CURANDO CICATRICES
NO estrenó la temporada el Decano de la mejor manera. El empate que momentáneamente consiguió en San Fernando era oro puro vista la lesión de su referente arriba y la expulsión de Jiménez (después de cómo tuvimos nosotros el césped hace bien poco me da rubor quejarnos también de algo así), pero no pudo ser. Así que empezamos el curso como finalizó el anterior, con el ceño fruncido. Eso sí, llevando ya todo lo que llevamos en el cuerpo tampoco nos vamos a asustar por eso.
Del duelo en tierras gaditanas se pueden destacar varias cosas, pe
ro no me resisto a resaltar la, a mi juicio, desmesurada inquina de ciertos aficionados locales hacia el Recre y hacia su gente, escena traducida en agresiones, provocaciones y gestos obscenos lamentables que, como siempre, definen mucho más a quienes los realizan que a quienes los reciben. Y, por cierto, mandamos un saludo al responsable del dispositivo de seguridad del partido, que se cubrió de gloria: no evitó que varios locos locales agredieran a aficionados visitantes antes del duelo, separó al Frente Onuba de su afición de forma desmesurada pero no realizó separación alguna –de chiste– entre resto de aficionados onubenses y azulinos, sin mantener presencia policial en ese límite, lo que provocó que después los agentes tuvieran que salir corriendo, en una imagen lamentable, para intentar parar a radicales locales que se saltaban al campo como Pedro por su casa (vergonzoso), hasta acercarse a la zona visitante, creando momentos de mucha tensión. Lo dicho, un auténtico genio el que lo diseñó todo. Por cierto, a ver si en Huelva hacen lo mismo siempre con los ultras visitantes: meterlos mucho antes en el estadio para evitar tensiones fuera y sacarlos mucho antes de que terminen los
partidos para mandarlos a casa prontito. ¿O es que aquí siempre vamos a tratar a todos a cuerpo de rey mientras en otros sitios no tienen miramiento alguno con aficiones visitantes?
Dicho esto, por fin el Decano vuelve a casa el domingo. Creo que no me equivoco demasiado si digo que muchos necesitamos ver ya a los nuestros sobre el césped, como si eso significara entrar en fase final del tratamiento para cicatrizar las últimas heridas. Claro que eso será mucho más fácil con diez mil alrededor. Pero ésa es otra historia; otra bonita historia…