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CAPACIDAD DE ADAPTACIÓN
LAS RESTRICCIONES DE LA PANDEMIA MARCAN LA EVOLUCIÓN DE LAS BEBIDAS REFRESCANTES
Las restricciones a bares, restaurantes y hoteles por la irrupción de la Covid-19 han provocado el desplome del consumo de bebidas analcohólicas en ese canal en el último año. La evolución de estos mercados, muy ligada siempre a factores como el buen clima, la movilidad y la entrada de turistas en España, se ha visto truncada y, con la pandemia aun presente, la temporada de verano se presenta incierta para un sector que espera recuperar cierta normalidad con la aceleración del ritmo de vacunación de la población y la llegada de visitantes internacionales.
Las bebidas refrescantes cuentan con una larga historia y, aunque empezaron a comercializarse con fines farmacéuticos, han ido evolucionando de acuerdo a las necesidades de la sociedad y a los gustos de los consumidores, hasta convertirse en una de las opciones más comunes para tomar: solas o en combinación con otras.
Estamos ante un mercado caracterizado por el dinamismo, la constante innovación y una gran capacidad de adaptación. Pero las circunstancias por las que está atravesando el sector Horeca, muy impactado por la crisis sanitaria de la Covid-19, está afectando de lleno a las empresas fabricantes de bebidas refrescantes.
La pandemia ha dibujado un retrato diferente del consumidor, con nuevos hábitos de consumo propiciados por la crisis sanitaria y la recesión económica; mientras que el cierre de la hostelería ha supuesto cambios importantes en los canales de compra. Con la caída del canal Horeca la categoría de refrescos ha sido una de las que el confinamiento ha aupado a los primeros puestos de la lista de la compra de los hogares españoles. Algo que tiene una explicación psicológica por el estrés y la necesidad de sobrellevar mejor la situación, lo que ha comportado en muchos casos el aumento en el hogar de las “recompensas” o caprichos: bebidas, helados, chocolate… Y aunque las ventas en el Retail han compensado en parte lo perdido en Horeca, y algunas marcas incluso han crecido, en general, ha sido un año muy duro que, de un modo u otro, ha afectado a las compañías fabricantes.
Desde Anfabra, la asociación que representa a la gran mayoría de empresas de bebidas refrescantes en España, se explica que el consumo de estos productos, que mantuvo la estabilidad en 2019, en 2020 y 2021 está sufriendo de lleno la crisis provocada por la Covid. Si bien se han mantenido las ventas en tiendas, mercados, supermercados, hipermercados y grandes superficies, el sector se ha visto fuertemente afectado por el parón del turismo y el tiempo de cierre, y posteriores restricciones a los establecimientos de hostelería y restauración, de donde proviene el porcentaje más alto de la facturación. Todo ello ha tenido como consecuencia una bajada de más del 20% para el conjunto del sector.
Retos y un marco normativo penalizador
En estos momentos, el sector se enfrenta a retos importantes tanto como consecuencia de la bajada del consumo fuera del hogar; como por la crisis económica que sigue a la sanitaria. Pero también por un marco normativo penalizador, cada vez es más restrictivo para las marcas y que pesa sobre el consumidor.
La subida del IVA a las bebidas azucaradas y edulcoradas, del tipo reducido (10%) al normal (21%), que entró en vigor el 1 de enero de 2021, es calificada desde el sector “como una medida recaudatoria que va en contra la tendencia que está siguiendo Europa de rebajar el IVA para reactivar el consumo y ayudar a remontar la crisis. Además, está demostrado que los impuestos que afectan a alimentos y bebidas no cambian hábitos, son regresivos y afectan especialmente a las clases más desfavorecidas”.
Desde Anfabra inciden en que “toda la cadena alimentaria (la industria, la distribución, la hostelería y la agricultura) se opone al aumento de la presión fiscal, tanto a productos como a envases, ya que puede ser un escollo para la recuperación post-covid”.
Para el sector fabricante de refrescantes de cara al futuro se trata de promover la recuperación a partir de un modelo económico más sos
EL MERCADO DE BEBIDAS REFRESCANTES MANTUVO LA ESTABILIDAD EN 2019, PERO EN 2020 Y 2021 VIENE SUFRIENDO DE LLENO EL IMPACTO DE LA CRISIS PROVOCADA POR LA COVID
tenible, hacer una gestión eficiente de los recursos naturales y de los procesos de la cadena productiva, promover la sostenibilidad de los envases, la reducción del plástico y la gestión de sus residuos, seguir adaptándonos al consumidor con variedad de bebidas con menos azúcar, actuar con transparencia y colaborar con las administraciones y otras organizaciones en aspectos que afectan al conjunto de la sociedad son algunos de los retos para los próximos años.
Innovación y diversificación de producto
En 2019, antes del punto de inflexión que ha supuesto la Covid, la inversión del sector superó los 350 millones de euros y produjo 200 lanzamientos, tanto nuevos productos como innovaciones sobre las existentes. Hay que tener en cuenta que los refrescos, por su variedad, llegan a todo tipo de personas. Y un mismo consumidor puede optar por distintos productos dependiendo del momento.
Actualmente las posibilidades para estas bebidas analcohólicas son casi ilimitadas, siempre y cuando se interpele de forma directa al consumidor. Esto ha llevado a las compañías a realizar grandes esfuerzos en innovación y diversificación de producto, dando lugar a un mercado cada vez más amplio y complejo. Los fabricantes apuestan por la innovación, que es lo que permite ofrecer una gran variedad de bebidas entre las que elegir, de distintos sabores, con diversidad de ingredientes y en múltiples formatos. En total, hay alrededor de 2.000 referencias en el mercado.
Sin duda, la salud y la sostenibilidad son las principales tendencias que marcan la demanda ante un consumidor cada vez más concienciado y también exigente en su relación con las marcas. Los clientes, en general, piden productos con menos azúcar y menos calorías, algo que se observa ya desde hace años y hay un nuevo consumidor, para quien el respeto al medio ambiente cada vez más influye en sus decisiones de elección. Mientras que, respecto a los gustos, los más jóvenes son más dados a probar los nuevos lanzamientos, mientras que los mayores suelen preferir los sabores más tradicionales
Frente a estos retos, las empresas responden. La guerra contra el azúcar y tendencias como el realfooding continúan marcando el paso de los fabricantes de esta categoría, con lanzamientos enfocados hacia la salud y la funcionalidad: free from (sin azúcares añadidos, etc.), introducción de ingredientes funcionales y/o naturales, etc. En esta dirección el sector lleva años trabajando en compromisos voluntarios en distintos ámbitos; además de buscando alternativas para reducir el azúcar y mantener el sabor de los productos y ofreciendo más bebidas bajas o sin calorías.
Las distintas marcas trabajan, igualmente, en seducir al consumidor desde el gusto y la experimentación, ofreciendo algo más que una bebida refrescante. De esta forma, los lanzamientos juegan con sabores, texturas, colores... en busca de ofrecer experiencias únicas y sorprendentes. Y a la par, surgen propuestas relajantes, reparadoras, revitalizantes o estimulantes.
Desde la asociación de bebidas refrescantes se incide en que siempre han apostado por compromisos voluntarios. “Fuimos pioneros en reducir azúcar, promover la información nutricional clara, no hacer publicidad a menores de 12 años, no vender productos en escuelas de educación primaria y priorizar las versiones bajas en calorías en secundaria, cines y máquinas expendedoras, entre otras cosas”, explican desde Anfabra. El compromiso con el medio ambiente y con la sociedad también ha estado siempre muy arraigado en el sector y se ha puesto de manifiesto
en la crisis derivada del coronavirus. Así, la innovación en la categoría también pasa por botellas fabricadas con rPET, formatos que favorecen la reducción de plástico -bien a través del ecodiseño, bien a través de otros materiales- o iniciativas para reducir la huella medioambiental, etc. Una dirección que ha venido para quedarse.
“Nuestro objetivo es seguir avanzando en esta dirección, con una hoja de ruta para la década 2020-2030, en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas para 2030”, explican desde la patronal de bebidas refrescantes.
Un contexto que no tiene precedentes
Lo que parece claro es que el mercado mundial de la categoría de bebidas no alcohólicas o con poca graduación seguirá creciendo a medida que el consumidor continúe buscando alternativas más saludables, especialmente acentuado desde la llegada de la crisis sanitaria. Hay que tener en cuenta que el área creció a nivel mundial un 1% en 2020, a pesar de las restricciones o cierres de bares y restaurantes, registrando una participación en el mercado del 3% del total de la categoría de bebidas con alcohol. Se espera que aumente un 31% en 2024. Y si hay un sector con capacidad de adaptación, ese es el de las bebidas refrescantes. Nacieron hace más de dos siglos, a finales del XVIII, con los primeros refrescos conocidos, y el largo camino recorrido hasta la actualidad así lo demuestra.
En 2019 el sector de refrescantes en España facturaba en su conjunto 4.400 millones de euros a la economía española, según datos de Anfabra. En nuestro país estas bebidas forman parte de los hábitos de ocio y de una cultura de las relaciones sociales en la que la hostelería juega un papel fundamental. La plena recuperación del canal Horeca será clave, tanto para mejorar las cifras del sector como para la recuperación de la economía española en su conjunto. Y si la situación en los meses pasados ha sido muy negativa; el futuro es también una incógnita pendiente aun del número de turistas de otros países que acudan a España este verano o de que se restablezca definitivamente la movilidad, lo que ayudaría a levantar las cifras.
En un contexto que no tiene precedentes, es complicado predecir cómo será el comportamiento de la categoría en los próximos meses. Aun así, desde el sector fabricante se confía en que la reapertura gradual de bares, restaurantes y hoteles contribuya a reactivar los pedidos que han estado paralizados durante meses y que la entrada del turismo internacional sea, igualmente, un estímulo definitivo sobre este mercado. Las perspectivas son conservadoras, en comparación con años anteriores, aunque se espera un comienzo de la recuperación de la restauración y del canal impulso en la segunda parte del año.
Con la vista en el futuro y en la recuperación
Pero, más allá de la inmediatez de la situación actual, las empresas ya están pensando en 2022, o incluso más adelante. Y aunque se quieren ver algunas señales de optimismo en el corto plazo, la mayoría de voces opinan que la recuperación, a niveles de 2019, no ocurrirá el año que viene, sino en 2023. Una reactivación que además será desigual, ya que hay sectores, como el del ocio nocturno, que se ha visto aun más golpeado; y a los que les llevará más tiempo recuperarse. En esta situación, las compañías confían en que tener marcas fuertes y empresas sólidas, comprometidas con la sociedad, marcará el camino a seguir para fortalecer los negocios.
En palabras de Ana Escudero, secretaria general de la Asociación de Bebidas Refrescantes: “La evolución de nuestro sector y de la economía en general va a estar condicionada por el avance de la vacunación y la contención de la pandemia. Este año 2021 será clave para sentar las bases de la recuperación del consumo, con la esperanza de que a partir de 2022 se vuelva a cifras positivas. Para ello también es fundamental que no se incremente la carga fiscal sobre las empresas y los consumidores, ya que repercutiría negativamente en la recuperación. Nuestro objetivo a largo plazo es seguir respondiendo a las demandas de los consumidores y avanzar hacia un crecimiento sostenible, ético y comprometido con las personas y el entorno”.
Sin duda, la inesperada irrupción de la Covid-19 ha trastocado a la sociedad y ha afectado a los distintos sectores empresariales; pero la industria de alimentación y bebidas en general, y la de refrescantes, en particular, han mostrado su carácter esencial y su respuesta ante un desafío sin precedentes.
Las circunstancias excepcionales que han marcado los últimos meses no han anclado al sector en el análisis retrospectivo sino en poner la vista en el futuro y en la recuperación. Las distintas compañías se han adaptado a las nuevas circunstancias, reforzando y reorientando sus programas de responsabilidad social para contribuir a paliar la situación provocada por la pandemia, velar por la seguridad de los empleados, ayudar a la sociedad, en especial los colectivos más desfavorecidos y apoyar a los puntos de venta, el comercio y, por supuesto, a la hostelería. Y de cara al futuro también serán un pilar fundamental para la activación económica y social.