El caso Madeleine McCann sigue abierto una década después de su primer carpetazo
Diez años después de que la Justicia lusa archivase el caso de Madeleine McCann, la niña británica desaparecida en el Algarve en 2007, el misterio sigue abierto en Portugal, donde las autoridades analizan indicios que obligaron a reabrir el caso y que aún no han dado resultados. La investigación avanza con total hermetismo por parte de la Policía Judicial y la Fiscalía portuguesa, que cerró hace una década el caso por falta de pruebas pero que, de forma inesperada, lo reabrió cinco años más tarde al encontrar nuevas pistas que aún estudian.
La desaparición de Maddie, que se esfumó de la habitación en la que dormía junto a sus hermanos Amelie y Sean, apenas bebés, mientras sus padres cenaban con unos amigos a pocos metros de distancia, es una obsesión en Portugal, donde se dio carpetazo al asunto tras 14 meses de investigación que dieron la vuelta al mundo. “No se han obtenido pruebas de la práctica de delito alguno”, concluía el 21 de julio de 2008 la Fiscalía en un lacónico comunicado en el que anunciaba el archivo de la causa, envuelta en polémica después de que los investigadores lusos señalaran como sospechosos a los padres de la niña, Kate y Gerry McCann.
El Ministerio Público acabó por librarles de culpa a ellos y a un tercer sospechoso, el también británico Robert Murat, y evitó aclarar algunos aspectos que habían desatado las sospechas hacia el matrimonio McCann. Por ejemplo, los vestigios de sangre y de presencia de un cadáver en su domicilio, ropa y efectos personales, así como en el maletero del automóvil que alquilaron después de perder a su hija. La Fiscalía tampoco comentó en aquel momento los análisis de ADN realizados en el Reino Unido a esos restos, que según la Policía Judicial lusa tenían muchas posibilidades de pertenecer a la niña,