Las llamas echan a 9.000 personas de sus viviendas en Gran Canaria
● El fuego, que se mantiene activo, ha obligado al cierre de veinte carreteras, ha quemado ya más de 6.000 hectáreas y afecta al Parque Natural de Tamadaba
“Un tremendo infierno”. Carlota Marín, vecina de El Risco, llora desconsolada en el polideportivo de Agaete, cuyas instalaciones siguen acogiendo a las familias evacuadas debido al voraz incendio forestal de Gran Canaria. Entre ellos cunde la desolación. Temen haber perdido su pueblo y quedarse “sin nada”. Carlota cuenta sin poder reprimir las lárgimas que las llamas llegaron muy cerca de las casas rurales y de su barrio. Ella y sus vecinos han puesto a disposición “todo lo que tenemos, equipamiento, bombillas, agua de piscinas y estanques” para colaborar en la medida de lo posible en las labores de extinción. Tras la noche, ya siente los helicópteros sobrevolando la zona donde está su casa y está más tranquila porque “ya no se ven las llamaradas de anoche ni el fuego metiéndose en el pueblo”. Emocionada, agradece la colaboración de toda la isla y ha confiado en que “el viento no reavive esas llamas”.
El fuego ha afectado a más de 6.000 hectáreas, ha provocado el desalojo de 9.000 personas y se mantiene activo con los esfuerzos concentrados en evitar que llegue a los núcleos poblados. Las evacuaciones continúan y a primera hora de ayer fue desalojado el barrio de Ayacata, en el municipio de Tejeda, cuya cuenca tratan de proteger de la propagación del fuego. Veinte carreteras de la isla fueron cortadas y no está previsto que las personas desalojadas puedan volver a sus casas.
El incendio tiene un perímetro de 60 kilómetros y afecta a ocho municipios de la isla. Hoy y mañana son jornadas cruciales en la evolución del fuego, en cuya extinción trabajan casi un millar de personas y 14 aeronaves en uno de los despliegues más importantes que se han realizado en Canarias y en España en un dispositivo contraincendio. Se prevé que en las próximas horas bajen las temperaturas y aumente la humedad ambiental, después de un fin de semana de alerta por intenso calor, lo que permitiría avanzar en el control de las llamas.
Los esfuerzos se concentran sobre todo en contener el avance hacia los municipios de Agaete y La Aldea, el frente más complicado, así como hacia Tejeda, donde el fuego se mantenía ayer activo a pesar de los esfuerzos. En la zona de Agaete y La Aldea, donde se encuentra el Parque Natural de
Tamadaba, sólo se puede actuar por aire, pues es muy peligroso hacerlo por tierra, ya que hay gran riesgo de que los medios terrestres queden atrapados.
Afortunadamente, hay zonas del pinar de Tamadaba que no se han visto afectadas y “no se está haciendo mucho daño”, de manera que el fuego avanza como si fuera una quema controlada, pero todo dependerá de cómo evolucione el viento, según explicó ayer el presidente del Gobierno de Canarias, Ángel Víctor López, en una rueda de prensa junto al ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación en funciones, Luis Planas. Éste, que reconoció que estamos en “un momento crítico” en la lucha contra “este gravísimo incendio”, destacó el apoyo que el Estado está prestando a Canarias para la extinción del fuego e insistió en que la prioridad es evitar la pérdida de vidas humanas.
A las aeronaves que actualmente trabajan en la extinción se unirá en las próximas horas un avión especializado en la coordinación de medios aéreos, lo que permitirá una mayor seguridad y eficacia en el agua que se arroja sobre el fuego. También llegará a Gran Canaria un dron de última generación que permite tomar imágenes nocturnas en streaming y conocer con exactitud la situación sobre el terreno.
La voracidad del incendio ha ocasionado una catástrofe ambiental sin precedentes en la isla que, en una primera valoración, ha afectado a más de 150 especies vegetales terrestres que, además, son endémicas de este territorio insular. Entre ellas figuran unas sesenta especies vegetales terrestres que son exclusivas de Gran Canaria, como la magarza plateada de Artenara o la col de risco de Tamadaba. Juli Caujapé, director del Jardín Botánico Canario Viera y Clavijo, centro asociado al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) que depende del Cabildo de Gran Canaria, recalcó ayer que “pese a estas malas noticias hay que ser pacientes y esperar a que el banco de semillas que hay en el suelo, que es activo, regenere de forma natural”.