Llevando el impacto al mínimo
Las plantas de Cepsa en Huelva cumplen dos décadas publicando sus Declaraciones Medioambientales, que constatan la “radical” reducción del impacto de su actividad en el entorno
Declaración 2018 Las emisiones de SO2, partículas y óxido de nitrógeno están muy por debajo de los límites
MÁS de 820 millones en 20 años. Las inversiones y gastos medioambientales de Cepsa en la refinería La Rábida y la Planta Química de Palos, sus dos plantas en Huelva, han seguido creciendo en 2018 con el objetivo de ir siempre por delante de lo que marca la cada vez más restrictiva legislación medioambiental europea. Además, lo hace con un doble efecto: por un lado, sus fábricas, que han minimizado su impacto en un entorno de por sí sensible; por otro, sus propios productos, consiguiendo gasolinas y gasóleos cada vez menos contaminantes.
Las últimas Declaraciones Medioambientales de las plantas de Cepsa en Palos de la Frontera confirman el éxito de una filosofía que ha marcado el trabajo de las instalaciones en las dos últimas décadas: En 2019 se cumplen 20 años de la primera publicación de la declaración medioambiental de Cepsa Química, y el décimo aniversario de su verificación para entrar en el registro internacional de centros Ecoauditados según el Reglamento EMAS. En la Refinería (que además fue la primera en España en obtenerlo) suman ya 22 años elaborando la Declaración.
OBJETIVOS “EXIGENTES”
Se trata de “una reducción muy significativa del impacto ambiental” de Cepsa, asegura el responsable de Medio Ambiente de la Refinería La Rábida, Antonio García Sánchez, que recuerda cómo se da doble circunstancia de que “en estos años hemos reducido todos los contaminantes de forma significativa, entre un 80 y un 90 por ciento, realizando además importantes ampliaciones de producción”. En otras palabras: “Hemos conseguido ser muchísimo más grandes y a la vez reducir nuestro impacto de manera radical”. No es casualidad. En las plantas de Cepsa trabajan cada día con un planteamiento de mejora continua “que nos hace ir más allá de lo que la legislación nos exige”. Cada año, por ejemplo, la organización fija una serie de objetivos medioambientales “muy exigentes”, comenta García Sánchez. Se trata de un conjunto de retos para la mejora del comportamiento medioambiental de las fábricas que, a pesar del elevado nivel de auto exigencia, se cumplen siempre en un alto porcentaje. En 2018, según recogen los datos de las últimas Declaraciones Medioambientales, se cumplieron en torno al 98% de ellos, y eso a pesar de que han sido “muy ambiciosos y retadores”.
La consecución de estos objetivos medioambientales y de las diferentes adaptaciones de las instalaciones de las plantas necesarias para cumplir unas exigencias legales en permanente evolución, van ligados a un programa de inversiones y gastos que, desde 1997 (cuando se publicó la primera Declaración Medioambiental) suman más de 821 millones de euros, que se han destinado principalmente a proyectos de mejora de eficiencia energética, reducción de emisiones atmosféricas y tratamiento de vertidos.
Los buenos resultados de todo este trabajo y del esfuerzo inversor de Cepsa en sus plantas de Huelva lo refrendan los datos de sus Declaraciones. En el caso de las emisiones, los contaminantes de referencia (dióxido de azufre -SO2-, partículas y óxido de nitrógeno, que son aquellos que más inciden en la población), los niveles de emisión son “muy bajos, prácticamente marginales” con respecto a los restrictivos límites que impone la legislación. En concreto, las concentraciones medias anuales se situaron entre el 5 y el 23 por ciento del los límites fijados en la Autorización Ambiental Integrada de la Refinería, esto es: si la Autorización Ambiental permite 100, las emisiones fueron de entre 5 y 23. En el caso del dióxido de azufre, la Refinería alcanzó el valor más bajo de toda su serie histórica. Desde el año 2000, la reducción de las emisiones de este contaminante ha sido del 89 por ciento. Por su parte, en la planta química de Palos de la Frontera las emisiones de partículas y SO2 son tan bajas que se sitúan por debajo de los límites de detección. Del importante descenso de las emisiones de contaminantes de las plantas de Cepsa en Huelva son responsables, fundamentalmente, los combustibles utilizados, como explica Antonio García: “Necesitamos calor para procesar el producto, y ese calor lo generamos a partir de combustibles. Ellos son las fuentes principales de emisión de contaminantes”. Sin embargo, “gracias a la metodología que hemos ido implantando y a los cambios en los procesos, ahora el combustible que más usamos es el gas natural y el gas que generamos en nuestras instalaciones”, de forma que el uso de fuel oil, tradicionalmente menos ‘limpio’, “se encuentra ya a un nivel prácticamente testimonial, lo que nos ha permitido alcanzar niveles muy por debajo de exigencias normativas, sobre todo en el dióxido de azufre, de en torno al 90% por debajo del límite”.
USO RESPONSABLE DEL AGUA
En sus procesos de fabricación, Cepsa emplea las mejores técnicas disponibles para “garantizar un uso consciente y responsable del agua, y nos aseguramos que los vertidos de nuestras instalaciones cumplan con los límites establecidos en nuestras autorizaciones y que respeten el entorno natural en que desarrollamos nuestras actividades”, indica Alfonso Huerta, que es el responsable de Protección Ambiental de la planta química de Palos. Así, la reducción de contaminantes en los vertidos de las factorías ha sido también drástica. En 1995, coincidiendo con la implantación del Sistema Integrado de Gestión Medioambiental, se estableció un indicador de la concentración de contaminantes (aceites y grasas, hidrocarburos, sólidos en suspensión…) en los vertidos que sirve como referencia para evaluar su calidad. En otras palabras: para definir la calidad del vertido y su evolución se comparan los valores actuales con los que se midieron en 1995. En 2018, la concentración de contaminantes en los vertidos de la Refinería fue un 76% menor que en 1995, y un 92,8% en el caso de la planta química.
En Cepsa, “minimizar la generación de residuos es una prioridad”, asegura Huerta, “como también lo es su valorización”. Para el responsable de Medio Ambiente de la planta de Palos, “el objetivo prioritario siempre es no generar residuos, y los que generamos procuramos darle un uso posterior por parte de gestores autorizados”. Desde la chatarra al papel, pasando por la tinta de las impresoras, las radiografías o los catalizadores, “siempre buscamos a alguien que los valorice”. En 2018, la cantidad total de residuos en Refinería fue de 21.328 toneladas, de las que se valorizaron 14.430, lo que supone un 67,7 por cien respecto del total (es el mayor dato anual recogido en la serie histórica). En Cepsa
Química se gestionaron 3.325 toneladas de residuos, consiguiendo valorizar el 20,9 por ciento de ellos.
FUNDACIÓN CEPSA
Con la sostenibilidad de sus negocios en el horizonte, Cepsa también colabora con centros científicos, instituciones no gubernamentales, autoridades y comunidades locales en la implementación de proyectos de divulgación, restauración y conservación de hábitats y ecosistemas. La Laguna Primera de Palos es ejemplo del compromiso de Cepsa con la conservación y mejora de la naturaleza, así como con la educación y la sensibilización medioambiental de empleados como de la sociedad en general. La Fundación Cepsa, a través de la que la empresa canaliza iniciativas, proyectos y actividades que ayudan a las personas y al entorno actúa, entre otros ámbitos, en el medioambiental velando por la correcta conservación y cuidado del entorno e involucrando a la sociedad promoviendo iniciativas para preservar el patrimonio natural: Voluntariado ambiental, fomento de actividades deportivas en la naturaleza, anillamientos y visitas ornitológicas, o programas escolares como Marismas del Odiel a Vista de Águila, el Día Mundial de Los Humedales y el Campus de la Energía, son algunas de las actividades que cada año se llevan a cabo. La inversión en 2018 ha ascendido a más de 145.000 euros.
COMPROMISO CON LOS ODS
Dentro de su política de Responsabilidad
Corporativa, Cepsa incluye un compromiso permanente de contribuir a alcanzar las metas definidas en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que las Naciones Unidas establecieron para el año 2030. Después de realizar un completo análisis, se han identificado 6 objetivos prioritarios que “son los que guían todas nuestras actuaciones”, explica Alfonso Huerta: Energía Asequible y No Contaminante (ODS número 7), Trabajo Decente y Crecimiento Económico (8), Industria, Innovación e Infraestructura (9), Producción y Consumo Responsable (12), Acción por el Clima (13), así como Paz, Justicia e Instituciones Sólidas (16), son los referentes de Cepsa.
La Fundación Cepsa colabora en proyectos de divulgación y conservación
de espacios naturales