Buenas noticias desde Jackson Hole
Presionado por Donald Trump para que baje los tipos cuanto antes, el presidente de la Reserva Federal lanza un mensaje de confianza y anticipa intervenciones prudentes y no improvisadas
COMO cada año a finales de agosto, desde hace más de tres décadas, el Banco de la Reser va Federal de Kansas City organiza una reunión en Jackson Hole, Wyoming, donde se discuten temas de actualidad, que este año han girado en torno a los retos para la política monetaria.
La intervención más esperada era la del presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, que ha lanzado un mensaje de confianza en la economía, y en la disposición de la Reserva Federal para llevar a cabo intervenciones prudentes y no improvisadas, esto es, que den una respuesta cuando se anticipen problemas, pero que no reaccionen de manera desproporcionada. La reducción en 0,25 puntos del tipo de interés hace unas semanas hasta el 2% –el Banco Central Europeo los tiene en cero– se interpretó como algo que quizás no era necesario, y que obedecía a presiones del presidente Trump para reforzar la situación económica con vistas a las elecciones de 2020. Powell aprovecha ahora para dar explicaciones en una ponencia que vale la pena leer atentamente.
Menciona que tratan de mantener la larga expansión de la economía, once años ya, con el paro por debajo del 4%, y la inf lación que no llega al 2%. La participación en la fuerza laboral, que había caído, se recupera también, por lo que puede decirse que aumenta el empleo
y baja el paro; los salarios suben y los empresarios suplen la escasez de mano de obra formando ellos mismos al personal que necesitan, y todo ello sin aumento de precios al consumo. Los tipos de empleo peor remunerados también se han beneficiado de este aumento de salarios y un reducido desempleo. Por otra parte, hay signos de debilidad en la inversión productiva, las manufacturas, que se compensan hasta ahora con la demanda de consumo.
Hace Powell un análisis de tres épocas, desde 1950 a 1982, de fuerte crecimiento y empleo, que da paso a una fortísima inflación en los años 70 y una crisis económica. Entre 1983 y 2009 se da la llamada época de moderación, con ligeras recesiones pero, en general, la economía crece hasta la crisis de 2008. Cita a Hyman Minsky, quien consideraba casi inevitable que épocas de prosperidad llevaran a excesos financieros y asunción de riesgos excesivos, pero Powell dice que es responsabilidad de los bancos centrales evitar que esto ocurra, o al menos limitarlo. Por último, la etapa de 2010 hasta hoy se caracteriza en Estados Unidos por crecimiento sin paro y sin inf lación, y su reto es cómo sostener esta prosperidad evitando una recesión.
Dos ideas surgen de la presentación de Jerome Powell. La primera, que las condiciones sobre las que tomar decisiones han cambiado; el llamado tipo neutral de interés real –neutral respecto al crecimiento y la inf lación– y que puede considerarse como un tipo natural a la economía, baja desde un 1% en 2018 a 0,75/0,5& en la actualidad. Este tipo estaba en el entorno del 5% años atrás, y hasta hace poco se hablaba de un 3%, lo que quiere decir que la Reserva Federal, con la referencia de 0,75, tiene todavía algún margen para bajar tipos desde el 2%. Por otra parte, es destacable que la inflación ha dejado de formar parte de las preocupaciones de los bancos centrales, pues se consideraba que cuando crecía la economía y bajaba el paro subían los precios; esto ya no es así, y se entiende que un paro en el entorno del 4% es compatible con la estabilidad de precios, y aunque actualmente el paro está algo por debajo, no se observan señales de inf lación.
La segunda idea es que desde la Reserva Federal siguen los datos económicos muy de cerca, tratando de anticipar posibles problemas, así como no cesan de recalcular los efectos posibles y el retardo de sus medidas sobre las condiciones económicas. Los riesgos que advierten son los derivados de las tarifas comerciales, la desaceleración en China y Alemania, el Brexit, los problemas en Hong Kong, y la disolución del gobierno de Italia; estas menciones específicas suponen un cambio importantísimo en la manera de pensar y de operar, pues el banco central no mira ya sólo a los datos internos de la economía norteamericana, sino a factores externos. El mensaje que deja Powell es que aunque el contexto en que toman decisiones ha cambiado técnicamente, siguen con el propósito de crear un entorno financiero que mantenga las favorables condiciones que hasta ahora tiene la economía norteamericana e internacional. Todo un mensaje optimista de voluntad para hacer frente a una posible recesión.
El gran reto de la
Fed es el de mantener el largo periodo de prosperidad de EEUU