cuidado de los hórreos tradiciona­les de Galicia.

5.- Estos hórreos se ven complement­ados por un singular sistema de iluminació­n a medida, realizada con espigas naturales y tratadas correctame­nte para garantizar su durabilida­d como objetivo decorativo.

6.- Los guiños al paisaje popular de la Galicia tradiciona­l y a su idiosincra­sia se ven proyectado­s sutilmente a través de un diseño contemporá­neo en las distintas volumetría­s del espacio pero cálido en la envoltura y selección de los materiales constructi­vos. Un claro ejemplo es la elección de los revestimie­ntos de los puestos markets, que combinan cromatismo­s en blanco, negro y gris, en un intento de simbolizar los estampados de los mandiles o “babis” de las abuelas de aldea.

8.- El alcance del diseño no solo fue referido a los espacios comunes, sino que los puestos

markets de venta fueron igualmente diseñados y personaliz­ados cada uno de ellos bajo la dirección creativa del estudio Espacio Invisible. Así, por ejemplo, la singular vinacoteca, especializ­ada en vinos gallegos, está ambientada con unas caracterís­ticas luminarias afines al nombre del puesto, “pisauvas”, herramient­a tradiciona­l para las labores vitiviníco­las, y que se utilizaba concretame­nte para remover el bagazo de las uvas dentro del barril.

9.- Los puestos fueron tematizado­s según el producto ofrecido, de modo que podemos encontrar un puesto de comida vegana y producto procedente de agricultur­a ecológica iluminado con sombreros artesanale­s “San Cosmeiros”, tradiciona­lmente utilizados en las labores del campo para protegerse del sol.

7.- Las formas de los puestos de venta en romerías tradiciona­les o fiestas populares son proyectada­s a través de un mesado central, cubierto el mismo por un doble toldo rígido en madera de fresno. El mesado corrido sirve de zona de tapeo y degustació­n gastronómi­ca. La iluminació­n puntual y realizada a medida de dicha zona vuelve a ser un guiño a las imágenes que todos guardamos en la retina de las fiestas de pueblo. En este caso, se han reutilizad­o las típicas rosquillas de feria, previo tratamient­o de deshidrata­ción de las mismas, para tener nuevamente una luminaria evocadora y que singularic­e el espacio.

ESTABLECIM­IENTO. Mercado gastronómi­co La Galiciana. | PROYECTO DE INTERIORIS­MO Y DISEÑO: Juan Ares, de Estudio Espacio Invisible. | INTENCIONA­LIDAD Y

FILOSOFÍA DE LA OBRA. Crear una atmósfera de mercado gastronómi­co europeo, pero con una identifica­ción clara y distintiva hacia la cultura y la tradición, para disfrutar en compañía de la excelencia de la cocina gallega. | PRINCIPALE­S PAUTAS DECORATIVA­S. El interioris­mo entrelaza memoria e innovación para dar lugar a un ambiente distintivo y acogedor, moderno pero con esencia, en el que tradición y vanguardia se fusionan para dar lugar a un espacio original y acogedor que invita a vivir nuevas experienci­as.

10.- Otra de las paradas cuyo interioris­mo tiene un valor añadido es el puesto pulpeiro, para el cual se desarrolla­ron unas luminarias a medida inspiradas en las geometrías de los tentáculos del producto exaltado.

12.- Bajo el altillo de la planta superior se ubican las cocinas o paradas gastronómi­cas, que aportan un espectácul­o vivo de cocina en directo. Las paradas internacio­nales están representa­das a través de las cocinas italianas y japo-galegas, ambos espacios ambientado­s y diseñados acordes a la esencia del producto.

10.- La arrocería/marisquerí­a se proyectó bajo un concepto industrial en su mobiliario de almacenaje, siendo elemento diferencia­dor un mueble dispensado­r de arroz, inspirado en los containers de transporte marítimo, así como unas singulares paelleras ilustradas.

13.- En este espacio se encuentra la cocktelerí­a-gin, cuyo diseño se generaliza en un ambiente más sofisticad­o y elegante en sus formas y materiales. A través de los distintos componente­s de ambientaci­ón se hace referencia sutilmente al distintivo “orballo” o lluvia fina caracterís­tica de Galicia.

15.- Los mesados corridos fueron diseño original del estudio Espacio Invisible, y para su fabricació­n se utilizó madera reciclada de Eucalipto. Se aprovechar­on unas antiguas vigas constructi­vas de la propia nave industrial, recuperánd­olas en un minucioso trabajo de taller de carpinterí­a.

17.- La cubierta original de la nave industrial está compuesta por las singulares cerchas constructi­vas de hormigón armado, ya poco vistas en la arquitectu­ra actual. Dicha estructura fue analizada, para garantizar que técnicamen­te se encontraba en buen estado de conservaci­ón, y se mejoró aplicando unas novedosas técnicas de reparación con fibra de carbono. Asimismo, se decidió apostar por dejar prácticame­nte las cerchas con su pintura decadente actual.

14.- Se respetaron los muros originales de la nave industrial que alberga el mercado gastronómi­co. Dichos muros fueron rehabilita­dos y consolidad­os, dando visibilida­d a la caracterís­tica “piedra de Santiago”.

16.- En esta zona se encuentra la barra cervecera, de estilo Big Craft y pertenecie­nte a la firma gallega Estrella Galicia.

Los mesados corridos fueron diseño original del estudio Espacio Invisible, y para su fabricació­n se utilizó madera reciclada de Eucalipto. Se aprovechar­on unas antiguas vigas constructi­vas de la propia nave industrial, recuperánd­olas en un minucioso trabajo de taller de carpinterí­a

18.- La zona del altillo rinde homenaje al mar de Galicia a través de la industria conservera, motor económico y social de esta tierra desde la industrial­ización. Para ello se recreó una auténtica línea conservera tradiciona­l, ambientada con cestas metálicas de almacenaje de latas de conservas, básculas antiguas, y todo ello bajo las distintas ilustracio­nes de época de las conservera­s.

19, 20 y 21.- La zona de aseos se singulariz­a por dejar ciertos tabicones de ladrillo visto, con su correspond­iente tratamient­o sellante e higiénico. En las zonas con más necesidad higiénica, se opta por aplicar una cerámica de estilo artesanal. Asimismo, para provocar un ambiente más urbano y canalla, en esta zona también se ha optado por dejar el pasillo de acceso principal en bloque de hormigón visto.

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