La ida salva al Madrid en Butarque
El Leganés pone contra las cuerdas a los de Solari Keylor, el salvador
Un tanto de Braithwaite premió el orgullo de un Leganés al que despidió en pie y con ovación su afición tras el primer triunfo de su historia en Butarque ante el Real Madrid, que jugó sin tensión competitiva y con la ventaja de tres goles de la ida de los octavos de final de Copa del Rey en su cabeza.
El Real Madrid pasaba a un 1-42-3-1 con libertad de movimiento para Isco a espaldas de Vinicius, el improvisado 9 ante la plaga de lesiones. Apenas conectaron. El malagueño añoró los movimientos inteligentes de Benzema y la ocasión más clara de la que dispuso la perdonó, lento en un contragolpe para decidir en posición de remate y disparando finalmente contra un defensa.
Segundos después el Madrid recibía el castigo. Se venía anunciando por el empuje del Leganés ante una defensa inexistente. Cada balón colgado desde las bandas encontraba un rematador. Inferioridad madridista en estatura y mayor distancia aún en motivación. Sabin Merino lo remataba todo, pero no encontraba puerta. Rozaba el poste en su mejor acción y Gumbau per- donaba lo imperdonable. A la media hora llegaba el contragolpe, de hasta cinco contra tres, que iniciaba Vinicius con velocidad y acababa Isco con lentitud, y el tanto local que resucitaba por momentos la eliminatoria. Otro centro lateral y otro remate. En esta ocasión de un punta que aumenta la dinamita del Leganés. Braithwaite, al segundo intento, marcaba a placer.
Era el justo premio a la voluntad, pero ya no hubo más noticias del Leganés. Apenas un disparo lejano de Bustinza que detuvo Keylor cerró el primer acto y el Ma- drid anestesió el segundo. El partido pasó a ser un trámite. La misión se convertía en imposible para un Leganés que daba por bueno su triunfo. Al Madrid le faltaba dinamita para generar peligro.
Braithwaite acarició el gol que habría encendido la eliminatoria, con dos remates en zona de peligro, y Merino desperdiciaba la última opción de alimentar el milagro a seis minutos del final perdonando su mano a mano ante Keylor. Mientras, Brahim acarició su primer tanto como madridista, tras una carrera de Vinicius y un balón picado que repelió el poste.