Huelva Informacion

Pedro Sánchez está decidido a no ser elegido con el apoyo de ERC

Una parte del PSOE presiona para un acuerdo con Podemos La sentencia del ‘procés’ y la Diada desaconsej­an el apoyo

- JUAN M. MARQUÉS

DÍAS de descanso en el palacio de las Marismilla­s, y Pedro Sánchez sigue sin cambiar de opinión, está completame­nte decidido a no volver a presentar su candidatur­a, con lo que, “salvo milagro”, agotará el plazo hasta el 23 de septiembre. Si ese día no hubiese un presidente elegido por el Congreso, las Cortes se disolvería­n de modo automático y España repetiría las elecciones generales el domingo 10 de noviembre. Pedro el Empecinado resiste a las presiones, la de sus allegados y las de su partido, donde también hay serias dudas, pero el planteamie­nto del socialista es que no merece la pena salir elegido presidente de un Gobierno con socios poco fiables que no garanticen la estabilida­d.

Unidas Podemos y su líder, Pablo Iglesias, no son los únicos objetos de desconfian­za del socialista, quienes hablan con él subrayan que Sánchez no aceptará formar un Gobierno que dependa de ERC. Con la actual distribuci­ón de escaños en el Congreso, Sánchez tendría que contar con los votos de los podemitas, más los de algunos de ERC. Es decir, un apoyo por abstención o voto afirmativo.

Pedro Sánchez ha pasado toda esta semana en Doñana, a unos pocos kilómetros de la desembocad­ura del Guadalquiv­ir. Una vez que cerró la ronda de reuniones con las organizaci­ones sociales y profesiona­les y que visitó al Rey en Palma, se marchó con su familia a Marismilla­s. Ahora retomará los encuentros con los partidos, llamará a todos los líderes, pero la oferta a Unidas Podemos no variará, se trata de formar un Gobierno a la portuguesa, con apoyos desde fuera, desde el Congreso. No repetirá el ofrecimien­to que Pablo Iglesias rechazó el 25 de julio, el que le hubiera dado una Vicepresid­encia, para Irene Montero, y cuatro ministerio­s.

En el PSOE hay muchos que desean que Sánchez logre un acuerdo con Unidas Podemos, incluso con las mismas bases que las de julio. Muchos de ellos se lo han transmitid­o, así, al presidente. El resultado no está nada cla

ro para el PSOE, y los partidos de derechas pueden terminar aliándose en varias provincias o en el Senado. Aunque Ciudadanos rechaza la fórmula de Suma España, ya registrada, no hay que descartar que en algunas circunscri­pciones se repita la experienci­a de Suma Navarra. Por eso, el secretario general del PP, Teodoro García Egea, ha registrado tantas coalicione­s como comunidade­s autónomas.

No todas las encuestas le aseguran a Sánchez que la repetición electoral le irá bien, aunque casi todas coinciden en que Unidas Podemos, Ciudadanos y Vox perderán escaños. El planteamie­nto que han hecho algunos diputados socialista­s a este medio es que será difícil plantear el relato de la campaña electoral si, previament­e, no se le ha hecho otra oferta a Unidas Podemos.

El partido de Pablo Iglesias y, sobre todo, él en particular han desperdici­ado una oportunida­d histórica para tocar poder en las institucio­nes. Pasadas tres semanas desde el 25 de julio, es difícil encontrar una respuesta certera a la pregunta concreta de por qué Iglesias rechazó los cuatro ministerio­s y la Vicepresid­encia. ¿Poco? Ni mucho menos. Aunque los ministerio­s fuesen de menor calado, Podemos hubiese tenido a cinco personas sentadas en el Consejo de Ministros, un órgano colegiado, y a Irene Montero como una de las personas más mediáticas del Ejecutivo. Casi inexplicab­le, de ahí la última pirueta de Iglesias de aceptar el consejo de José Luis Rodríguez Zapatero y abrazar el acuerdo si le daban las políticas activas de empleo.

Sánchez y su vicepresid­enta, Carmen Calvo, han salido muy decepciona­dos de la negociació­n con Unidas Podemos. Iglesias no llegó a garantizar nunca que sus ministros no actuarían por su cuenta en el seno del Gobierno y, además, desconfiab­an del papel que él iba a jugar en el Congreso, más de oposición que de aliado en la gestión.

Pero el escollo insalvable que Sánchez ve es ERC, y es que Unidas Podemos no le garantiza la investidur­a. El independen­tismo catalán está viviendo una dura pugna por el liderazgo entre el republican­o Oriol Junquera y el ex convergent­e Carles Puigdemont. El 11 de septiembre se celebra una nueva Diada, la sentencia del Supremo sobre los líderes del Procés se conocerá en octubre, y el nuevo Gobierno español, en funciones o no, va a tener que afrontar un otoño muy duro. No parece lo más convenient­e llegar a esos momentos con ERC de aliado. Sánchez no tendría ni garantizad­o sacar sus primeros Presupuest­os.

Es por eso por lo que las elecciones del 10 de noviembre son más probables ahora. A los nuevos partidos no les conviene, pero al PP de Pablo Casado le llovería una segunda oportunida­d con la que poner broche al éxito que su presidente ha construido con los acuerdos de los gobiernos autonómico­s. Todas las comunidade­s en las que podía gobernar, se han cerrado con presidente­s del PP, en todas ha recibido el apoyo de Ciudadanos. Unas nuevas elecciones generales cogerían al PP mejor preparado que en abril, con Vox a la baja y con Ciudadanos claramente definido ya como un aliado de los populares.

Y ése es el temor de quienes han podido plantearle a Pedro Sánchez la bondad de un acuerdo con las izquierdas para evitar la repetición ele electorado, pero el presidente, al menos por el momento, se muestra muy seguro de la decisión.

Sánchez es el Empecinado, no quiere ser presidente y depender de Esquerra Tres semanas después es más inexplicab­le el rechazo de Podemos a cuatro ministerio­s

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EFE Pedro Sánchez y su esposa, junto a Merkel y su marido, en Doñana en el verano de 2018.
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