DEVOCIÓN ROCIERA
● Miles de devotos acompañan a la Blanca Paloma en su camino desde el santuario hasta Almonte
Seguir el camino de la Virgen del Rocío, que es el camino de la fe que lleva a crecer en humanidad, es la invitación hecha en la misa del voto rociero por el obispo de Huelva, José Vilaplana Blasco.
El santuario del Rocío acogía en la mañana de ayer la misa del voto de acción de gracias a la Virgen, que se abrió con palabras del nuevo presidente de la Hermandad Matriz de Almonte, Santiago Padilla, quien desde el altar invitaba a todos a esta participación. La procesión litúrgica se acercó desde la casa de hermandad recorriendo el camino de f lores adornado hasta acceder al templo. Concelebraron con José Vilaplana el arzobispo castrense de España, Juan del Río; el párroco de Almonte, Francisco Martín, y el vicario parroquial, José A. Calvo, y otros numerosos sacerdotes. Asistió al acto la alcaldesa de Almonte, Rocío del Mar Castellano; el hermano mayor de la Matriz, José Manuel Medina; las camaristas de la Virgen del Rocío y autoridades civiles y militares. Intervino en el acto el coro de la Hermandad de Bormujos.
Una celebración eucarística en una jornada muy especial, en la que no solo se celebra la acción de gracias por la protección del pueblo de Almonte de las tropas francesas por la intervención de la Virgen del Rocío, sino que como destacó José Vilaplana, es un día en el que tiene lugar la procesión eucarística, en un Año Jubilar “de puertas abiertas que es signo de misericordia” pero, además, “en el año del centenario de la coronación canónica, en el que el pueblo de Almonte quiere rodear a la Madre de afecto sintiéndose cerca de Ella”. E, igualmente, “un día de júbilo en el que la Virgen del Rocío va a visitar a su pueblo.
“En este desbordamiento de flores del pueblo de Almonte que tanto la quiere”, José Vilaplana dijo que hay “muchos motivos para sentirnos unidos” e invitó a interiorizar esta explosión de júbilo de la devoción desde el Evangelio, con la lectura de la visita de la Virgen a Santa Isabel. Ese momento de proclamación de fe: “Quién soy yo para que me visite la Madre de mi Señor”.
Un sentimiento que ahora desborda al pueblo de Almonte que, como cada siete años, la Virgen del Rocío acude a su pueblo. “Ella, portadora de Cristo, nos ofrece al Redentor del mundo; que esta sea una visita que os conmueva el corazón y acoja al Señor, a su Hijo, el que da la alegría que nada ni nadie os podrá quitar; es el que permite que el corazón esté lleno de alegría”, dijo José Vilaplana.
En este momento en el que la Virgen del Rocío va a su pueblo, la pregunta es “¿cuál es el camino de Ella?”. La respuesta del obispo: “Es el camino de la fe: dichosa tú que has creído”. José Vilaplana destacó que “hoy más que nunca necesitamos dirigirnos al Señor” y alertó de que la fe no solo “corre el peligro de disolverse, sino hasta de perderse”. Por eso fijó de nuevo los ojos en la Virgen para destacar que “María nos enseña a poner a Dios en nuestra vida” y este tiempo de su visita a Almonte debe servir para que sea una ocasión para profundizar en la
Intervino en la eucaristía el coro de la Hermandad de Bormujos
Una jornada de agradecimientos por las ayudas que se reciben de la Virgen
fe, que Ella nos ofrece como estrella para caminar. E invita a hacerlo en una fe más personal, un camino de Caridad. “Ella viene para servir, para ayudar, para mirar con misericordia, por el camino del ser vicio y de la entrega, teniendo a siempre a Cristo que es camino, verdad y vida”, dijo. Una expresión de fe que ayuda “a crecer en humanidad, la caridad humaniza en la verdadera familia”. “Hagamos el camino de María hacia Cristo”, finalizó el obispo.
Tras la celebración del voto de acción de gracias se organizó la procesión eucarística para recorrer las calles de la aldea almonteña. Con su regreso al templo comenzaba esa espera para la salida de la Virgen del Rocío.