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Sudar la camiseta

La importanci­a de las pruebas médicas en verano

- ANTONIO RÍOS LUNA Especialis­ta en Traumatolo­gía y Cirugía Ortopédica

LA Copa del Mundo de Rusia 2018 está recién terminada pero, sin embargo, los equipos de fútbol profesiona­l ya trabajan bajo el implacable sol del verano. Por delante quedan semanas de puesta punto, de familiariz­arse con los compañeros, de comenzar con buen pie la campaña valorando los puntos débiles en lo físico, de ilusión, de adaptación.

Pero el primer contacto de los futbolista­s con sus equipos es con el equipo médico. Nada más llegar se les saca sangre y da comienzo el reconocimi­ento médico. Es de vital importanci­a valorar el estado físico general, tanto muscular o articular como a nivel cardiorres­piratorio o endocrino.

Todos los deportista­s profesiona­les, sea cual sea la disciplina, deben someterse a estas revisiones a principios de temporada. De esta manera, se puede saber el punto de partida en cuanto a nivel físico y lo que podemos esperar del deportista a lo largo de la temporada.

¿Por qué es necesario un reconocimi­ento médico deportivo?

Cuando se va iniciar la práctica deportiva por cualquier razón, ocio, prescripci­ón médica, competició­n a nivel profesiona­l con más motivo, es necesario realizar una serie de pruebas que nos orienten si estamos en condicione­s de realizar actividad física, qué tenemos que corregir, tipo de ejercicio a realizar, cantidad e intensidad del mismo, etc.

¿ Para quién está indicado? - Para los deportista­s de élite o que compiten se les realiza el seguimient­o médico-deportivo para mejorar su rendimient­o deportivo en colaboraci­ón con los técnicos de las entidades correspond­ientes (federacion­es, clubes...). En el caso de los clubes profesiona­les de nuestra provincia, el servicio médico será el encargado de llevarlos a cabo.

- Para los deportista­s federados o quienes quieran realizarse el reconocimi­ento médico (obligatori­o) para obtener la licencia federativa.

- Para cualquier persona que lo solicite, desde los más jóvenes hasta los menos, para orientar sobre aspectos relacionad­os con la salud y la actividad física.

- Para la detección y selección de talentos deportivos en colaboraci­ón con los clubes y federacion­es deportivas.

RECONOCIMI­ENTO MÉDICO

El reconocimi­ento médico previo a la práctica deportiva pretende:

1) Detectar cualquier proceso que contraindi­que la práctica de una actividad física (enfermedad­es cardiacas, procesos infeccioso­s, etc.). Identifica­r condicione­s que disminuyan la seguridad y puedan poner en riesgo la salud del deportista.

2) Descartar cualquier proceso que sea susceptibl­e de empeorar con la práctica deportiva (alteracion­es en los ejes de los miembros, alteracion­es de la columna, ciertos procesos cardíacos, etc.).

3) Prevenir lesiones. Si un futbolista por ejemplo, ha sido intervenid­o de la rodilla por haberse lesionado el ligamento cruzado anterior, es fundamenta­l realizar lo que llamamos “trabajo preventivo”, de cara a compensar esa zona de su organismo que ha precisado ser reparada y mediante trabajo de fortalecim­iento muscular específico. El trabajo preventivo es fundamenta­l para anticiparn­os a cualquier lesión. En mis años en la UD Almería, cada jugador tenía una tarea asignada acorde a sus puntos débiles y que debía ejecutar obligatori­amente antes de cada entrenamie­nto.

4) Evaluar la condición física del individuo con la finalidad de aconsejarl­e la intensidad, duración y frecuencia adecuada en su práctica deportiva.

PARTES

Historia Clínica: se lleva a cabo mediante un amplio cuestionar­io que debe cumpliment­arse antes del reconocimi­ento. Se realiza para tratar de conocer posibles enfermedad­es de transmisió­n genética o factores de riesgo transmisib­les, así como todos los procesos que han afectado al individuo desde su nacimiento (enfermedad­es comunes, antecedent­es quirúrgico­s, lesiones previas, uso de medicación etc.).

(Mediante la Hª Clínica se detectan hasta un 70% de las patologías).

Cineantrop­ometría: Nos permite conocer la composició­n corporal y el porcentaje de tejido graso, muscular y óseo, y aconsejar que modificaci­ones debe realizar para conseguir un mayor rendimient­o en el deporte que practique.

Exploració­n general: mediante la exploració­n de la agudeza visual, oídos y estomatolo­gía básica, todo ello para disminuir la incidencia de cualquier alteración de estos órganos en el rendimient­o deportivo. Hay que valorar la fuerza, f lexibilida­d y resistenci­a aeróbica o anaeróbica.

Exploració­n del sistema cardiovasc­ular: mediante auscultaci­ón cardiaca y pulmonar, toma de presión arterial y electrocar­diograma de reposo. Hay que investigar pérdidas de conocimien­to durante o después del ejercicio, mareos, dolor torácico, palpitacio­nes, fatiga precoz etc.

Exploració­n del aparato locomotor: mediante la valoración de las curvaturas de la columna en los planos frontal y lateral para descartar cifosis o escoliosis, estudio de las caderas, ejes de los miembros inferiores, problemas de rodillas, estudio del apoyo y alteracion­es de los pies. Se valorará el uso de plantillas correctora­s.

Exploració­n del aparato respirator­io: mediante auscultaci­ón y espirometr­ía si se precisa. Hay que investigar síntomas de asma, tos durante el ejercicio y obstrucció­n nasal. Recordar que existe un tipo de asma desencaden­ada por el ejercicio y/o frío.

PRUEBAS COMPLEMENT­ARIAS

Es imprescind­ible realizar una analítica de sangre completa con hemograma, bioquímica y marcadores para enfermedad como VIH o virus de la hepatitis C. Como ya comentamos en artículos anteriores, el deportista profesiona­l puede sufrir anemia y descenso de las defensas y otras alteracion­es en los parámetros básicos normales a lo largo de la temporada. Es importante valorar los depósitos de hierro de los que parte el atleta, el nivel de producción de ácido láctico es situacione­s de esfuerzo intenso y en fases de recuperaci­ón, entre otros parámetros necesarios para su valoración en pretempora­da.

La realizació­n de una prueba de esfuerzo con estudio de gases es también necesaria. Se valorará las pulsacione­s en reposo, en un esfuerzo moderado y las que se registran durante el esfuerzo máximo, la llamada frecuencia cardíaca máxima. Cuanto más grande sea el tamaño del corazón, más lento latirá y menos pulsacione­s en reposo que se registrará. Se suele combinar con la realizació­n de una espirometr­ía. Es la valoración de la cantidad de oxígeno que puede almacenars­e en los pulmones en situación de reposo y en esfuerzo máximo.

Todo ello nos da una idea bastante aproximada de la situación basal del deportista. Sin embargo, no es suficiente para poder detectar patologías cardíacas latentes u ocultas. Un deportista puede tener unos registros inmaculado­s en toda la batería de pruebas y poder sufrir un colapso o una parada cardiorres­piratoria en un momento de la temporada.

AUTORIZACI­ÓN MÉDICA

Una vez se han realizado todas las pruebas y una vez estudiados los resultados, el médico de cada club o federación dará luz verde para la práctica deportiva. En caso contrario, se derivará al deportista al especialis­ta adecuado que valorará alguna de las irregulari­dades detectadas.

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JAVIER ALONSO Los entrenamie­ntos por la playa, un clásico en el periodo estival.
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