Arranca en Argentina una atípica campaña electoral con la economía al rojo vivo
Argentina abrió ayer la campaña para las elecciones del 27 de octubre, con el peronista Alberto Fernández como favorito, después de que en las primarias de agosto aventajara por 16 puntos al presidente, Mauricio Macri, lo que generó un caos financiero que agravó la crisis que vive el país desde 2018.
Seis son los candidatos a ocupar la Casa Rosada desde el 10 de diciembre, cuando tomará posesión el vencedor de los comicios, pero la extrema polarización en Argentina ubica a Fernández, que lleva a la ex mandataria Cristina Fernández (2007-2015) como vicepresidenta, y a Macri en el centro del tablero de juego.
Aunque hace meses que se respira la carrera electoral, el punto de inflexión llegó el 11 de agosto con las Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias, conocidas como PASO, que, si bien eran percibidas como un simple sondeo, sus resultados impactaron no sólo en el ámbito político, sino también en los pilares de la ya maltrecha economía nacional.
La fuerte derrota de Macri, que en reiteradas ocasiones se ha definido como la opción favorita de los mercados, supuso para el oficialismo un inesperado jarro de agua fría. Y los analistas, que no habían presagiado la hecatombe, asumieron que el macrismo tiene escasas opciones de remontar ese resultado, en especial teniendo en cuenta el recrudecimiento de la crisis.
El día después de las PASO, la bolsa se desplomó casi el 38% y el dólar empezó a trepar de forma descontrolada. Ése fue sólo el primero de los innumerables sobresaltos bursátiles y cambiarios que durante tres semanas mantuvieron en vilo a la clase política y empresarial. Pero también a la sociedad, que mira con incertidumbre el presente y el futuro a corto plazo de un país que arrastra con resignación crisis tras crisis.