España, una débil democracia
La democracia en España se está debilitando día tras día por estar permanentemente golpeada por una clase política sin sentido de Estado, sin vocación de servicio, muy mermada intelectualmente e incapaz de gestionar los recursos de forma adecuada. Ante esta dramática situación, las formaciones políticas tratan de llegar a pactos de gobernabilidad a nivel nacional, autonómico y local cuyas líneas maestras se incumplen en los citados ámbitos para satisfacer las ansias de poder partidistas en detrimento de las decisiones expresadas por los ciudadanos al depositar su voto en las urnas. Esta manipulación del voto ciudadano está amparada por una ley electoral injusta y discriminatoria que, además, permite a un partido ceder sus votos a otra formación para que obtenga un grupo propio que los ciudadanos le negaron o que permite que aquellos políticos que no obtuvieron escaño cambien su residencia habitual para convertirse en senadores. Fruto de esta debilidad, los ediles, primero, y los diputados, después, abren sus sesiones inaugurales con un solo punto del día, que no es otro que la subida de sueldos o complementos, que es inmediatamente aprobada por unanimidad aprovechando la pasividad de los sufridos ciudadanos. A fecha de hoy el Gobierno en funciones presidido por el censor Pedro Sanchez ha sido incapaz de aprobar su ley de presupuestos, motivo por el cual ha tenido que acogerse a la aprobada durante el mandato del decente señor Rajoy,
lo que ha permitido reducir el desempleo y continuar con el crecimiento económico. Dicho censor ha gobernado con el apoyo de los independentistas vascos y catalanes, los anarquistas de Unidas Podemos y los proetarras de Bildu, que últimamente le han retirado su confianza, abocando a los sufridos ciudadanos a participar en un nuevo proceso electoral. Esa desconfianza por parte de su socio prioritario de Unidas Podemos se acrecentó por la ambiguedad en sus decisiones del okupa de la Moncloa, que primero les ofreció un Gobierno de coalición programático, después uno de cooperación donde dicho socio ocuparía cargos de Gobierno como subalternos, después otro de coalición con ministros independientes y finalmente otro de coalición donde su socio ocuparía cargos en el Gobier
no que no gestionasen partidas económicas por falta de conocimiento. Así de débil se encuentra esta gran nación gracias a estos ineptos y prepotentes políticos incapaces de dar respuesta a las necesidades acuciantes de sus ciudadanos en materias tales como el empleo, los salarios, las pensiones o la violencia de genero, y a las necesidades políticas de mantener la unidad de España sin ambiguedades ante aquellos que intentan romperla y que esperan de ese okupa llamado Pedro Sanchez que los indulte una vez conocida la sentencia del Tribunal Supremo. José Luis Bustabad
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