París se blinda ante las protestas
Mutismo de Macron mientras se movilizan casi 90.000 policías por todo el país vecino
Francia, y especialmente París, se pertrecha ante las protestas convocadas hoy por los chalecos amarillos, un movimiento que el Gobierno considera que se está deshinchando y degenerando en violencia, instrumentalizado por grupúsculos extremistas.
Ante el mutismo del presidente, Emmanuel Macron, que con el argumento de no atizar más el fuego no hablará hasta después de esa jornada de movilización, fueron su primer ministro, Édouard Philippe, y su ministro de Interior, Chris- tophe Castaner, los encargados de comunicar ayer su estrategia.
El Gobierno prevé “una movilización excepcional” de 89.000 agentes de las fuerzas del orden - frente a los 65.000 del pasado sábado-, de los cuales 8.000 en París, donde se recurrirá a una docena de vehículos blindados de la Gendarmería especializados en desmontar barricadas.
Castaner subrayó ayer la deriva violenta en las tres últimas semanas de los “chalecos amarillos”, manipulados a su juicio por “grupúsculos extremistas”, y destacó a su vez la caída de la movilización.
Desde las 282.000 personas que la Policía contabilizó en la primera jornada de manifestaciones, el 17 de noviembre, se ha pasado a los alrededor de 10.000 actualmente, “una pequeña minoría”, en sus palabras.
El ministro insistió en los elementos que preludian un nuevo sábado con altercados que po- drían ser mas graves que hace una semana, como la posible presencia incluso de armas de fuego entre los manifestantes.
“Frente a la violencia sistemática, organizada, nuestras fuerzas responderán con firmeza”, advirtió Castaner.
Los principales monumentos y museos de la capital francesa permanecerán cerrados hoy, empezando por la torre Eiffel, el Arco de Triunfo, el Louvre o la Ópera.
La alcaldesa, Anne Hidalgo, explicó que se han retirado más de 2.000 elementos de mobiliario urbano y cientos de barreras de obras para impedir que se usen como proyectiles.
Por toda Francia se han anulado decenas de partidos de fútbol, eventos festivos e incluso otras manifestaciones que estaban programadas desde hace tiempo.
El Gobierno escenificó ayer su voluntad de diálogo con una reunión de la ministra de Trabajo, Muriel Pénicaud, con los sindicatos.