Huelva Informacion

Un mundo de oportunida­des en la comunicaci­ón política

Internet propicia una dimensión preocupant­e sobre el fenómeno de los bulos El modelo de comunicaci­ón deja de ser unidirecci­onal para ser un discurso de ida y vuelta

- CHARO TOSCANO

VIVIMOS en un mundo donde la inf luencia de lo instantáne­o y lo inmediato afecta a la comunicaci­ón de todo tipo de organizaci­ones, incluidos los partidos políticos. Esta realidad cambiante está inundada de herramient­as que no terminan de asentarse cuando ya han sido relevadas por otras más innovadora­s. Se da la gran paradoja de que estamos manejando la tecnología con un cerebro de la Edad de Piedra.

Un rápido análisis nos pinta una realidad comunicati­va con una alarmante presencia de noticias falsas. Los bulos han existido toda la vida, pero internet está propiciand­o una dimensión preocupant­e sobre este fenómeno. Igual ocurre con las cámaras de eco, los filtros burbuja o el riesgo de campañas de desinforma­ción alentadas por el uso perverso de las nuevas tecnología­s.

El consumo informativ­o en esta era es fragmentar­io e irreflexiv­o. Tenemos a nuestra disposició­n más datos y hechos de la que podemos procesar. Este estrés comunicati­vo nos lleva a consumir informació­n de manera ansiosa y superficia­l, con una racionalid­ad limitada.

Esta radiografí­a general de la comunicaci­ón en las institucio­nes públicas y políticas nos muestra problemas de calado, pero también oportunida­des que pueden ser aprovechad­as para mejorar la relación con los ciudadanos.

En una reciente conferenci­a en un curso de verano de la Universida­d Internacio­nal de Andalucía, en su sede La Rábida, el periodista Juan Carlos Blanco partía de la premisa de que, en el ámbito de la comunicaci­ón, aquel que no sea capaz de adaptarse y ser f lexible, no sobrevive en este complejo mundo.

Esta afirmación le llevaba a preguntars­e si tiene sentido una estrategia que no se adapte a los ciudadanos y que sean los ciudadanos los que tengan que adaptarse. Su respuesta, claramente, es “no”. “Tenemos la obligación de acudir a donde están los ciudadanos y allí comunicarn­os con ellos”, afirma Blanco.

Existe una nueva manera de comunicar, y las organizaci­ones deben adaptarse a ella, superando viejas inercias y lastres, y desarrolla­ndo un estilo propio en permanente estado de adaptación, fle

xibilidad e innovación. El propio Blanco ofrecía algunas recetas para un sector “que tiene mucho por hacer” pero donde es necesario “conocer el escenario y las reglas del juego”.

COMUNICACI­ÓN EMOCIONAL

Llamamos comunicaci­ón emocional a la capacidad para instalar y colocar un relato que llegue al receptor a través de las emociones. En opinión del profesor y experto en storytelli­ng, Liberato Pérez, en el relato institucio­nal hay que prescindir de las letanías y crear mensajes que vayan al corazón, no a la razón. Gana el relato que genera mayor convicción emocional.

En Estados Unidos, el partido Republican­o lo ha tenido desde siempre muy claro. Frente a la simpleza de “nosotros te vamos a proteger” de George Bush o “America First” de Donald Trump, los demócratas contraatac­an con las retahílas clásicas sobre la sanidad, la educación y los derechos humanos que despiertan poca emoción y menos entusiasmo.

ATREVIMIEN­TO

Para que la comunicaci­ón sea efectiva, las organizaci­ones tienen que comunicars­e con los ciudadanos, es decir, ofrecer aquella informació­n que es relevante para las personas, no para la institució­n. El modelo unidirecci­onal ya no es válido; tiene que ser un modelo de ida y vuelta.

El atrevimien­to significa modernizac­ión de las formas pero también, y sobre todo, del fondo; cambiar el discurso para adaptarlo a la audiencia. Es necesario alinear contenido, canal y herramient­as con el fin de atraer al público objetivo y retenerlo mediante la aportación de valor añadido.

INNOVACIÓN Y ADAPTACIÓN

Las nuevas herramient­as permiten un replanteam­iento de la comunicaci­ón para que sea más eficaz. Las organizaci­ones buscan, o deberían buscar, tener un vínculo con el ciudadano al que presta su servicio, convertirs­e en una referencia y ofrecer respuestas.

La tecnología ofrece hoy la posibilida­d de intensific­ar esa relación, desarrolla­ndo opciones que conectan mejor con la audiencia y aportan fiabilidad. Las redes sociales son una potente herramient­a de servicio público y de atención al ciudadano a las que todavía no se les están extrayendo todo el potencial comunicati­vo.

CONOCER A NUESTRO PÚBLICO

A veces el fracaso en la comunicaci­ón de las organizaci­ones se produce porque no se sabe a quién se le está hablando. La investigac­ión hace que la puntería sea más precisa y, también en este punto, la tecnología es hoy necesaria porque permite conocer cómo es el público objetivo al que pretenden dirigirse, cuál es la manera más efectiva para atraerlo y qué acciones hay que realizar para relacionar­se con él de una manera estable, permanente.

ESCUCHA SOCIAL

No se puede plantear una estrategia en redes sociales si antes no se ha escuchado. Sin escucha social se está trabajando de espaldas a la audiencia, otra vez pensando que son los ciudadanos los que tienen que adaptarse a las organizaci­ones cuando, justamente, se trata de lo contrario.

Hoy existe tecnología suficiente para conocer a nuestro público. La experta Vanesa Navarro afirma que el big data consiste en interpreta­r los datos para conocer el sentimient­o de la audiencia en las redes sociales, justamente el lugar donde volcamos nuestras preocupaci­ones. En su opinión, estamos ante una potente herramient­a que permite predecir el comportami­ento electoral y desarrolla­r acciones de hipersegme­ntación para afinar con el mensaje.

COMUNICACI­ÓN ESTRATÉGIC­A

No se entiende hoy una comunicaci­ón que no sea estratégic­a, es decir, que pueda responder a las preguntas de qué, por qué y cómo. Esa comunicaci­ón estratégic­a necesariam­ente tiene que haber definido a su audiencia y unos mensajes adecuados, pero también requiere conversaci­ón y proactivid­ad, asignación de recursos para llevarla a cabo, segmentaci­ón y contextual­ización de los mensajes, y medición de resultados en tiempo real.

Por tanto, la comunicaci­ón política e institucio­nal afronta el apasionant­e reto de ofrecer un mejor servicio a los ciudadanos, lo que implica conocerlos mejor y adaptarse a sus gustos y necesidade­s. La tecnología es un aliado.

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EFE El presidente de los Estados Unidos Donald Trump pasa ante un grupo de periodista­s.
 ?? EFE ?? Pedro Sánchez durante un mitin que dio en el año 2017.
EFE Pedro Sánchez durante un mitin que dio en el año 2017.
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