El yihadismo en el País Vasco, en Netflix
J.M. Morillo-León
En Netflix está La víctima número 8, coproducción de las televisiones autonómicas madrileña y vasca en colaboración con Mediapro, donde un atentado yihadista en el casco viejo de Bilbao y la cacería de su autor es el hilo conductor de una alambicada trama en la que participan guionistas de La Casa de Papel y Vis a vis. Éxito de intriga y suspense, llena de giros inesperados, sobre todo en el último capítulo de los ocho de esta primera temporada escritos por Esther Morales, Abraham Sastre, David Bermejo, Sara Antuña y Marc Cistaré. Porque queda tan cerrada y abierta a la vez la trama, que invita a una segunda parte del productor Marc Cistaré.
Los jóvenes protagonistas, César Mateo y María de Nati (Omar y Edurne) interpretan con fuerza, desde el inicio y final, a una pareja de enamorados de diferentes etnias. Pero será la actriz melillense Farah Amed (Adila Salama) la que represente el papel más humano, con una credibilidad y bondad que hacen temblar las ideas preconcebidas. Iñaki Ardanaz (Gaizka Azkárate) saca diferentes registros a su personaje, pusilánime, cruel... bordándolos todos. El periodista Juan Echevarría, representado por Marcial Álvarez ( El Comisario), va recreando a un tipo que nace miserable y se va transformando en los diferentes capítulos en alguien entrañable y necesario para la articulación de la trama. Itziar Aizpuru a sus casi 80 años, da vida a María, una vasca de casta y carácter, bondadosa y fuerte, también entrañable. Los actores Itziar Lazkano –una puñetera Concha en la ficción– y Asier Hormaza de la serie autonómica de humor crítico vasco Vaya Semanita, con diferente peso, participan en la serie en papeles dramáticos. A lo mejor es por eso que en todos los capítulos, como para relajar la tensión, aparecen un par de minutos cómicos, que el espectador identificará enseguida.
Lisi Linder, (Agneska, aquella femme fatale rusa en Mar de Plástico), algo cambiada, más madura, más actriz, consigue un ansiado papel de andaluza -la actriz de El Puerto de Santa María representa a una gaditana y veranean en la serie en El Puerto-. Es curioso que en su papel como Almudena Ortiz, casada en la serie con Gorka Azkárate, está encarnado por su pareja, Iñaki Font.
Quizás haya que olvidar situaciones como previsibles, o el alargamiento innecesario de escenas. Ello no empece para valorar positivamente el ritmo marcado, lo creíble de los personajes, algunos especialmente y tratar un asunto de interés y actualidad como el del terrorismo yihadista, en una ciudad castigada por otra clase de terror propio. No es que los vascos se hayan acostumbrado al terror, cuando una situación como ésta golpea en la ficción con el marchamo yihadista. Parece existir un repunte con esta temática del dolor procedente del mundo árabe, como el rodaje de Movistar La Unidad que veremos al año próximo