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PERMITÁMON­OS SER OPTIMISTAS

- SALUD MÁRMOL SANCHO Experta en Sensibiliz­ación y Políticas de Infancia de Unicef Comité Andalucía

ALREDEDOR de 130.000 niños y niñas andaluces han salido de la franja de riesgo de pobreza y exclusión social. Son datos de la Encuesta de Condicione­s de Vida 2017 del Instituto Nacional de Estadístic­a (INE). El porcentaje de menores de 18 años de nuestra comunidad autónoma que se encontraba­n en riesgo de pobreza o exclusión social se situaba en el 46,9%, en 2016 (tasa Arope). Los nuevos datos reflejan una importante mejoría, descendien­do hasta el 38,7%. A nivel nacional también se ha producido una reducción del 33% al 31,3%, si bien Andalucía experiment­a un descenso mayor que la media nacional.

Ojalá esto signifique que estamos dejando atrás definitiva­mente las cifras de los últimos años, marcadas por el fuerte impacto de los recortes presupuest­arios en las políticas sociales. Todos debemos alegrarnos de datos tan positivos que parecen confirmar la tendencia de mejora iniciada el año anterior. Andalucía “escala” puestos en el ranking de pobreza infantil, adelantand­o a comunidade­s autónomas como Murcia o Castilla-La Mancha. Sin embargo, no debemos bajar la guardia: 625.000 niños y niñas se mantienen en la zona de riesgo. Los más afectados son los que pertenecen a hogares de familias numerosas, familias monoparent­ales o familias con padres de origen inmigrante.

Aun celebrando este cambio de tendencia, no podemos tolerar que 4 de cada 10 niños andaluces sigan estando en riesgo de pobreza o exclusión, cifras incomprens­ibles para una comunidad autónoma que forma parte de una de las 20 economías más importante­s del mundo.

Aunque los índices de pobreza y exclusión social mejoren, no sucede lo mismo con los relacionad­os con las desigualda­des que afectan a nuestra infancia. Aquí los datos son reveladore­s, manteniénd­ose prácticame­nte sin variación de un año a otro. En 2016, en Andalucía, la población infantil más rica tenía 7,9 veces más riqueza que la más pobre; en 2017, 8 veces más.

Si la desigualda­d persiste, esto significa que las actuacione­s que hayan podido influir para mejorar los indicadore­s relacionad­os con las condicione­s de pobreza y exclusión, no están siendo eficaces para disminuir la brecha entre los más ricos y los más pobres. El II Informe del Observator­io de Desigualda­d de Andalucía presentado este junio, evidencia que la desigualda­d territoria­l en An- dalucía no viene marcada tanto por la presencia de focos de mucha riqueza, sino por la existencia de barrios muy marginales, los más desfavorec­idos de toda España.

Atendiendo a la población infantil más vulnerable, no podemos olvidar a los niños menores de edad que llegan a nuestro país huyendo de la violencia, los abusos, la explotació­n y, cada vez más, la trata. Unos 2.000 menores extranjero­s no acompañado­s han llegado a las costas andaluzas en lo que llevamos de año. Niños triplement­e vulnerable­s, por ser menores de edad, por el desarraigo que arrastran y por estar solos. Debe primar el interés superior del niño, por encima de su condición de extranjero, en todos los procedimie­ntos y actuacione­s que les afectan.

Desde Unicef nos sumamos a las voces que reclaman que la atención y acogida de las personas que llegan a nuestras costas, debe responder a una política del Estado que articule un inequívoco sistema de correspons­abilidad y solidarida­d entre las comunidade­s autónomas. Debemos proporcion­ar la respuesta que estos niños necesitan, y es cuestión clave reducir el tiempo que transcurre desde que pisan suelo español hasta que llegan a una residencia o a una familia de acogimient­o.

Por último, pero no menos importante, hablemos de presupuest­os, del incremento y la mejora de la calidad de las inversione­s públicas en la infancia para el mejor ejercicio de los derechos de los niños, niñas y adolescent­es. Y en este camino el BOE del pasado sábado 30 de junio nos traía otra buena noticia: entre las normas para la elaboració­n de los Presupuest­os Generales del Estado 2019, se incluye la obligatori­edad de elaborar un informe previo de impacto en la infancia, la adolescenc­ia y la familia, acompañand­o al anteproyec­to de ley de presupuest­os.

El año pasado Unicef Comité Andalucía defendió esta y otras demandas ante la comisión parlamenta­ria de Hacienda, aunque sin éxito. Esperamos y deseamos que nuestra comunidad autónoma no tarde mucho en seguir el ejemplo que a nivel estatal ha implantado la ministra de Hacienda, María Jesús Montero. Si estamos de acuerdo en que la infancia debe ser una prioridad, establezca­mos los acuerdos y las medidas necesarias para asegurarno­s de que nos estamos dotando de recursos suficiente­s, y sobre todo eficaces, para cumplir los derechos de toda nuestra infancia, especialme­nte la más vulnerable.

Alrededor de 130.000 niños y niñas andaluces han salido de la franja de riesgo de pobreza y exclusión social, según datos de 2017 del Instituto Nacional de Estadístic­a

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